Capítulo 34

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POV Matilde

Un mes desde que cerré aquella puerta. Un mes desde que, mi profesora, terminó algo que apenas había comenzado.

En este tiempo me he encontrado perdida, vacía, sin rumbo. No por ella, o no específicamente, sino por mi. De alguna manera pude poner mi tristeza a un lado, dejarla en una cajita y concentrarme en los exámenes que tuvimos las dos semanas anteriores.

No tuve mucho tiempo para estar con los chicos, por más que quisiera, todos estábamos ocupados estudiando y cuando no, me dedicaba a dormir el resto de horas. Nunca fui buena afrontando problemas.

- ¡Pecas! - escucho justo antes de que un cuerpo se abalanzara sobre el mío e interrumpiera mi camino a "casa".

- Joder Josh - digo quitando la música que se reproducía en mis auriculares - no te me vuelvas a tirar así que casi me matas - ríe.

- Perdona es que te he extrañado - dice mientras trata de esconder una tierna sonrisa, provocándome ternura.

- Si... yo también - antes de que comience a molestarme por admitirlo, lo interrumpo - ¿las chicas?

- Allí están - dice dando media vuelta y apuntando a la cafetería, pero al buscarlas con la mirada me topo a quien más trataba de evitar - vamos - dice y sin aviso me arrastra al lugar.

Llegamos y nos sentamos junto a ellas, quedando Josh y yo delante de Clara y Anne. Y, detrás de Anne, la rubia.

Analizo rápidamente la situación y noto que no se s conveniente para mi, así que saludo a mis amigas y entablo una breve conversación en la que me ponen al día.

Básicamente, Clara y Josh están saliendo, Anne es mas de cosas de una noche y en los exámenes a todos les fue bastante bien.

Me despido y como puedo salgo del lugar, mis amigos me suplicaron que me quedara pero en su lugar los invité a pasar la tarde, ya no soportaba un segundo más del sueño que manejo.

...

Salgo de las clases de pintura con un par de caramelos que el profesor me regaló por mi buen trabajo y me encuentro con mis amigos, quien al segundo que notan los dulces, los arrebatan de mis manos.

- Muertos de hambre - dije irónica.

- Shh, nos estamos preparando para la fiesta.

- ¿Fiesta? ¿En serio Josh? - dice Anne.

- ¿A caso no te has enterado? - le responde.

- Un amigo suyo está de fiesta de graduación, aquí en el internado. Así que a eso iremos ahora - Explica la novia del ojiazul.

- Vaya, diviértanse - digo.

- No, ustedes también vienen - dice Josh.

- Muchas gracias pero no - agrega la pelinegra.

- No es opción - dice y ríe Clara.

Resulta que, terminamos todos yendo a esa fiesta, por supuesto luego de ponernos una vestimenta adecuada.

Entramos a escondidas ya que se supone que la entrada no estaba permitida para nosotros, y rápidamente nos integramos.

Al cabo de una hora bailando y riendo, los noviesitos se escabullen en algún cuartito del lugar, generando en nosotras una mirada repugnante.

- Joder que hormonales - dice Anne entre risas.

- Era de esperarse - digo y enseguida visualizo una torre de vasos un tanto interesantes - Ven, tengo sed.

Tomo de su mano y nos acercamos a la mesa, cada vaso contenía un reto que se debía de cumplir al finalizarse el vaso.

No dudamos un segundo en agarrar un vaso cada una y comenzar a beber de el. Siendo esta una fiesta dentro del internado, no imaginábamos que iban a contener alcohol, realmente se estaban jugando su estadía.

Anne termina el vaso primero e intenta leer las letras del fondo del vaso.

- ¿Qué dice? - pregunto curiosa al ver su mueca de decepción.

- "Bebe otro" - dice haciendo caso a la frase y río.

Es cuestión de segundos para que yo termine mi vaso y lea el reto.

- A ver que pone aquí - dice la pelinegra y me arrebata el recipiente de mis manos, dejándome con la duda de lo que dice - "besa a la persona que tienes en frente" - río pensando que es broma por la cara que pone al leerlo, y le robo el vaso.

Al corroborar que si decía eso, nos miramos y reímos sin parar. No por el reto en si, sino por nuestras muecas.

Decidimos darle el vaso a un chico que llevaba tiempo charlando con una chica, y aún nada sucedía. Ansiosas de saber cómo resultaba, nuestro plan si funcionó y festejamos como niñas pequeñas.

Al cabo de media hora nos dimos cuenta que ya era tiempo de regresar, nos reunimos con los tortolitos y nos largamos del lugar intentando escabullirnos.

Luego de despedirme de mis amigos, me dirijo al parque central, coloco mis auriculares, cierro los ojos y dejo que la música inunde mi cuerpo, que me complete, me quite el vacío aunque sea por unos segundos.

Al abrir mis ojos a causa del viento un tanto molesto que apareció, noto que, de una ventana en un alto piso de la biblioteca, sale luz y hay una figura allí.
Froto mis ojos y viendo con más claridad trato de descifrar quien es, pero la persona justo se da vuelta y desaparece de mi radar.

Vuelvo a lo que estaba haciendo, el parque está vacío debido al frío que hace y la calma que me deja el lugar es indescriptible.

Ya van varias canciones hasta que noto que mi respiración se convierte más lenta, el sueño me invade y me levanto sin dudarlo; no pensaba quedarme dormida aquí.

Emprendo camino a mi habitación, pero con una rara sensación de estar siendo observada, a pesar de que chequeé el perímetro varías veces y no encontré a nadie.

















Buenas. Lamento haber desaparecido. No han sido las mejores semanas, pero créanme que he pensado en ustedes. Trataré de actualizar pronto, hasta luego.

Cuando nadie ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora