"Los reinos caen fácilmente. Los tronos se desmoronan como el polvo. Los corazones dejan de latir. Y las espinas toman sangre".
En un país dividido en dos, no hay lugar para errores. Especialmente, no en el núcleo de la misma familia real. Eso era e...
Ella era joven. Demasiado joven para saber que es perder a alguien y sin embargo lo sabía. Ella era demasiado joven para entender sobre guerras, hambrunas, muertes y sin embargo lo sabía. Ella también era demasiado joven para haber tomado una vida.
Y sin embargo, lo hizo.
Fue en la víspera del cumpleaños de su hermano menor. Para ser exactos era el décimo cumpleaños de su hermano Oleg. Fue un gran evento, con dignatarios extranjeros e invitaciones masivas para alabar al futuro rey de ravka.
Mientras tanto, la princesa de ravka todavía estaba en su habitación. Apenas con once años de edad, tenía la actitud de un dragón capaz de incendiar todo el gran palacio. Ella luchó contra el agarre de su cuidadora, ambas lo suficientemente enfadadas.
"¡Por favor, para!¡Lo estás apretando demasiado!", La princesa Irina arañó el vestido azul que se apretaba alrededor de su pequeño cuerpo, la tela del vestido era como una segunda piel.
Irina podía sentir los ganchos de metal, arañando la pálida piel de su espalda. Seguramente se sumaría a las marcas rojas que ya estropean su cuerpo.
Su cuidadora sacudió la cabeza, apretando los dientes con enojo, "El azul es el color que vuestro padre quiere que lleve la familia real. ¡No seas una mocosa!".
"¡Me estás haciendo daño!", la princesa se defendió agitándose, mientras la mano de la mujer apretaba su muñeca. Irina tembló de ira, mientras sus trenzas doradas revoloteaban alrededor de su cabeza como un nido de serpientes rabiosas.
"Aprenderás a comportarte y a hacer lo que te digan, niña tonta". Siseó la anciana cuidadora, sacando sangre del brazo de irina con sus uñas.
Más tarde lo reclamaría como un accidente, pensó la anciana. Siempre había sido su excusa cuando supuestamente iba demasiado lejos. Desafortunadamente, ella nunca tendría la oportunidad de usar tal excusa de nuevo.
Viendo el líquido rojo que goteaba por sus brazos, la princesa dejó escapar un fuerte grito. Se apartó de la niñera, juntando las manos en un gesto para protegerse.
A medida que la anciana se acercaba, Irina se agarró los brazos y gritó, "¡Aléjate de mi!¡ Y vete de aquí!¡Salta por la ventana si es necesario!".
De pronto, la anciana se paralizó, y sus ojos se abrieron con miedo cuando sintió que comenzaba a asfixiarse. Ella no podía respirar. No entraba aire en sus pulmones.
Empujó a la princesa lejos de ella, haciendo que Irina cayera sobre su espalda. El aire salió de sus pulmones, haciéndola jadear.
La princesa se obligó a sentarse, solo para presenciar horriblemente a su niñera, su tormento, abrir las grandes ventanas de vidrio y saltar a su muerte. Irina abrió la boca para soltar un grito antes de desmayarse.
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La fiesta siguió como si nada hubiera pasado.
Como si una mujer no hubiera muerto en los jardines del palacio.
Como si la princesa no hubiera sido encontrada inconsciente con marcas rosadas en forma de media luna en su muñeca.
Como si el rey no hubiera echado un vistazo a la escena anterior y buscara una solución. Para negar cualquier cosa que sucediera esa noche.
La princesa Irina se despertó en su cama muchas horas después, sus grandes ojos azules mirando a su padre que se encontraba preocupado.
"¿Papá?" Irina preguntó confusa.
"Arreglaré esto, Irina. Lo arreglaré. Nadie debe saber lo que ha sucedido, ni sobre lo que puedes hacer. ¿Entiendes?" El rey Andrei habló suavemente, echando hacía atrás su cabello dorado.
Las cejas de la princesa Irina se fruncieron. "Pero papá, yo...".
"¿Qué, Irina?" Preguntó su padre.
Irina descubrió que no podía decir lo que realmente quería. Que la cruel anciana la había estado lastimando y que se merecía lo que le había pasado. Que nunca se había sentido más poderosa que en ese momento.
Que ella había sentido cada célula, cada gota de sangre, y que le gustaba la forma en que sostenía esa vida en sus manos. Le gustó la forma en que el poder se apoderó de ella. Irina lo disfrutó. Pero no pudo decirlo.
Así que, no lo hizo.
"Sí, papá. Lo entiendo".
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Esta historia no es mía, solo soy una humilde traductora, esta historia pertenece a Krazy_Kupid
¿Qué os ha parecido el prólogo, mis queridos grishas?, debo decir que es por el prólogo que decidí traducir esta historia jajaja, me encantan cuando las historias están bien redactadas. Además adoro a las protagonistas con un carácter de fuego jajajaaj.
Nos vemos en el próximo capítulo mis adorados grishas, se despide con ustedes perséfone jackson.