Limerencia Y... ¿Moonlight? (Namjin)

Lady Moon

Seokjin caminó por el pasillo después de bajar del avión, salió con Moon de la mano, quien caminaba alegremente a su lado.

Un hombre esperaba entre las personas con un pequeño cartel en sus manos, "K. Seokjin"

—¿Usted viene de parte de Jimin?

—¿Es usted Kim Seokjin? Dijo haciendo una reverencia,
—Acompáñame por favor, respondió al ver a Jin saludarle y afirmar su identidad.

Un auto negro esperaba, Seokjin se preguntó qué tan rico era Jimin para hacer aquello, "tiene escuelas de danza en la capital y aquí, no es de extrañar" sonrió mientras se sentaba con Seongjin emocionado pegado a la ventanilla del lujoso auto.

Su alma nostálgica dio paso a un asombro al llegar a la sede donde Jimin se encontraba, aquella no era una escuela de danza común, era enorme, vanguardista y llena de muchas personas que se hallaban trabajando y estudiando.

Jin bajó del auto, yendo directamente al segundo piso, Jimin lo esperaba ahí con una enorme sonrisa.

—¡Bienvenido Jin! Dijo con alegría recibiendo un suave abrazo, —¡Sé que estás cansado! Iremos a almorzar cuando Yoongi venga y te llevaremos a la que será tu casa estos tres meses.

Después de algunas horas, Yoongi apareció con su característica sonrisa de Gummy smile, se veía radiante, aunque brillaba más al observar a Jimin.

—¡Jin, Moon! ¡Aparecieron! ¡Me da tanto gusto verlos aquí!

Moon voló en los brazos de Yoongi y de Jimin quienes lo hacían reír a carcajadas, bromeando con Jin sobre robarlo para ellos.

Seokjin se rió fuerte, quedándose distraído de pronto, silencioso y lejano observando el horizonte; Yoongi no pasó desapercibido aquel gesto y decidió poner atención a su actuar; sus dudas se habían incrementado desde que Jimin le había contado sobre la video llamada.

Después de almorzar, se dirigieron a una zona residencial cerca de la playa, una cabaña tras otra formaban una hilera, separadas por un patio enorme y alberca.

—¡Esto es hermoso! Susurró limpiando una lagrima de sus ojos, después de recorrer el precioso lugar he instalarse; Yoongi se acercó cauteloso mientras Jimin jugaba con Moon en el patio.

—¿Qué sucede amigo? Te noto triste y has llorado varias veces en las pocas horas que llevas aquí, tú no sueles ser así.

—¡No te preocupes! Solo es la nostalgia al volver a bailar, susurró sintiendo como el nudo en su garganta le ahogaba.

Yoongi se atrevió a preguntar, estaba harto de darse cuenta de lo que sucedía y nadie dijera nada.

—¿Es por Namjoon? ¿pelearon acaso?

Seokjin se sobresaltó, –¿Qué dices? El Señor Kim no...

Pero Jin no pudo evitarlo y volvió a llorar frente al chico; Yoongi lo abrazó recostando su cabeza en su hombro.

—¡Todo pasará! No te preocupes, yo se cosas que tú desconoces, enfócate en el baile aquí, ¡disfruta! ¿Puedes intentarlo? Solo intenta vivir tu día de forma provechosa ¿vale?

Yoongi salió de ahí, "¡Kim Namjoon! Sé que tú nunca dices lo que sientes; pero confío que harás algo bien está vez, ¡de eso me encargo yo!"

Seokjin se hallaba lejos, sus pensamientos se ocupaban cuando se distraía. Guardó su alma dolida como perla en una ostra, ocultando su dolor sonriendo alegre, dejándola salir en horas muertas, cuando nadie lo veía.

Los días avanzaron y con ellos su nostalgia oculta a la vista de todos; las suaves olas de su calmado corazón eran la apariencia de su alma tormentosa como lluvia fuerte en alta mar; grandes rayos y truenos surcaban su mente destruyendo su alegría a pausas; pese a ello sonreía hermosamente cuando se levantaba y desayunaba a la orilla de la piscina acunando su espíritu al sol que asomaba tras el océano que pretencioso lo guardaba.