Capítulo 35

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Estaba por adentrarme al edificio cuando escuché un ruido detrás mío, me giré rápidamente y llegué a ver que unas ramas en un arbusto se movieron; un escalofrío se aproximó por mi espalda. Observe por unos segundos esos arbustos y no vi nada más, me acerqué dos pasos y me di cuenta de que estaba demasiado perseguida.

Me di la vuelta con la mirada perdida y en un fallido intento de adentrarme al edifico, me golpeo contra algo y caigo al suelo por el susto que me causó.

Atontada por el golpe, levanto mi mirada y me di cuenta de dos cosas, primero, que le erré a la entrada y me golpeé la cabeza contra la pared, y segundo pero no menos importante, siento una audible carcajada a mi derecha.

Me recupero rápidamente sin mirar a la persona que se reía y comienzo a acomodar mi ropa, mientras esa carcajada iba cesando. Al mirar a mi derecha, me encuentro a Rebecca con una mirada chistosa y conteniendo su risa.

- Joder, lo que me faltaba - digo en un intento de susurro.

- Tranquila Matilde - dice calmando su respiración e intentando apagar su sonrisa - solo yo soy testigo de tu pequeño accidente - termina de decir eso y su risa vuelve tan repentinamente que se cubre la boca con sus manos. Causándome una carcajada a mi también.

En cuestión de un segundo, sentí la bomba caer, Rebecca con quien yo estoy enojada, me está hablando y para peor yo me estoy riendo con ella. Y por último pero no menos importante, no son horas de estar deambulando y mucho menos alcoholizada. Mi sonrisa se apagó tan repentinamente que pareció impactarle, cambiando su sonrisa por un rostro serio con su ceño fruncido. El dolor punzante en mi cabeza se hizo presente y sin decir una palabra comencé mi camino hacia la entrada del edificio, pero ella lo impidió sujetándome el brazo y tirándome hacia ella.

- ¿Tienes un botiquín? - dice soltando mi brazo y posando sus manos en mi cara, mientras examina justo arriba de mi sien.

- Si, ¿por qué? - respondí y deja de sujetarme la cara para tomar empujarme por mi espalda baja y guiarme a las escaleras - ¿qué haces?

- Te has lastimado, y si no quieres que te reporte, debemos de revisarte mañana por la mañana.

- ¿Y entonces para qué vienes conmigo? - le digo con un poco de enojo.

No responde ya que rápidamente nos encontrábamos en la puerta de mi habitación, por inercia abro la puerta y me adentro en mi habitación, sin embargo Rebecca seguía en el pasillo mirándome.

- ¿Puedo pasar? - pregunta sorprendiéndome y asiento.

- Hubieses hecho lo que quisieras de igual manera - me mira con mala cara y toma el botiquín que se encontraba a la vista en un estante.

Lo abre y me toma por los hombros para sentarme en la silla del escritorio, mientras ella desinfectaba la herida que me dejó atontada hace unos minutos. Completa su tarea y ordena el botiquín para luego apoyarse en el escritorio en silencio.

La observo mientras ella escanea mi habitación y noto que algo sucede, su semblante ha cambiado, está pensando en algo si, ¿pero en qué?
Sus ojos se posan en los míos, pero mi mirada está en otra parte de su rostro y comienza a crearse tensión en el aire.

- Mañana a primera hora ve a la enfermería - dice mientras se para y abre la puerta - y ten más cuidado con lo que haces - dijo para luego marcharse.

¿Con lo que hago? ¿A qué se refiere? Dudo que se haya dado cuenta que estuve tomando alcohol, ya que soy buena disimulando, más de lo que me gustaría.  Pero siendo Rebecca, no me sorprendería que esté enterada, de alguna u otra manera, ella siempre sabe todo.

Tras ese incómodo encuentro, me cambio y lavo mis dientes para irme a dormir, estaba colapsando de sueño.


Me despierto a las 6:00 a.m. por el ruido de una alarma que olvidé haber activado, la apago y con toda la pereza del mundo, me dirijo al baño y me topo con un moretón bastante feo en mi frente haciendo mis ganas de saltar por la ventana ingresen a mi cuerpo intensamente.

Me arreglo rápido y me encamino a la enfermería, en donde la amable señora que atendía me miró con un gesto de sufrimiento, sintiendo mi dolor, lo cual me sacó una pequeña risa.

- Buenos días, ¿qué te ha sucedido pequeña? - dice la enfermera con preocupación.

- Buenos días, me he golpeado con una pared mientras caminaba, estaba distraída - la señora largó una risa y se llevó la mano a su frente.

- Que despistada, ven aquí.

Luego de unos minutos ya estaba fuera de la enfermería, recibí unos medicamentos fuertes para soportar el dolor de hoy; la enfermera también me mandó un antiinflamatorio por unos cuantos días y unos parches para que coloque en la zona, lo cual me alivia ya que estos son del color de mi piel y van a disimular ese horrible moretón.

Me dirijo a clases y me encuentro con mis compañeros raros y mi amigo Josh, quien al instante se da cuenta de que hay algo raro con mi frente, y al acercarme lo comprobó.

- Parece que alguien se levantó con el pie izquierdo - dice bromeando y lo aniquilo con la mirada.

- Y alguien con un tremendísimo buen humor.

Las horas se pasaron volando, probablemente porque me estaba dopada hasta los pelos, y ya me encontraba en la cafetería con mis amigos.

- Tengo un muy buen plan para hoy - dice la morena.

- Mejor ni hables Clara - dice Anne molestándola y reímos.

- ¡Es en serio! - insiste - ¿qué les parece si pasamos la noche en el lago?

- No puede ser - ríe la castaña.

- Me encanta - dice Josh.

- A ti lo que te encanta es pasar la noche con Clara - digo bromeando.

- ¿Y a ti qué? Estoy seguro de que tienes alguien a escondidas - responde y ahora la atención se posa en mi - ¿a caso es esa chica de la clase con la que a veces hablas? ¿O es la que atiende aquí en la cafetería? - dice mucho mas audible de lo que deseaba, haciendo que algunas personas volteen.

- ¡Shh! No seas idiota - digo en un susurro.

- Te pusiste roja - dice Clara riendo.

- Si, pero es que Josh está gritando.

- Ay ya ya basta de excusas - dice el pelinegro.

- Bueno, ¿entonces qué? - dice Anne

- ¿Qué de qué? - pregunto un tanto nerviosa.

- ¿Nos vemos esta noche en el lago o no? - responde reprimiendo una risa y todos terminamos acordando que si.

Cuando nadie ve Donde viven las historias. Descúbrelo ahora