𝗦𝗜𝗡 𝗖𝗢𝗥𝗥𝗘𝗚𝗜𝗥
Dónde Aemma Visenya Targaryen se ve metida en un lío al comenzar a sentir una fuerte atracción hacía tres hombres los cuáles pueden traerle más problemas de lo que ya tiene...
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La fuerte lluvia logro despertarme en cuestión de segundos.
La molestia seguía en mi pecho, gracias a eso no pude ir a cenar ayer en la noche. Mi cabeza no había parado de pensar ni un solo segundo.
Supongo que debe ser media mañana ya que oigo gente por los pasillos así que decido levantarme.
Al levantarme de la cama un fuerte frió envuelve mi cuerpo así que no tardo en vestirme y calzarme.
Salgo de mi habitación pero no sin antes lavarme la cara para despabilarme un poco.
Me había perdido el desayuno por lo visto así que decido ir a visitar a Luke.
A los pocos minutos llego a la habitación de Lucerys y no dudo en dar unos pocos golpecitos a la puerta.
—¡Adelante!— Dice su suave voz del otro lado así que no tardo en tomar el pomo de la puerta y entrar.
—Aemma.— Dice este sorprendido y confuso al verme.
—Luke.— Digo de la misma forma cerrando la puerta detrás de mí para después acercarme a él.
El al verme acercarme no duda en hacer lo mismo para después poner sus manos en mi cintura y abrazarme, acción que no dudo en corresponder para después dejar unos besos en la cabeza del menor.
—Jacaerys me conto lo que te enteraste.— Dice este separándose de mí.
—Oh, lo supuse.— Digo media obvia.
—No hace falta que hablemos de eso.— Dice este.
—No, esta bien.— Le digo mientras me dirijo a uno de los sillones que tenía Lucerys para luego tomar asiento, este imita mi acción sentándose enfrente.
—¿Cómo te enteraste?— Pregunta este.
Respiro hondo antes de responder.— Fui a visitar a Helaena y ella estaba actuando muy extraño, su actitud era brusca. Hasta que su actitud me agobio un poco y decidí irme pero no sin antes decir "debo ir a ver a nuestro padre", y en el momento que digo "padre" Jaehaerys y Jaehaera sueltan un sonoro "Aemond" terminándome confirmar mis sospechas.— Digo sintiendo cómo la presión en mi pecho aumenta.
—¿Sospechas?— Dice este luciendo confundido.
—Antes de esté suceso Helaena y Aemond habían tenido unos extraños comportamientos el uno con el otro. Cómo por ejemplo cuándo Jace saco a bailar a Helaena Aemond no le quito la mirada de encima en ningún momento. Tú, tú viste cómo Helaena interfirió cuándo Aemond rodeaba mi cintura.— Vuelvo a respirar hondo antes de seguir hablando.— Hace unas pocas semanas también fui a la habitación de Helaena con la intención de hablar con ella pero mi madre estaba en su habitación gritándole a ella y una persona más que en ese momento no lo logré descifrar, mi madre gritaba cosas cómo "¿que va a suceder si alguien se entera?", "¿qué va a suceder si alguien se entera?", en ese momento no sabía que pensar y no tenía muchas pruebas, pero ahora las tengo y mis sospechas fueron confirmadas. Los hijos de Helaena son de mi esposo, Aemond.— Finalizo tratando de esconder toda mueca de dolor que se quiera apodar de mi cara.
Lucerys solo se dedica a mirar el piso luciendo mínimamente impactado.
—Debo ser sincero que me sorprende, pero luego me acuerdo que estamos hablando de Aemond y no me sorprende.— Dice este pasando su lengua por sus dientes. Acto que no dudo en analizar.
Cuándo estaba apunto de hablar unos fuertes y desesperados golpes me interrumpieron.
Lucerys me mira confundido antes de acercarse a la puerta de su habitación, me paro y me acerco detrás de él.
Al abrir la puerta nos deja ver a una doncella llena de sangre luciendo completamente anonadada.
—Reina Visenya.— Dice este cómo puede.—Es Soraya.— Y ese momento me tenso por completo.
—¿Qué sucedió? ¿dónde está?, ¿dónde está ella?— Pregunto saliendo de la habitación.
—En s-su cuarto.— Dice la doncella mirando al suelo con algo de miedo.
No dudo en correr hasta su había con todas mis fuerzas sintiendo cómo el miedo y el dolor se adueñan de mi cuerpo.
Abro la puerta de la habitación de Soraya encontrándome con la imagen de mi protectora tirada en el suelo con sangre en su estómago y con múltiples hematomas en su rostro y brazos.
Mis rodillas me fallan al instante y caigo al suelo sintiendo cómo mis ojos se llenan de lágrimas el cuál no tardan en salir.
—Mi reina.— Dice ella en un tono casi desvanecido.
—Soraya, ¿qué sucedió?, ¿quién te hizo esto?— Pregunto tomando su cara entre mis manos.
—Dije que te iba a proteger y eso hice.— Dice esta con una pequeña sonrisa mientras lágrimas caen de su rostro.
—Soraya, no, quédate conmigo.— Digo al ver cómo sus párpados comienzan a cerrarse.—No puedo hacerlo sin ti, no puedo.
—Cla-claro que puedes, e-eres la reina Vi-Visenya después de t-todo. Pero el resto del tra-trabajo deberás hacer-hacerlo tú, el-ellos vendrán por ti.— Casi logro escucharla.
—Cui-cuídate Vi-Visenya, por favor.— Dice esta con su último aliento.
—Soraya, Soraya, no.— Digo al ver que sus ojos se cierran de apoco y sus suaves latidos comienzan a disminuir cada vez más hasta el punto de no escucharse.
Un claro y fuerte grito abandona mi garganta.
Lágrimas seguían cayendo del rostro de Soraya, aquella tenía sus puños rojos dándome a entender que había combatido con alguien, y ese momento en dónde veo una flecha.
—¿Quién fue él que te hizo esto Soraya?, ¿cuál de ellos fue?— Pregunto aún así sabiendo que ella no iba a responderme.
La atacaron, los cazadores la atacaron, pero casi no puedo ni pensar en eso ya que la frase de Soraya comienza a tomar lugar en mi mente.
De ahora en más, no me mires cómo tu segunda mano, mírame cómo alguien al cuál puedes mandar a buscar a cualquier hora del día, míreme cómo un lugar seguro, cómo tú protectora.
Mi cabeza cae sobre su pecho sintiendo cómo la culpabilidad se apodera de mí.
No tuvimos muchos momentos juntas pero ella siempre estuvo ahí para mí, siempre.
La platinada limpió las lágrimas del rostro de su difunta protectora con un nudo en la garganta que comenzaba a doler.
Ella iba a vengar la muerte de su protectora, iba a buscar al cazador que la ataco y lo haría pagar de la peor forma.
