El reloj marcaba 10:05 pm, ya estaba lista para dormir, pero el interrogatorio de hoy me dejó preocupada, así que me dirigí hacia la cafetería.
Mientras caminaba hacia el lugar, noté que no había nadie fuera de las habitaciones, aún quedaban varios minutos de "libertad", pero todos estábamos bastante asustados.
Abrí la puerta y me encontré con puro sillas vacías y una pelirroja detrás del mostrador.
- Hola Jessica - dije avanzando hacia la pelirroja.
- Hola Matilde, ¿qué haces aquí? ya todos están en sus habitaciones.
- Si, pero no podía dormir.
- Sabes que solo quedan 5 minutos para que puedas circular, ¿no? - la miré confusa.
- ¿5 minutos? - miré mi teléfono y marcaba 10:10pm.
- Si, quitaron tiempo por las interrogaciones.
- Oh, no lo sabía.
- Bueno, si vas a pedir algo, apresúrate así te lo preparo.
- Un café negro, y una dona simple.
- ¿Café?, te recuerdo que debes dormir - dijo riendo.
- Descafeinado, por favor.
- Muy bien - dijo sonriendo.
En cuestión de un minuto ya tenía el pedido en mis manos, me despedí y comencé el camino hasta la habitación.
Mientras pasaba por el parque, percibí olor a cigarrillo, mis ojos buscaron de donde prevenía. Luego de unos segundos logré visualizar un poco de humo a unos metros, y me dirigí hacia allí.
- ¿Qué haces aquí? a esta hora ya no está permitido circular - dijo la rubia sobresaltada, la había sorprendido.
Tomé mi teléfono y le mostré la hora, 10:13 pm.
- Quedan dos minutos aún - dije orgullosa por tener la razón y ella puso sus ojos en blanco.
- ¿Traes café? ¿a estas horas? - dijo observando mis manos.
- Si, ¿quieres? - me miró dudosa pero asintió, le entregué el vaso y me senté a su lado.
La observé tomar un trago y fruncir su ceño, me miró desconcertada y reí ante sus muecas.
- Es descafeinado - dije aún riendo.
- Bueno, al menos dormirás - me devolvió el vaso y tomé un trago.
Estuvimos en silencio por unos minutos, hasta que ella habló.
- Debes ir a tu habitación, ya es hora.
- No tengo sueño, ¿me permites caminar un poco al menos? - no perdía nada con intentar, aunque preguntarle algo de este estilo a ella era mala idea.
- No, - la miré molesta, era solo una corta caminata - si te ven, irás a detención. Si quieres, me puedes ayudar a organizar unos papeles.
- Está bien - la verdad, es que no se por qué accedí, pero no tenía nada que hacer.
Apagó su cigarrillo y lo tiró en un tacho de basura, en el cual aproveché a tirar lo que quedaba de mi compra.
Nos dirigimos en silencio hasta su oficina, las luces se encontraban casi todas apagadas, lo cual le daba un aspecto terrorífico al internado, y poco a poco me arrepentía de haber accedido.
Ingresamos a su oficina, chequeando de no ser vistas. La rubia encendió la luz y comenzó a sacar algunas filas de papeleo de su escritorio.
- Separa estos papeles, los que tienen un papel rojo por un lado, y los que tienen un papel verde por el otro.
Asentí y comencé a separar las hojas, y no tardé mucho en darme cuenta que se trataba de reportes sobre las interrogaciones. Habían menos papeles rojos que verdes, así que saqué la conclusión, que los rojos indicaban a los sospechosos.
Al cabo de 20 minutos, a punto de terminar, me percaté que mi nombre y el de mis amigos se encontraba en un papel, el cual tenía el color verde. El peso desapareció de mis hombros, pero, el sentimiento de culpa me invadió, alguien iba a sufrir las consecuencias que mis amigos y yo deberíamos sufrir.
- ¿Sucede algo? - dijo la ojiazul observándome.
- No; ya terminé - dije cambiando de tema rápidamente.
- ¿Ahora si tienes sueño?
- No... - el sentimiento de culpa me había quitado el poco sueño que comenzaba a tener.
Me miró con una pequeña sonrisa y negando con su cabeza, ya había pasado cerca de una hora y aún así seguía desvelada.
- De igual manera, debes ir a tu habitación. - dijo rodeando su escritorio para acercarse a la puerta y abrirla - Además, yo si estoy cansada.
- Está bien - atravesé la puerta y ella hizo lo mismo para luego cerrarla con llave.
Di un paso hacia la derecha, para salir por el pasillo, pero fui interrumpida por el ruido de unos pasos provenientes del pasillo. Rápidamente Rebecca me jaló hacia ella y la distancia entre nosotras se acortó completamente.
Nuestras respiraciones estaban alteradas por el miedo, no estábamos haciendo nada malo, pero claramente estábamos incumpliendo las normas del lugar.
Los pasos se escucharon cada vez más lejanos, hasta que desaparecieron. Mi mirada se dirigió hacia los ojos de la rubia, que se encontraban en frente mío con pocos centímetros de distancia. Sus ojos viajaron a mis labios y en un estúpido impulsó la besé.
Nuestros labios no duraron unidos ni dos segundos, ya que al instante me arrepentí y me separé de su lado. Me observaba confusa y sorprendida, sentí el calor apoderarse de mi rostro y una necesidad inmensa de correr.
- Lo siento - dije tartamudeando lo menos que pude y con pasos acelerados me dirigí a mi habitación tratando de no ser vista.
¿Por qué la besé? Es que, de verdad, no lo entiendo. Es bonita, si, es una diosa, eso es innegable. Pero su personalidad con todos deja mucho que desear. Bueno, con todos no. Conmigo se comienza a comportar distinto, más agradable, aún fría y no comparte nada sobre si misma, pero noto el cambio. De igual manera, lo que hice es estúpido, y me arrepiento terriblemente.
Mañana tendré clases con ella, y no se cómo haré para mirarle a la cara, o si siquiera asistiré. Tal vez, ni siquiera vuelva a asistir a ninguna clase, ya que fue un comportamiento inadecuado y puede expulsarme sin ningún problema. Mis padres me matarán.
Decido dejar de sobre pensar y tomar una pastilla para dormir, aunque no lo tengo permitido por problemas anteriores, decido hacer una excepción.
El sueño por fin aparece y me rindo ante los brazos de Morfeo.
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Cuando nadie ve
RomanceMatilde Campbell es enviada por sus padres y en contra de su voluntad a un internado. Dejando su antigua vida y vínculos en el pasado. Allí conoce a quienes serán sus nuevos amigos e intereses amorosos, pero uno de ellos se destaca; el que sucede cu...