𝗪𝗜𝗖𝗞𝗘𝗗 𝗚𝗔𝗠𝗘 | 𝘩𝘰𝘶𝘴𝘦 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰𝘯 ᵀᴱᴿᴹᴵᴺᴬᴰᴬ

𝘛 𝘙 𝘌 𝘐 𝘕 𝘛 𝘈 𝘠 𝘚 𝘌 𝘐 𝘚

𝘳𝘦𝘷𝘦𝘯𝘨𝘦 𝘥𝘳𝘦𝘴𝘴
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Un par de días habían pasado desde que Rhaenyra y mis sobrinos se habían marchado.

Me levanto de mi cama a duras penas y observo el hematoma que se encuentra en mi mejilla.

Mi madre al enterarse de que me quite el anillo y prácticamente se lo tire en la cara a Aemond no le gusto en lo absoluto y me lo hizo notar con un fuerte golpe en el lado izquierdo de mi cara.

Un jadeo sale de mi boca al tocar la zona así que dedico rebuscar entre mis posiciones una que cure el dolor.

Al encontrarla no dudo en colocar unas gotas en mi cara sintiendo cómo el dolor va disminuyendo poco a poco.

Luego de unos pocos minutos termino de vestirme y peinarme para poder salir de mi habitación, pero al querer abrir la puerta está no se abre.

Me fijo si yo la cerre por dentro pero no. Había algo del otro lado impidiéndome salir.

Empiezo a golpear fuertemente la puerta pero nada da resultado.

—¡Déjenme salir!— Grito repetidas veces sintiendo cómo mi garganta empieza a doler.

Corro hacía el gran ventanal que se encontraba en mi habitación para ver si había gente afuera pero no había nadie a excepción de los guardias.

Una extraña sensación comienza a subir por mi pecho. Siempre hay gente rondando por las afueras del castillo, pero esta vez no había nadie.

Me acerco a la puerta nuevamente y comienzo a golpearla otra vez.

—¡Abran la maldita puerta!, ¡no olviden a quién tienen encerrada aquí adentro!— Me tenso al oír la voz de mi madre acercarse.

—¿Qué ha pasado?, ¿por qué tanto alboroto?— Pregunta Alicent con su voz un tanto quebrada.

Estuvo llorando.

—La reina Aemma se ha despertado.— Dice una doncella de forma apresurada.

—Visenya, princesa Visenya.— Aprieto mis puños al escucharla.

—Córranse, voy a entrar.— Me alejo de la puerta al escuchar unos ruidos raros seguidos por los pasos de mi madre entrando por la habitación.

—¿Por qué no me dejan salir?— Exclamo tratando de ocultar mi miedo.

Veo cómo esta cierra la puerta y por fin se gira a mirarme.

Sus ojos están rojos.

—Tu padre ha muerto Visenya.— Una risa de nerviosismo sale de mi boca al escucharla.

Eso era imposible. Mi padre no podía estar muerto.

—Hable con el ayer, el no puede estar muerto. Que tonterías dices.— Suelto sintiendo como mi garganta comienza a cerrarse y las lágrimas amenazan con salir.

—Tú sabías que eso iba a suceder, y sucedió está madrugada.

—Quiero verlo.— Digo mientras trato de dirigirme hasta la puerta de mi habitación pero siento los brazos de mi madre empujarme hacía atrás.

—¿Para que vayas corriendo con Rhaenyra?— Escupe esta con brusquedad.

—¿Mi hermana no sabe?— Puedo deducir por su mueca que no le gusto en lo absoluto que dijera "hermana".

—Arreglate y ponte esa estúpida corona en la cebeza. La coronación de tu hermano será pronto.— Mi pecho se oprime al escuchar lo último.

—¿Qué?— Escupo con brusquedad y confusión llevándome una mano al pecho.

—Lo que escuchaste. Tú padre antes de morir me dijo que quería que Aegon fuera rey.— Una cínica sonrisa se posa en mi cara al oírla.

—Tú y yo sabemos que padre jamás cambiaría a su sucesora por un maldito alcohólico. Maldita mentirosa.— Suelto mientras con una mano la empujó hacía atrás.

—¡Cállate!— Exclama esta acercándose a mí para colocar una mano en mi nuca y otra en mí mentón.

—Mírate Visenya.— Dice esta mientras me planta frente a un espejo.

—No eres nadie. Sólo eres una maldita adolescente con una corona que no se merece que necesita que alguien la ponga en su lugar.— Llevo mis manos a su fuerte agarre tratando de zafarme pero no puedo.

—¿Qué ha pasado contigo?— Suelto con dolor sintiendo cómo un par de lágrimas abandonar mis ojos.

¿Qué haré ahora?, estoy sola.

Mi padre se ha ido al igual que Soraya. Rhaenyra, su esposo e hijos están en Drangostone. Y mi familia me odia.

—Ahora vas a arreglarte para la coronación de tú hermano.— Dice está soltandóme con brusquedad para ir hacía la puerta y volver a trancarla por la parte de afuera.

Unas marcas rojas quedaron marcadas en mí mentón debido a la presión.

Limpio mis lágrimas y camino a paso firme hasta el placar dónde guardaba todos mis vestidos.

Al abrirlo paso mi mano por cada una de ellos pero esta se detiene en un perfecto vestido color rojo con detalles en color negro.

Si iría a la coronación de mi hermano dejaría muy en claro a que bandó pertenezco.

La platinada penso en rendirse por un momento pero recordo las sabías palabras de su padre "Nunca dejes que alguien se posicione por delante de ti, recuerda quién eres y de dónde vienes".

Sólo eso hizo falta para que la joven reina reaccionara y se pusiera a idear un plan para volar hacía Dragonstone sin que su familia se interpusiera.

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Mejor váyanse preparando jeje
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