Capítulo 7

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- Campbell, apúrate, estás hace una hora con lo mismo.

- Son demasiados papeles.

- No, solo que tú eres muy lenta.

- Me ofendes Rebecca.

- ¿Quién te crees para seguir usando mi nombre?, estás castigada, nuevamente - dijo regalándome la sonrisa más amplia de todas.

- ¿Es broma?

- Claro que no.

- Mierda..- resoplé.

- ¡Vocabulario! - dijo seriamente, y por unos segundos sentí el terror que su presencia me había causado los primeros días.

Continué triturando papeles por unos segundos, de repente, se me cayó una fila de papeles (que por suerte no eran muchos) y escuché su risa, la miré y unimos nuestras miradas, por lo que se me hizo una eternidad. Al cabo de unos segundos, miró hacia un costado, le gané, punto para mi.

- Terminé - dije al cabo de unos minutos.

- Se puede retirar señorita Campbell - ¿cuándo volvimos a la formalidad? porque no me enteré.

- Hasta luego - dije saliendo por la puerta, esperando su saludo, pero no llegó.

Caminé a la cafetería, eran ya pasadas las 9:30am y no había comido nada. Entré y estaba completamente vacío como era de esperarse. La mayoría de los alumnos se retiraban los fines de semana para ver a sus familias, ya que no todos eran como yo, no estaban aquí a modo de castigo sino por elección.

- Buenos días - me dijo la pelirroja, con la que he tenido un par de conversaciones en el correr de los días.

- Buenos días, ¿cómo estás?

- Bien, ¿tú qué haces aquí? ¿no deberías de estar con tu familia o durmiendo?

- Debería, pero aquí estoy.

Ordené mi desayuno y me senté en una de las mesas, comencé a comer hasta que noté que alguien estaba frente mío.

- Perdona, pero quería preguntarte tu nombre - dijo quien minutos antes me preguntaba por qué no estaba con mi familia.

- Matilde, ¿el tuyo?

- Jessica - dijo dudosa, notaba que quería decir algo más y al cabo de unos segundos habló - salgo de trabajar a las 5:00 pm, me preguntaba si quisieras que nos veamos a esa hora.

Me resulta extraño, pero a excepción de Josh, Anne y Clara no conozco a más nadie de aquí, así que me vendría bien tener otras amistades.

- Está bien, ¿paso por ti a esa hora?

- Si - dijo sonriente, se despidió y continuó con su trabajo ya que comenzaron a llegar algunas personas.

Me levanté de mi asiento y comencé a caminar, me dirigí hacia el lago al cual no he vuelto a ir desde la "persecución".
Era un lugar hermoso honestamente, el lago estaba cubierto de piedras y poseía un agua cristalina, incluso se podían ver a los pequeños peses nadando con la corriente. Y la cantidad de árboles al rededor hacían que se vea incluso más bonito.
Me recosté en un árbol y cerré mis ojos, comencé a pensar sobre el radical giro que hubo en mi vida, mis padres solo necesitaban una excusa para dejarme, ya que no se han molestado en hablar conmigo o llamarme.

Abrí mis ojos y mi espalda dolía, mierda, me quedé dormida. Miré la hora y marcaba 4:48 pm. Dormí una cantidad considerable de horas, pero debía levantarme ya, Jessica me estará esperando en unos minutos.
Corrí a mi habitación a cambiarme de ropa y me dirigí a la cafetería, allí estaba ella, sentada en un banco con su celular.

- Lamento llegar tarde, me quedé dormida.

- No te preocupes, ¿vamos a sentarnos al parque?

- Si.

Estuvimos una hora conversando, Jessica es una persona agradable, tiene 23 años, así que digamos que "acerté" a su edad. Le gusta mucho cocinar y como es primeriza, decidió tomar el trabajo en el instituto ya que puede atender a personas y además preparar los alimentos en determinados días.
Miré hacia mi izquierda y vi pasar al trío más peligroso que hay según mis amigos, Rebecca me miró por unos segundos y luego inspeccionó a la joven de mi lado, quien justo se decidió por tomar mi mano.
La miré confusa, no me molesta, solo me pareció algo un poco inesperado. Sin embargo, es un acto normal que hacen varias personas cuando están en un ámbito de confianza, o hablando algo más delicado como es en este caso, en el cual ella me comenta la pérdida de una de sus amistades, y que es por eso que se decidió por dale una oportunidad a la cocina.
Mantuvimos una interesante conversación por 40 minutos más, hasta que me preguntó algo que no me esperaba.

- Oye ¿quieres ir a mi casa? - no me lo esperaba porque jamás había salido de la institución.

- Está bien - accedí, ya que no tenía nada más que hacer y Jessica me había caído muy bien.

Caminamos hasta administración, cada estudiante debía dejar registro de cuando salía y por cuánto tiempo.

- Buenas tardes - dijo la recepcionista.

- Buenas tardes, quería dejar registro de una salida.

- Dime tu nombre y número de habitación.

- Matilde Campbell, habitación número 287 en el edificio 3.

- ¿Cuándo será esta salida y por cuánto tiempo?

No sabía que decir, la salida era hoy pero no tengo un tiempo determinado, miré a Jessica y me dijo que podía quedarme en su casa si lo deseaba, pero me parecía demasiado.

- La salida será en este momento, por tres ho-

- Señorita Campbell - me interrumpió la rubia - usted no puede retirarse.

- ¿Qué? ¿Por qué? - pregunté algo más ofendida de lo que quería sonar.

- Porque necesita la aprobación de sus padres, de la directora o mía - dijo seriamente.

- Soy mayor, no necesito un permiso - respondí enojada.

- Si lo necesitas, y yo, te prohíbo la salida - ¿quién carajo se cree? - cancela el registro, ya no será necesario - dijo dirigiéndose a la recepcionista.

- Perdona Jessica, no voy a poder ir, tal vez otro día ¿si?

- No te preocupes, si quieres podemos ir a tu habitación - era una buena idea, pero estaba muy desordenada y me daba vergüenza.

- La señorita Campbell está castigada, y su turno ya terminó, retírese.

Jessica se despidió y se fue, con un claro enojo, y es entendible.
Me giré hacia el diablo personificado y la miré con enojo.

- ¿Acaso mis padres te prohibieron mi salida?

- No, y no me tutee.

- Disculpe, pero si no le prohibieron mi salida entonces no debería de entrometerse - dije retirándome del lugar.

Creo firmemente que, el entrometerse y prohibirme la salida, es un acto vengativo, ¿por qué? no se, tal vez por tutearla, maldecir frente a ella o reprobar el examen, pero aún así no lo creo justo.
Me dirigí a mi habitación, no sin antes pasar por algo para cenar, y me encerré a mirar alguna película para quitarme el mal humor.

Cuando nadie ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora