Helado de chocolate

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Namjoon condujo su GT-R hacia el trabajo, la ducha de agua fría no había quitado la pesadez de sus párpados, el sueño le dominaba por momentos; debilitando su cuerpo.

-odio tener pesadillas, murmuró sintiéndose abatido, decaído y triste.

-¡mamá! Mi vida estaba bien, ahora yo no se; ¡me gustaría ocultarme bajo tu abrigo como de niño!, ¡me gustaría sentir tus abrazos y tus besos! ¡quiero escucharte decir que me amas!

No soportando más, detuvo el auto para respirar y tranquilizarse; hacía mucho que sus lágrimas no aparecían en sus ojos a pesar de sentirse con deseos de llorar.

Después de hallar una calma aparente, llegó a la empresa, saludó con su característica amabilidad y cortesía a los empleados que encontró a su paso, yendo a su oficina de forma veloz.

Se sentía cansado, caminó por su oficina hasta que abrió el apartado de lujo que había hecho para Seokjin, -esta oficina fue una idea genial, susurró con una media sonrisa, inhalo despacio sintiendo un leve aroma a madera de cedro, higo y el toque de coco que siempre acompañaba a su asistente.

Aquel aroma llenó sus pulmones, sin pensar en nada salió de ahí y se acomodó en el sofá donde sintió la calidez de un rayo de sol que iluminaba aquella parte desde el enorme ventanal; minutos después dormía profundamente.

Seokjin entró saludando como siempre, -buen día presiden...

La oficina estaba vacía, aquello le pareció extraño, su jefe nunca llegaba tarde; caminó hasta el escritorio del presidente descubriendo que este estaba sobre el sofá; su primer pensamiento fue "¿está desmayado?" Al verlo con el cuello torcido y sus piernas mal colocadas.

Se acercó escuchando su respiración calmada y pacífica, dándose cuenta que sólo dormía; "¿estará enfermo?" Pensó tocando con cautela su frente, todo se hallaba normal, eso lo dejó tranquilo.

-¿hola? dijo Jin Por teléfono,
-sí, necesito una muestra de terciopelo para el presidente, seda también, es para las cortinas. Después de eso colgó.

Minutos después le llevaron las telas que había pedido, las recibió en la puerta, volviendo donde estaba su jefe; con cuidado colocó un cojín para que su cabeza tuviera una posición normal y cómoda, después acomodó sus largas piernas, tapandolo con la fina seda y terciopelo que había pedido.

Dejándolo ahí, se dispuso trabajar sintiéndose tranquilo, de vez en cuando se ponía de pie para ver a su jefe en el sofá, llenándose de alivio al verlo dormir plácidamente.

La línea del teléfono lo sobresaltó, -está comunicándose a presidencia, ¿qué desea?

-el diseñador europeo de la gala, visitará la empresa y al presidente en veinte minutos, dijo la recepcionista.

-¿veinte minutos? dijo casi gritando, -¡gracias! Le avisaré, dijo intentando mantenerse calmado.

Inmediatamente llamó a cafetería, -necesito un té negro, en menos de cinco minutos, ¡gracias!

Namjoon sintió una mano sobre su hombro que lo movía suavemente, una voz conocida y lejana le hablaba llamándolo por su nombre. -¿por qué me llamas en sueños? Si lo hicieras cuando estoy despierto, correría a ti sin dudarlo... Dijo balbuceando en una voz casi inaudible.

Limerencia Y... ¿Moonlight? (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora