Cuando nadie ve

Capítulo 43

- ¿Por qué ustedes son tan difíciles? - dice Josh frustrado, pero me resultaba graciosísimo verlo en esa posición.

- ¿Ustedes? - dije burlándome.

- Si, ustedes, las mujeres. - lo que sucedía es que él estaba buscando ideas para sorprender a su novia, y no sabía que hacer - Ella es tan complicada y un día una cosa le gusta y al otro no, por favor ayúdame.

- Oye - dije mientras dejaba de caminar por el parque donde pasábamos el tiempo en esta hora libre que teníamos, ya que un profesor no pudo asistir  - lo que sea que hagas seguro le va a gustar porque viene de ti, con todo tu esfuerzo y cariño, así que no te preocupes.

Sus hombros se aflojaron y pude ver que estaba más tranquilo, una pequeña sonrisa decoró su rostro y me abrazó estrujándome con mucha fuerza, esos eran sus típicos abrazos, que a veces no soporto pero en secreto los adoro.

Seguimos caminando y mi cabeza estaba en las nubes, pensando en Rebecca, en que hace dos días me había pedido intentarlo. Jamás pensé que podría experimentar algo así por alguien, la atracción, el misterio y el odio que en algún momento llegue a sentir hacia ella.

Note que una sonrisa se asomaba en mi rostro, hasta que algo me llamó la atención. Una chica rubia con las puntas de su cabello rosadas, de mi altura, con unos auriculares que me hacían acordar a alguien.
Cuando pasamos caminando a tan solo dos metros de ella, cruzamos miradas y cuando reaccioné, ya estaba tumbada en el suelo con su cuerpo aferrado al mío.

- ¿Pero qué carajos? - exclamó Josh - ¡Suéltala! - la agarró por los hombros y la levantó fácilmente, la verdad es que este chico tenía una fuerza increíble.

- ¡No! No, espera - dije calmándome e intentando asimilar lo que estaba pasando. El estaba confundido y ella con una sonrisa extraña y lágrimas brotando de sus ojos - no me estaba haciendo daño, ella - su cuerpo volvió a abalanzarse sobre el mío nuevamente.

Esta vez sin tanta brutalidad, abrazándome de verdad. Al principio dude si corresponder, pero luego de unos segundos lo hice, sin entender bien que es lo que pasaba.

- Matilde - dijo recomponiéndose después de separarse de mi cuerpo - te extrañé tanto, no puedo creer que estés aquí.

- Camila, yo también te extrañé pero, ¿qué carajos haces aquí? - noté que llevaba el uniforme del instituto.

Camila siempre fue mi mejor amiga, nos conocemos desde que tenemos 3 años y el tiempo nos unió cada vez más. Estuvo ahí para mi siempre que mis padres me despreciaban, y yo estuve allí para ella cuando su madre falleció hace 4 años.

Pero desde que llegué al internado, jamás se había comunicado conmigo, ni una llamada, mensaje, o si quiera el visto a uno de los tantos mensajes que le dejé.

- Después de que tus padres te enviaran aquí, ellos me prohibieron contactarte, mi padre te eliminó de mi teléfono porque quería asegurarse de no faltarles el respeto. Pero yo me cansé y me escabullí en tu casa para averiguar algo sobre ti pero bueno, no salió bien - dijo riéndose y cada cosa que salía de su boca me confundía.

- Joder, y yo pensando que me habías abandonado.

- No, ni lo sueñes - dijo tomando mi mano.

- Pero espera, ¿cómo llegaste aquí? - aún no tenía la respuesta.

- Tus padres me atraparon y le recomendaron a mi padre hacer lo mismo que hicieron contigo, ya que supuestamente era lo correcto e iba a darme el mejor futuro que podía tener. Pero supongo que en ningún momento le mencionaron en qué lugar estabas tú, de lo contrario no estaría aquí.

La miré procesando todo, así que ella no me olvidó, sino que todo lo contrario. Pero ahora estaba aquí, atrapada y por la recomendación de mis padres. No sabía cómo sentirme, siento que las preguntas que tengo se resolvieron con más preguntas.

Pero ella está aquí, conmigo, así que la abracé nuevamente y dejé caer un par de lagrimas, sentirme en casa después de tanto tiempo hace que se me estremezca el alma.

Abrí los ojos y a la distancia me observaba de reojo Rebecca extremadamente seria, con la directora a su lado. Me separé de mi amiga y alejé la vista de mi "casi algo".

Mire a mi lado y Josh nos observaba perplejo, sin entender absolutamente nada. Y no pude evitar reír por su expresión.

- Josh, Camila - dije señalándole - Camila, Josh - y viceversa - Camila es mi mejor amiga, y no he sabido nada de ella desde que vine aquí.

- Oh... ahora esto tiene un poco más de sentido - dice y ríe nervioso - un gusto conocerte, Camila - ella le sonríe - bueno yo mejor las dejo solas - le agradecí con un abrazo y él se despidió con la mano.

- Joder que feliz que estoy de verte - dije y volví a abrazarla.

Ella se separó, me tomó la cara entre las manos y comenzó a darme cientos besos por todo el rostro, incluso me pareció sentir uno en los labios.

- Señoritas - dijo una firme voz y al girarme me di cuenta de que provenía de la directora - este tipo de comportamiento está prohibido en esta institución, así que deben de seguirme a mi despacho.

Maldita sea. Ni siquiera estábamos haciendo nada malo, pero me imagino de donde pudo haber salido esa idea. Miro detrás de la directora y veo que Rebecca ya no está allí, donde antiguamente la acompañaba la mujer que tengo en frente en un banco.

Al llegar al despacho, después de unas miradas y sonrisas cómplices con mi amiga, la directora nos ordenó que nos sentemos frente a su escritorio.

- Miren chicas - dijo ahora más calmada - me gustaría aclararles que en esta institución no realizamos discriminación de ningún tipo - hizo una pausa antes de continuar y su comentario me causó tanta risa que tuve que cubrirme la boca y mirar a un costado - pero tampoco permitimos relaciones amorosas ni mucho menos este tipo de demostraciones afectivas en el entorno educativo.

- Lo lamentamos por el mal entendido directora, pero la señorita Campbell y yo no estamos en ningún tipo de relación amorosa y lo que usted vio no es lo que - el discurso de mi amiga fue interrumpido.

- Sé muy bien lo que ví- dijo ahora más firme que antes - y por eso mismo debo de imponerles un castigo - joder esto me trae un dejavú.