𝗦𝗜𝗡 𝗖𝗢𝗥𝗥𝗘𝗚𝗜𝗥
Dónde Aemma Visenya Targaryen se ve metida en un lío al comenzar a sentir una fuerte atracción hacía tres hombres los cuáles pueden traerle más problemas de lo que ya tiene...
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—¿Visenya, que haces aquí?— Dice Rhaenyra al verme entrar después de Rhaenys.
Yo la miro y me acerco lentamente para darle un corto abrazo y saludar a Daemon con un asentimiento.
—Viserys está muerto.— Suelta Rhaenys logrando que la mueca de duda de Rhaenyra pase a una neutra.—Lo lamentó tanto.
Rhaenyra suelta jadeo de dolor para después llevarse una mano a su panza dónde se encontraba su próximo bebé.
—Pero hay más.— Digo con un nudo en la garganta logrando que la atención se pose sobre mí.—Mi hermano ha sido coronado cómo el sucesor de Viserys.
Otro jadeo de dolor sale de la boca de Visenya sólo que esta vez con un poco más de intensidad.
—A Viserys lo mataron.— Escupe Daemon con rudeza.
—¿Alicent les exigió que respondieran ante Aegon?— Rhaenys responde con un claro "sí", mientras yo sólo asiento.
—Pero no lo hicimos, por lo menos yo no lo hice, Rhaenyra.— Dice Rhaenys.
—No lo hice, lo fingí, sólo Aegon lo sabe. El sabe que jamás iba a reconocerlo cómo mi rey.— Digo omitiendo la parte de que Aemond también lo sabe.
—¿Y cómo es que están vivas?— Pregunta Daemon a la defensiva.
—Daemon.— Digo en un tono de "no es el momento"
—¿Tú madre hizo eso?— Dice Rhaenyra señalando las marcas de mi rostro mientras suelta otro jadeo de dolor.
Yo no respondo y simplemente me dedico a ver cómo esta levanta un poco su vestido para meter su mano y retirarla con gotas de sangre.
—El bebé está en camino.— Dice esta con una mueca de dolor para después mirarme.— Ve con Lucerys y Jacaerys.— Me ordena esta.
Le doy una última mirada a Daemon para después salir del salón mientras llevo una mano a mi pecho.
—¿Dónde se encuentran Lucerys y Jacaerys?— Le pregunto a un guardia que se encontraba ahí.
—Oh reina Aemma, sígame.— Dice este para empezar a marchar.
—No había notado su presencia, cómo sólo vimos el dragón d-.
—¡Carajo!— Exclamó al darme cuenta de falta de mí dragon.—Mierda.— Digo en un susurro al captar el peligro de la situación.—Discúlpeme.— Le digo al guardia antes de correr hasta el salón en el cuál me encontraba antes.
Al entrar sólo veo a Daemon y Rhaenys los cuáles no dudan en mirarme con confusión al verme.
—Mí dragón. Olvide a Darién.— Suelto con desesperación logrando que Daemon bufe por lo bajo con frustración.—Debo ir a buscarlo.
