- Me tengo que ir - dijo Josh mientras miraba su teléfono.
- ¿Qué pasó? - pregunté algo preocupada.
- Mamá quiere hablar conmigo, - asentí - hasta luego, cuídate - dijo para luego depositar un beso en mi mejilla.
Observé como el pelinegro se alejaba y saqué mi teléfono del bolsillo para revisar la hora, 10:36 p.m. aún no era hora de volver, así que me levanté y comencé a caminar por el internado, con intenciones de que se me vaya la borrachera.
Llegué a la parte trasera de la recepción y escuché ruidos provenientes de la derecha, me aveciné a la esquina del edificio y noté a Jessica revolviendo en su bolso, pareciera que algo se le había perdido. Vi que detrás de ella se encontraban unas llaves así que me acerqué a levantarlas y ofrecérselas.
- ¿Esto es tuyo? - dije más abruptamente de lo que pretendía, causándole un salto a la pelirroja.
- Me asustaste Matilde, - dijo reprendiéndome con la mirada - y si, es mío.
Extendí mi mano y le entregué las llaves. No hizo nada, no dio las gracias, no sonrió, solo se quedó observándome seriamente. La misma mirada que me había dado minutos antes en el parque.
- ¿Qué te sucede?
- ¿Por qué preguntas?
- Porque me miras raro Jessica.
Dudó por unos segundos pero luego se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia los estacionamientos, pero en cuanto reaccioné salí tras ella.
- Oye, - dije tomándola del brazo hasta que me miró y retiré mi mano - no puedes irte así, las cosas se hablan.
- Es que es estúpido lo que pienso, no vale la pena.
- Si no me lo dices, no podré saber. Además, las indirectas no son lo mío - confesé y río levemente.
- No creo que valga la pena, de verdad - de reojo observé como la profesora White se bajaba de un auto junto con la profesora Scott, pero centré mi atención en quien tenía en frente.
- Dime, ¿qué tan malo puede ser?
- ¿Realmente quieres saber? - asentí - es que te vi con ese chico abrazada, varias veces y pensé que... - pude ver las profesoras se detuvieron a hablar en la puerta de la recepción, quedando Rebecca frente a mi y su acompañante dándome la espalda, aunque nos separaban varios metros y tanto Jessica como yo estábamos en la oscuridad.
- ¿Pensaste que qué? - pregunté volviendo a centrar mi atención en ella.
- Que querías otra cosa... - la miré sin entender, y al notar mi confusión, se acercó a mi tomándome por el rostro y depositando un beso en mis labios.
Me sorprendió su acción y por eso no correspondí el beso, lo cual ella notó y decidió separarse.
- Tenía razón, perdón por confundir las cosas - dijo rápidamente y comenzó a caminar a toda prisa hacia el estacionamiento.
Ahora todo encajaba, por eso sus acciones y sus acercamientos repentinos. No correspondí el beso por el hecho de tener a dos profesoras cerca, que igual creo no podían vernos por la oscuridad, pero aún así no me parece apropiado. Jessica es una mujer hermosa, eso es innegable, pero no se si es la mujer a la que yo quiero.
Salí de mi trance y me di la vuelta con destino a mi habitación, pensé que ya había excedido el límite horario pero no, todo ocurrió rápido y aún quedaban 7 minutos.
De pronto sentí una mano en mi hombro y al girar me encontré con la rubia, como siempre, quien me miraba seriamente y presentí que pudo haber visto la situación con Jessica.
- Señorita Campbell, ¿otra vez rompiendo con la norma del horario? - preguntó seriamente pero sabía que en el fondo le divertía.
- Profesora White, para nada, aún faltan... - dije mirando mi teléfono - 6 minutos, así que si me disculpa voy a seguir el camino a mi habitación.
- Espere - dijo cuando estaba dándome la vuelta y tuve que volver a girar - la acompaño, tengo algo que decirle - asentí y comenzamos el camino a mi edificio.
Pasaron dos minutos y aún no decía nada, el ambiente era tan tenso que juraba poder tantearlo con las manos, pero al estar algo tocada aún, decidí dar la iniciativa.
- ¿Qué quería decirme? - digo admirando su perfil.
- Aún no.
Volví mi mirada al frente y fijé mis ojos en mis pasos, procurando ser lo más rápida posible, así no tenía la chance de castigarme. Al cabo de pocos minutos llegamos al edifico y comenzamos a subir las escaleras, aunque a medio camino de estas, frenó y me miró.
- ¿Qué hacías hablando con ella a estas horas? - preguntó con sus brazos cruzados.
- ¿Quién? ¿Jessica? - sabía que si se refería a ella, pero quería asegurarme.
- Si.
- Pues estaba caminando y me la encontré.
- Ajá, - dijo demostrando que no me creía, pero cuando iba a protestar habló - tu castigo comienza mañana, te dejaré unos papeles en tu puerta para clasificar.
- Pero... ¿no era el lunes?
- El lunes también.
- ¿¡Qué!? esto no es justo Rebecca, fuiste tú que me atrasaste - dije sobresaltada y noté que miró disimuladamente a los lados para comprobar que no haya nadie.
- Si lo es, cuando llegamos al edifico el reloj marcaba 11:02 p.m - sentenció ignorando mi última frase.
- Joder - dije y vi como contenía una risa.
- Vocabulario. - me reprendió con la mirada y reí - Ahora a tu habitación, buenas noches.
- Buenas noches - digo mientras observo como baja las escaleras y yo las subo.
Al llegar a mi habitación cepillé mis dientes, coloqué mi pijama y me acosté dispuesta a dormir. Me sentía agotada, el día de me hizo largo y fueron demasiadas cosas extrañas por hoy. Mañana me esperaba un castigo y no de los buenos, así que cerré mis ojos y no tardé mas que un par de minutos para caer en los brazos de Morfeo.
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Cuando nadie ve
RomanceMatilde Campbell es enviada por sus padres y en contra de su voluntad a un internado. Dejando su antigua vida y vínculos en el pasado. Allí conoce a quienes serán sus nuevos amigos e intereses amorosos, pero uno de ellos se destaca; el que sucede cu...