𝗦𝗜𝗡 𝗖𝗢𝗥𝗥𝗘𝗚𝗜𝗥
Dónde Aemma Visenya Targaryen se ve metida en un lío al comenzar a sentir una fuerte atracción hacía tres hombres los cuáles pueden traerle más problemas de lo que ya tiene...
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Me miro al espejo una vez más antes de salir de mi habitación, el cumpleaños de Lucerys era hoy. Los días desde que llegó habían pasado prácticamente volando.
Salgo de mi habitación y con rapidez me dirijo hasta el gran comedor.
Al llegar el guardia que custodia la puerta no duda en abrirme. Al poner un pie dentro del gran comedor lo primero que veo es a todos sentados.
Llegué tarde, cómo siempre.
Pero eso no me impide acercarme al cumpleañero por atrás de su silla para luego envolverlo en un suave y calido abrazo.
—Visenya. Me asustaste.— Dice con con gracia.
—Feliz cumpleaños.— Digo dejando un par de besos en su cabeza.
—Gracias.— Aunque no lo vea puedo asegurar que esta sonriendo.
Me separo de él y me dirijo a mi asiento sintiendo cómo la mano de Jacaerys le da un apreton a mi cintura sin que nadie se de cuenta.
Me siento y ahí es dónde por fin tengo una vista panorámica de todos. Todos están con una sonrisa y riendo.
Me recuesto sobre mi silla con una sonrisa al ver cómo Aegon también sonreía, sólo que disimuladamente.
—¿No vas a comer?— Pregunta la voz de Rhaena a mi lado tomándome por completa sorpresa.
—No tengo hambre.— Digo con una leve sonrisa.
—Pero tienes que comer.— Dice ahora la voz de Jacaerys.
—No tengo hambre, de verdad.— Era la verdad, no mentía.
Saco mi mirada de Jacaerys para mirar a Lucerys el cuál sólo se dignaba a observar todo, cómo si lo estuviera analizando. Creo que este siente mi mirada ya que posa sus ojos sobre mi a los segundos.
Este me sonríe logrando que mi corazón se vuelva loco por unos segundos, pero eso no dura mucho ya que otra mirada se posa en mi.
Daemon.
Aclaro mi garganta por lo bajo y saco la mirada de mi tío para volver a mirar a Luke en cual se encontraba con una ceja levemente enarcada hacía mi dirección.
Yo simplemente muevo mi cabeza para darle a entender que no es nada de lo él deba preocuparse y al parecer entiende mi gesto ya que veo cómo su mirada se suaviza.
