"Los reinos caen fácilmente. Los tronos se desmoronan como el polvo. Los corazones dejan de latir. Y las espinas toman sangre".
En un país dividido en dos, no hay lugar para errores. Especialmente, no en el núcleo de la misma familia real. Eso era e...
"Hay unos hombres aquí para verte por la misión que les encomendaste".
"Envíalos adentro". Ordenó, apartando sus diversos corresponsales. Se había quedado despierto toda la noche, sin molestarse en pestañear, tratando de encontrar una manera de compensar el trato que había hecho con una persona muy importante.
Entró un grupo de hombres, todos ellos sombríos y silenciosos, iban vestidos bastante toscos, como hombres que habían optado por caminar a través del barro y la suciedad, en lugar de hombres que trabajan para la realeza.
"¿Bien?" Exigió, levantando una ceja. No tenía tiempo para las noticias cada vez que les asignaba hacer algo. Después de todo, deberían simplemente tener éxito, ser adecuados en sus tareas y esperar el dinero que les enviaría.
Uno de ellos dio un paso adelante, su tono de disculpa. "No pudimos llevar a cabo su orden. Asumo toda la responsabilidad. Perdónenos, moi tsar...."
Le dio un revés al hombre, enojado. "Estoy decepcionado de todos ustedes. ¿Qué tan difícil es matar a una persona?¿ A alguien desarmada?".
"Tuvo ayuda, señor". Uno de ellos intervino, claramente desesperado por resolver la situación.
Eso llamó su atención. "¿Qué tipo de ayuda?¿De quién?"
"Tenemos motivos para creer que recibió ayuda de un grisha".
Una sonrisa encontró su camino en sus labios.
"¿Una bruja? Perfecto. Podemos matar dos pájaros de un tiro".
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"¿Por qué me ayudas ?" exigió Irina, recogiendo sus faldas en sus manos mientras intentaba seguir al extraño invocador de sombras.
¿Por qué ella lo estaba siguiendo? Ni siquiera tenía un nombre para llamarlo.
Sin embargo, estaba conmocionada por los eventos anteriores. Si no sintió las consecuencias de sus acciones antes, las sintió ahora.
Las vidas de esos hombres comenzaron a pesar sobre ella. Aunque intentaron matarla, ella podría haber mostrado misericordia. Podría haberlos mutilado en lugar de matarlos.
Por otra parte, no era como si ella supiera como controlar su poder. Ella sólo sabía dejarse llevar, dejar que la llenara.
Ella no tenía la intención de soltar su poder. Simplemente sucedió, de un segundo a otro. Era como respirar, total y absolutamente natural.
Lo opuesto al hombre que caminaba delante de ella. En el momento en que ella lo vio, hubo un cambio en ella. Ella no podía explicarlo.
Se sentía como si fuera como una máquina y los engranajes se pusieran en su lugar, provocando una serie de movimientos en su interior. Todavía no sabía si eso era algo bueno o algo malo.
El respondió en silencio como si estuviera demasiado ocupado caminando para responderle.
Irina se obligó a moverse más rápido, alcanzando sus rápidos movimientos y colocándose entre él y su camino.
