Una Perfecta Puesta De Sol

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Sus pasos resonaron en la arena con pesadez, eran lentos y sigilosos como si temieran ser escuchados; aquella parte de la playa se hallaba vacía, después de caminar un momento, fue entonces que pudo verlo.

Su silueta oscura se recortaba ante el sol que comenzaba a ocultarse en el océano apacible que lo recibía; el viento revolvía sus cabellos semi ondulados que brillaban ante la luz amarilla, llevándose consigo las cintas y tela de su ropa holgada y fresca en tonos blancos, la preciosa vista  lo hacía parecer un bello ángel blanco ante la majestuosidad de la arena, el océano y la puesta de sol.

Namjoon caminó sigiloso sintiendo el deseo de correr hacia Jin y abrazarlo, pero se contuvo al observar como se movía por la fuerza de sus sollozos, aquello destrozó su corazón.

Caminó sin hacer ruido hasta llegar lo más cerca que pudo, dejándose caer de rodillas en la tibia arena con la cabeza gacha y las manos sobre sus piernas.

Seokjin sollozaba su pena dejando salir su dolor en torrentes; un golpe seco sobre la arena lo hizo sobresaltarse, dejando de llorar en ese instante, volteó a ver la causa del sonido.

—¡Namjoon!
Murmuró con voz baja casi inaudible al ver la aparición de un espejismo al lado suyo;
—Incluso mi mente trastornada me hace verte aquí, ¿cuánto más he de soportar esta tortura? Susurró volviendo a sollozar, llevando su mano a su boca para no hacer ruido.

—¡Pido tu gracia para hablar contigo una vez más! la voz de Nam sonó fuerte y rota.

Seokjin se asustó, aquello no era un espejismo, no era uno de los tantos reflejos que había visto en sus días lejos de él, realmente estaba ahí humillado de rodillas.

Su perfil y sus bellos labios reflejaba el atardecer nostálgico, sus cabellos se revolvían como las hermosas palmeras que ondeaban al viento en las noches frías; todo él, completo en cuerpo y alma se hallaba ahí, sublime y superior como tan bello era.

Sus manos comenzaron a temblar presa de la ansiedad y el miedo, su mente le gritó que corriera lejos; ¡que se ocultara tras las nubes sigilosas que llamaban a la noche, egoístas de sus más tristes deseos!

¡Pero no su alma! Su alma le suplicaba que se quedara, ¡lo añoraba como el océano a la luna que hermosa lo iluminaba! Su alma suplicaba que lo tomara en sus manos como la ostra a la perla y lo guardara en lo más profundo de su ser.

—¿Qué quieres decirme? Dijo Jin con su voz trémula y susurrante, sintiendo su cuerpo temblar a punto del colapso.

—Mi cuerpo adicto al placer, te necesitó, creyendo que tú eras una fuente inagotable, un bálsamo, un complemento; ¡creyó necesitarte como si fueras el salvavidas de un náufrago y presa de esa sensación se volvió obsesivo...!

Seokjin sintió su corazón pequeño por aquella confesión tan cruel, ya sabía que Nam pensaba eso de él, pero estaba siendo duro al decírselo; a pesar de saberse más herido, siguió escuchando antes de dar la vuelta e irse.

—Pero al pasar de los días, tu hermosa sonrisa, tu mirada llena de pasión, la dulzura de tus facciones y tu asombro por las pequeñas cosas, fue quedándose en mi interior como un tatuaje; la forma en la que te expresabas y hacías ver las cosas simples como algo extraordinario ¡fueron haciéndome entender que eras alguien diferente!
¡alguien con un corazón superior a cualquiera!
¡fue entonces cuando sentí que tú no eras alguien que necesitaba como un complemento!

Los ojos de Nam se llenaron de lágrimas, sentía que Jin se iría en algún momento, los nervios lo bloquearon un instante; subió su rostro dándose cuenta que Seokjin lo veía con demasiada atención y rostro compungido, denotando que escuchar sus palabras le dolía.

Limerencia Y... ¿Moonlight? (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora