Desperté y agarré mi teléfono para ver la hora. Maldita sea, 3:19 pm, dormí demasiado.
Me levanté, me cepillé los dientes, me bañé, vestí y me dirigí a la cafetería. El reloj marcaba 4:02 pm y aún no había comido nada.
Al ingresar, noté que Jessica estaba atendiendo a las personas, supongo que no hay mucho trabajo en la cocina.
- Buenos días, - dije y rápidamente me retracté - perdona, quise decir buenas tardes.
- Buenas tardes, - rió - ¿recién despiertas? - dijo la pelirroja.
- Hace unos minutos - respondí avergonzada.
- Tranquila, no eres la única - observé la cafetería y habían un par de personas que tenían caras de dormidos.
- Mejor - reí.
- ¿Qué vas a llevar?
- Una ensalada de pollo y un jugo de naranja por favor.
- Genial, por cierto, ¿qué tal todo?
- Bien, ¿tú?
- De hecho, muy bien. En unos días me iré de vacaciones a Francia - dijo sonriente.
- Me alegro mucho, es el sueño de cada chef - dije sarcásticamente y ella sonrió y asintió.
Me entregó mi almuerzo, me despedí y me senté en una mesa para comer. De pronto vi que Clara ingresó a la cafetería y cuando me vió se dirigió hacia mi.
- Hola, ¿qué tal?
- Con resaca, mi cabeza va a explotar, ¿tú? - dijo la morena.
- Que pereza, yo estoy bien, solo que me desperté hace un rato.
- ¿En serio? Bueno, no importa. Debo decirte algo.
- Ay no, conozco esa cara, ¿qué pasó? - se tomó unos segundos en responder, se veía preocupada.
- Anoche cuando volvíamos, por el camino, a Josh se le cayó algo en la zona de deportes, lo dejó allí con el propósito de hoy levantarlo, pero cuando fue ya no estaba.
- Vayamos a dirección a preguntar, aunque, ¿qué se le cayó?
- Algo que se fuma - dijo susurrando y la miré asombrada.
- Ah... bueno no vamos a la dirección entonces - reí nerviosa.
- Matilde, es serio, el año pasado encontraron un cigarrillo en el suelo e investigaron a todos los estudiantes.
- Tal vez no se dieron cuenta de lo que era, o lo encontraron algunos alumnos, sino ya estaría la investigación en marcha ¿no crees?
- Si, puede ser, pero de todas maneras ten cuidado.
Asentí, se despidió y fue a avisarle a Anne sobre la situación, me imagino que su reacción será terrible.
Al terminar mi almuerzo me dirigí a mi habitación a cepillarme los dientes y buscar mis cosas para la clase de pintura que era en 30 minutos.
Ya habían pasado 20 minutos así que tomé mis cosas y comencé la caminata, a mitad de camino me di cuenta que no llevaba mi teléfono conmigo, pero decidí dejarlo en la habitación ya que la clase era de tan sólo una hora y siempre se me hacía divertida.
Ingresé y algunos de mis compañeros ya se encontraban allí, tomé asiento al fondo del salón y esperé la llegada del profesor.La clase comenzó y debíamos de pintar una obra que nos guste pero no imitándola, sino basándonos en ella. Decidí centrarme en los girasoles de Van Gogh, ya que siempre me llamaron la atención.
A los 25 minutos del comienzo de la clase ésta se vió interrumpida por, no más ni menos, que la señorita White.
- Buenas tardes. - dijo y correspondimos su saludo - Debo hablar individualmente con cada uno, tomará aproximadamente 5 minutos y al terminar pueden retirarse.
- ¿A qué se debe la charla? - preguntó el profesor.
- Luego lo sabrá. - dijo mirándolo seriamente y se volvió a dirigir a nosotros - Deben ingresar por orden de asiento, en cuanto se retire uno ingresa el siguiente.
Se dirigió junto con la primera persona a una pequeña oficina que se encontraba dentro de la sala de pintura y comenzaron a pasar los alumnos, éramos 7.
No entendía el motivo de la charla, así que continué pintando pero con un poco de nervios, ya que era la última en pasar.
Al cabo de 40 minutos aproximadamente, era mi turno ya que el último alumno (además de mi) se retiró de la oficina, tomó sus cosas y salió por la puerta. Antes de ingresar a la oficina, el profesor le entregó las llaves a la profesora ya que su turno ya había acabado. Luego caminó hasta la puerta, y antes de retirarse y cerrarla, me dijo que ya podía pasar.
- Buenas tardes - dije esperando en la puerta para que me de el permiso de ingresar.
- Buenas tardes, adelante - al entrar tomé asiento y observé el lugar, era pequeño y poseía un escritorio con sillas enfrentadas y una estantería con libros y papeles.
Ella escribía en un cuaderno y yo esperaba a que hablara, el silencio me incomodaba y necesitaba saber a qué se debía esto.
- Dime, ¿qué hiciste anoche? - la pregunta me tomó por sorpresa, debí haberlo visto venir, era cuestión de conectar los cables.
- Estuve en la cafetería, luego en la plaza central y después volví a mi habitación - me miraba fijamente y con demasiada seriedad, mientras yo contenía lo mejor posible mis nervios.
- ¿A qué hora sucedió eso? - preguntaba sin despegar sus ojos de los míos.
- Fui a la cafetería a las 8:30 pm, estuve allí por dos horas, me dirigí a la plaza y a las 12:15 am volví a mi habitación - anotó algo en su cuaderno y levantó la vista.
- Bien... - dijo mirándome y entrecerrando levemente los ojos - ¿estabas sola o acompañada?
- Acompañada.
- ¿De quién? - eran demasiadas preguntas y los nervios comenzaban a aparecer.
- Clara Harris, Anne Lewis y Josh Williams - volvió a anotar algo en su cuaderno.
- ¿Algo más que deba saber? - sabía que era imposible que sepa algo y que su pregunta era solo para intimidar, pero aún así me recorrió un escalofrío por el cuerpo.
- No, eso es todo.
- Bueno, terminamos.
Nos levantamos al mismo tiempo y me dirigí a mi asiento para tomar mis cosas mientras ella acomodaba las suyas. Caminamos al mismo tiempo hacia la puerta y al llegar, ella tomó el pestillo y al girarlo, quedó en su mano. Nos miramos algo sorprendidas y al mirar por el huevo de la puerta, observamos caer la otra parte del pestillo.
- Joder - dijo enojada e intentó tirar de la puerta pero no tuvo resultado.
- ¿Ahora qué? - pregunté, estábamos encerradas en el salón y no me apetecía estar con el diablo personificado en esta situación.
- Dame tu teléfono - ordenó y la miré con miedo a darle una respuesta - ¿qué? - preguntó confundida.
- Lo dejé en mi habitación - llevó una mano a su cara en señal de su frustración.
- Yo tampoco traigo el mío - maldita sea, estamos encerradas de verdad.
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Cuando nadie ve
RomanceMatilde Campbell es enviada por sus padres y en contra de su voluntad a un internado. Dejando su antigua vida y vínculos en el pasado. Allí conoce a quienes serán sus nuevos amigos e intereses amorosos, pero uno de ellos se destaca; el que sucede cu...