𝘛 𝘙 𝘌 𝘐 𝘕 𝘛 𝘈 𝘠 𝘊 𝘐 𝘕 𝘊 𝘖

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𝘞𝘦 𝘸𝘪𝘭𝘭 𝘣𝘦 𝘣𝘢𝘤𝘬
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—¿No les deje en claro que no quería otra protectora?— Digo con rudeza y cansancio al ver que el consejo seguía insistiendo

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—¿No les deje en claro que no quería otra protectora?— Digo con rudeza y cansancio al ver que el consejo seguía insistiendo.

—Pero, Reina Vise-.

—No.— Le corto.— Se los vuelvo a repetir una vez más. No necesito una protectora y NO quiero una.— estos se miran entre ellos para finalmente asentir.

—Lo que usted diga su majestad.

—El aquelarre le envía esto.— Dice Alyssa, una de las señoras del consejo.

Miro el pergamino unos segundo para después tomarlo.

—Perfecto. Estamos en contacto.— Suelto con firmeza mientras me despido con un asentimiento y salgo del salón.

Camino un par de minutos hasta llegar a mi habitación a la cuál no dudo en entrar para leer dicho pergamino.

Reina Visenya le comunicamos a través de este medio que logramos capturar al culpable de la muerte de Soraya tal y cómo lo usted lo pidió. La esperamos en Dragonsblood cuándo quiera.

Atentamente el aquelarre

Una pequeña sonrisa de alegría se forma en mí al leer el pergamino.

Miro el arco y las flechas pensando en cómo podría clavarle una en el medio de la frente.

Al girarme me encuentro con mi figura reflectada en el espejo que se encontraba en una esquina de mi habitación.

Automáticamente miro la corona que posaba en mí cabeza y un sentimiento de poder se posa sobre mí.

Decido no quitarme la corona y salir así.

—Feliz cumpleaños Reina Visenya.— Dijo una doncella al instante que sali de mi habitación a la cuál le dedique una sonrisa cómo respuesta.

Luego de caminar un rato escucho la voz de Rhaenyra detrás de mí.

—Aemma.— Dice esta logrando que automáticamente me de la vuelta.

—Rhaenyra, ¿sucede algo?— Pregunto con una confusa sonrisa al ver que esta se encontraba un poco agitada.

—Vamos a volver a Dragonstone.— Dice esta logrando que mi sonrisa se borre por completo.

—¿Qué?— Pregunto con una mueca de confusión en mi rostro.

—Nos necesitan ahí por unos asuntos sin resolver. Pero vamos a volver.— Afirma esta al ver mi rostro.

—¿Cuándo?

—No lo sé, por eso necesito que te encargues de papá por mí.

—Lucerys y Jacaerys están terminando de empacar. Todo surgió muy rápido, lamento hacer esto en tú día.

Mi mente viaja hacía Lucerys, ¿cómo iba a protegerlo ahora?

—No te preocupes.— Digo tratando de darle una sonrisa comprensiva.

—Prométeme que me mantendrás al tanto de absolutamente todo en este tiempo que estaré ausente.— Dice esta con un tono de preocupación.

—Lo prometo.— Respondo con firmeza.

—Princesa Rhaenyra, el príncipe Daemon dice que deben irse. La están esperando abajo junto a sus hijos.— Dice una doncella logrando que Rhaenyra tome mi mano y bajemos juntas.

—Debemos irnos Rhaenyra.— Dice Daemon para luego mirar hacía mi dirección y asentir en forma de despedida.

—Despídanse de su tía.— Les ordena Rhaenyra logrando que mis sobrinos levanten la mirada del suelo notando por fin mi presencia.

—Aemma.— Dice Jace acercándose a mí para luego envolverme en un fuerte abrazo.

—Jacaerys.— Suelto mientras escondo mi cabeza en su cuello.

—Madre dice que volveremos, per-.

—Van a volver.— Afirmo con brusquedad.

Este besa mi cabeza y se separa de mí para tomar mi cara entre sus manos y dejar un beso en la comisura de mis labios logrando que cierre mis ojos ante su cálido tacto.

Lo miro por última vez antes de ir hacía Lucerys.

Este no dice nada así que me acerco a él y lo envuelvo entre mis brazos para dejar unos repetitivos besos en su cabeza.

El miedo vulve a instalarse en mí al recordar que no voy a poder protegerlo.

Sus manos envuelven mi cintura cómo si no quisiera dejarme.

La fuerte aclaración de garganta de Daemon se escucha logrando que a duras penas el menor se separe de mí.

Las miradas son más que suficientes ya que este deja un beso sobre mi mejilla para después girarse hacía su madre.

Daemon me mira por última vez al igual que Jace, pero el único que no lo hace en Lucerys dejando una extraña sensación en mi pecho.

—El va a estar bien, lo prometo. Nada malo va a pasarle ni a él ni a Jace.— Dice Rhaenyra dejando un casto beso en mi frente para luego sin decir más marcharse al igual que su esposo e hijos.

Me quedo mirando cómo las puertas del castillo se cierran mientras siento una fría mano posarse en mi hombro.

—Supongo que volviste a quedarte sola. Cómo siempre.— Dice la fría y ruda voz a Aemond en mi oído.

—Aemond, déjala.— Dice la voz de Aegon apareciendo a mí lado.

—Sólo digo la verdad.— Dice este separándose de mí.

Bajo la mirada hacía el anillo que se posaba en mí dedo y sin más me lo quito.

—Creó que deberías dárselo a la madre de tus hijos. Siento que ella lo desea más que yo.— Digo mientras estampo el anillo contra su pecho logrando que este apenas pueda agarrarlo.

Lo miro con una firme sonrisa antes de salir caminando del lugar.

La platinada por otro lado pensaba en el fuerte presentimiento que sentía.

Ese presentimiento de que todo se va a ir por la borda en cuestión de segundos.

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Perdón 😿😿
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𝗪𝗜𝗖𝗞𝗘𝗗 𝗚𝗔𝗠𝗘 | 𝘩𝘰𝘶𝘴𝘦 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰𝘯 ᵀᴱᴿᴹᴵᴺᴬᴰᴬDonde viven las historias. Descúbrelo ahora