Capítulo 19

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Desperté 6:45 am, con un dolor de cabeza terrible y me levanté para tomar una pastilla. Decidí darme una ducha para refrescarme, me vestí y rápidamente salí de mi habitación para dirigirme a mi salón de clases.

- Hola pecas - dijo Josh sonriente mientras tomaba asiento a su lado - ¿qué tal estás?

- Hola, - respondí acomodándome - la verdad no muy bien, tengo un dolor de cabeza insoportable. ¿Tú cómo estás?

- Espero y te mejores, yo estoy bien - sonreí y dirigí mi atención a una profesora que ingresaba al lugar, la cual no conocía.

Con Josh compartimos miradas extrañas, era una señora de mediana edad, tal vez se haya equivocado de salón. Justo cuando iba a preguntar ella habló.

- Buenos días, - dijo y correspondimos su saludo - el profesor no va a poder venir, así que tienen dos horas libres.

La mayoría al instante nos levantamos y nos retiramos del salón, enojados por habernos despertado tan temprano en vano, aunque también se me hacía grata la noticia, el dolor de cabeza aún no se iba.

- ¿Vamos a la cafetería? - dijo el ojiazul.

- Está bien.

Nos dirigimos al lugar y ordenamos nuestro desayuno, el cual transcurrió rápidamente y platicando de cosas triviales.

Las dos horas pasaron en un abrir y cerrar de ojos, así que nos dirigimos al salón de clases. Al cabo de dos minutos ingresó la profesora White y el balde de agua fría por fin cayó. Había olvidado por completo el suceso de anoche, ¡mierda! ¿Qué se supone que haga?, podría echarme en este instante si así lo quisiera.

- Buenos días, - dijo la rubia recorriendo con su mirada a todos, menos a mi - voy a entregarles su promedio individualmente junto con una crítica, diríjanse hacia afuera y esperen mi llamado.

Hicimos caso y nos levantamos del asiento para dirigirnos hacia un banco que quedaba justo en frente al aula. Por lo que tenía entendido, esto solían hacerlo todos los años cada profesor, y justo ahora lamentaba con todo mi ser esta tradición.

- Te ves nerviosa, - dijo Josh - de verdad no te preocupes, te va a ir bien.

- Si, si, eso espero...

- No le tengas miedo a la bruja que en estas ocasiones suele ser directa y no tienes que decir nada - susurró cuidadosamente de no ser escuchado.

- Si tú lo dices. Por cierto, ¿tú qué tal?

- Pues hasta ahora me ha ido bien en casi todo, así que supongo que superaré el 5.

- Muy bien, así me gusta - dije y reímos por mi comentario de madre.

Ya había pasado el segundo alumno, y estaba por llegar mi turno, ya que estaba tercera en la lista. Mis manos sudaban y mi pierna derecha no paraba de temblar. Se puede esperar cualquier cosa, que me pegue un cachetazo, que me diga de mil maneras lo irresponsable que soy, que me expulse directamente, y millones de posibilidades más.

- Matilde Campbell - se escuchó desde el interior del aula, miré hacia la puerta entreabierta y luego a Josh que me dió una sonrisa alentadora.

Ingresé al salón, cerré la puerta como los otros alumnos y me posicioné frente al escritorio mientras ella revolvía algunos papeles.

- Buenos días - dije y al no obtener respuesta, el miedo incrementó.

Transcurrió un minuto eterno en el que ella seguía en silencio, pero intentaba no ponerme más nerviosa ya que cada alumno había tardado 5 minutos aproximadamente.

Comencé a ponerme impaciente y tomé asiento en  la primera mesita que estaba frente a su escritorio. Movía mis pies hacia adelante y atrás, hasta que finalmente habló.

- Su promedio es de 5, - hizo una pausa mirándome fijamente por unos segundos - está en el límite así que debe esforzarse más para mejorar el promedio. Intente estudiar más para las pruebas y con eso bastará - dijo demasiado formal, para lo que estábamos acostumbradas.

No me preocupó tanto lo que me dijo, sino la manera en que lo dijo. Volvía a tratarme como una alumna cualquiera y eso me preocupaba. Su mirada se dirigió a su escritorio, una mano fue a parar a su frente, cerró los ojos y suspiró.

Me encontraba confundida, ya que no sabía si tenía algo más para decir o ya me podía retirar, levantó su mirada, entrecerró muy levemente sus ojos y como no dijo nada, decidí preguntar.

- ¿Ya me puedo retirar? - cruzó sus brazos y esperó unos segundos para dar una respuesta, mientras que yo seguía sentada en una mesa.

- No - se levantó de su escritorio y con pasos firmes se dirigió a mi.

Mis alarmas se activaron y todo me indicaba peligro. Se colocó frente a mi, desafiando mi mirada y habló.

- Lo que hiciste anoche, estuvo mal, muy mal - dijo enfatizando la penúltima palabra.

- Lo... lo sé, lo siento - los nervios me delataban.

Colocó ambos brazos en la mesa, quedando yo atrapada y sin escapatoria alguna.

- Si te veían, era expulsión inmediata para ti, hasta incluso para las dos - dijo con la voz un poco más suave, y acercando su rostro al mío.

Quería hablar pero no podía formular una palabra, se me hacía imposible estar estable a tan poca distancia con la mujer más bella que mis ojos han visto.

Su mirada se dirigió a mis labios e instantáneamente mis ojos imitaron su acto, cuando pensé que estábamos apunto de besarnos, retiró sus manos de la mesa y se dirigió a su escritorio reprimiendo una sonrisa.

- Puedes retirarte - dijo fuertemente.

Bajé de la mesa e intentando que mis piernas no fallen abrí la puerta y me senté junto a Josh.

- ¿Qué pasó? ¿por qué esa cara? - dijo el muchacho preocupado.

- Es que.. yo... - no podía formular una frase, aún me encontraba recuperándome de la situación.

- ¿Pero qué dices? habla de una vez.

- Mi promedio es de 5, me mandó a estudiar más y ser más responsable - dije de una vez por todas.

- Me asustaste imbécil, - dijo y reímos - no está tan mal, puedes mejorar rápido.

- Lo sé, solo que pensaba tener una nota más alta - mentí para ocultar lo que realmente pasaba.

- Para mi un 5 es motivo de celebración - dijo a modo de broma y volvimos a reír.

La hora transcurrió rápidamente y Josh había obtenido un 6, aparentemente era la máxima nota que la profesora había colocado.

Terminaron las clases del día de hoy y me sentía asombrada por el comportamiento de Rebecca, no decidió reportarme y eso me alegraba, pero me asustaba el hecho de que podría usarlo a su favor.

Decidí dedicar la tarde a tareas y estudio, ya que quería obtener mejores notas, tal vez así mis padres notarán el esfuerzo de su hija.

La noche llegó y me dormí temprano, ya que me encontraba agotada de tanto estudio.

Cuando nadie ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora