𝘊 𝘜 𝘈 𝘙 𝘌 𝘕 𝘛 𝘈 𝘠 𝘜 𝘕 𝘖

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𝘞𝘩𝘢𝘵 𝘩𝘢𝘷𝘦 𝘺𝘰𝘶 𝘥𝘰𝘯𝘦?
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—¿¡QUÉ HAS HECHO!?— Exclamo mientras siento cómo los brazos de Sir Criston tratan de frenarme pero rápidamente lo quito de un empujón

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—¿¡QUÉ HAS HECHO!?— Exclamo mientras siento cómo los brazos de Sir Criston tratan de frenarme pero rápidamente lo quito de un empujón.

Veo cómo Aegon, Alicent y Helaena me miran con los ojos abiertos mientras se levantan de su asiento.

Había volado desde Dragonstone hasta aquí en medio de la tormenta.

Lágrimas caen de mi rostro al ver cómo Aemond también se levanta y por fin me mira.

—¿Qué has hecho?— Digo sintiendo cómo mi voz se rompe a medida que cada segundo pasa.

—Atrápenla.— Dice mi madre a los guardias que se encontraban en las puertas del comedor.

Rápidamente me giro hacía ellos sintiendo mis ojos arder.

Un jadeo de dolor sale de la boca de los guardias después de mirarme por un par de segundos.

Dejo de mirarlos y me giro para observar a mi fami-, a los antes nombrados.

—Lo maté.— Dice este con una simpleza fingida mientras se acerca a paso lento hasta mí.

Un fuerte pinchazo se vuelve a posar en mi pecho al escucharlo.

—¿Qué?— Dice la voz de Alicent detrás de nosotros.— ¿A quién?— Dice esta ahora luciendo preocupada.

—Lucerys.— Vuelve a decir pero está vez con un tono de voz que no logro descifrar.

De reojo veo cómo mi madre se lleva una mano a la boca callando su grito de horror.

—Por esto.— Dice ahora Aemond mientras retira su parche revelando su ojo zafiro.

—¿Sabes que voy a matarte?, ¿verdad?— Digo mientras saco la daga que se encontraba atada contra mi muslo bajo mi vestido.

—Lo sé.— Dice esté mientras se arrodilla ante mí dejándome totalmente confundida.— Lo lamento, Visenya.— Suelta por última vez antes de arrebatarme mi daga y clavarla en mi estómago con fuerza.

Ninguna palabra sale de mi boca sólo puedo sentir la fuerte punzada en mi estómago y mis ojos ardiendo.

Retrocedo al ver cómo este se acerca a mí pero es empujado fuertemente por Aegon.

—¿Qué has hecho?— Dice el rey con un nudo en la garganta para después acercarse a mí.

—Visenya, ¿estás bien?— Dice esté para plantarse delante de mí.

Rápidamente una sonrisa se posa en mi boca para después quitarme la daga de mi estómago y sin previó aviso caminar hasta Aemond que se encontraba de espaldas y clavársela en la espalda.

Un fuerte grito de dolor abandona su boca al sentir la daga perforándolo.

Pero peor son los gritos de Alicent y Helaena. Yo les avisé que iba hacerlo, no sé porque gritan tanto.

Saco la daga al ver que se da la vuelta rápida hacía mi dirección.

—No se acerquen.— Dice Aemond cómo puedo al ver cómo su madre y la madre de sus hijos quieren acercarse.

—Tú hiciste que esto termine así.— Digo mientras lágrimas caen por mi rostro inevitablemente.

Veo cómo un par de lágrimas adornan su mejillas al ver cómo mi mano automáticamente lleva la daga exactamente a su corazón.

—Lo sé.

—Tú me obligaste.— Digo mientras observo cómo este cae al suelo inmediatamente. Mi tono firme de voz no dura tanto al oírlo decir sus últimas palabras.

—Siempre supe que fue él, por eso lo maté.— Su mano prácticamente se arrastra hasta la mía logrando que mi instinto clave la daga aún más en su corazón.—No he terminado contigo.— Dice dando un último suspiro para después simplemente morir con lágrimas cayendo por su mejilla.

—¡¿QUÉ HAS HECHO?!— Dice mi madre mientras se acerca al cuerpo de su hijo con lágrimas en sus ojos.

—Así se siente Rhaenyra.— Digo sacando la daga de Aemond sin piedad para luego levantarme del suelo y llevar una mano a mí estómago.

Veo cómo Helaena quiere acercarse pero rápidamente hago que mis ojos la hagan soltar un jadeo se dolor logrando que ae quede en su lugar.

—No se vuelvan a meter en mi camino.— Digo para salir del comedor.

—Visenya.— Dice su rota voz detrás de mí.—No me dejes aquí.— Dice Aegon mientras lo siento aferrarse a mí cuerpo.—Renunció a esto. No lo quiero.— Escupe con dolor sin separarse de mí haciendo referencia a la corona que llevaba en su cabeza.— Llévame contigo.

—Aegon...— Digo mientras me separo de él para tomar su rostro entre mis manos.

—Por favor.— Dice mientras lágrimas caen de sus ojos.

—Van a matarte.— Digo con un nudo en mi garganta.—Lo van hacer.

—No lo harán si tú les ordenas que no. Por favor.— Dice este mientras pega su frente con la mía.—Sé que no soy el mejor hermano, pero no me dejes aquí.

—¡AEGON VUELVE AQUÍ!— Grita fuertemente la voz de mi madre detrás nuestro.

—Vámonos de aquí.— Digo con una destruida sonrisa para tomarlo de la mano y prácticamente correr hasta Darién.

—¡ATRÁPENLA, QUIERE SECUESTRAR AL REY!

—Carajo.— Dice este subiendo por las escaleras de Darién hasta posarse detrás de mí.

—¡REY AEGON, VUELVA  AQUÍ!— Dice Sir Criston luciendo totalmente irreconocible por su bruto tono de voz.

—Cuándo quieras.— Dice Aegon, y esa es mi señal para indicarle a Darién que comience con su viaje.

—Irán a Dragonstone. Hay que avisarles.— Dice Aegon haciendo referencia al ejército de guardias.

—Lo haremos.— Afirmo mientras siento lágrimas caer por mi rostro.

La platinada lloraba por todo lo que había sucedido en estas últimas horas.

Sus manos llenas de sangre manchaban su cara cada vez que sus lágrimas limpiaba.

Había matado al hombre que alguna vez amo y no sentía culpa por ello. No la sentía porque él había matado al chico que amaba.

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𝗪𝗜𝗖𝗞𝗘𝗗 𝗚𝗔𝗠𝗘 | 𝘩𝘰𝘶𝘴𝘦 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰𝘯 ᵀᴱᴿᴹᴵᴺᴬᴰᴬDonde viven las historias. Descúbrelo ahora