Actualidad:
Edmund:
—¡Abuelo! —Mi nieta irrumpe en la habitación de su abuela, se queda en el marco. —Buenos días, abuela.
—Buenos días, Brownnynn.
—Estoy buscando a papá. —Avisa. —Abuelo ¿Tu sabes dónde está?
Respiro profundo, Lorena junta las cejas observándome.
—Lo mande a que sea útil y traiga un poco de leña.
—¿No teníamos suficiente leña? —Pregunta mi esposa.
—Es cierto, ayer estabas cortando. —Habla Brownnynn. —¿Por qué lo mandaste por más? Abuelo, si lo hiciste por...
—Eli fue con él.
Los ojos de Brownnynn se abren mucho.
—Edmund. —Lorena me llama la atención negando.
Encojo los hombros, inocente.
(***)
—Ha de ser demasiado trabajo para un hombre de ciudad. —Comento al salir al jardín, en él se encuentra el padre de Brownnynn cortando la madera con el hacha.
Se limpia el sudor de la frente con la muñeca, manchando las mangas de la camisa.
—Lo estás dando todo ¿Verdad?
Me mira conteniendo el fastidio.—¿Podemos llevar el tiempo que me quedare en paz?
—No he dicho más que verdad.
—Ed, sé que no le agrado, pero ver a mi hija va primero.
—¿Cómo fue primero mi hija?
Lo observo pasar saliva.—Lamento que no le guste tenerme aquí, pero tanto Lorena como Brownnynn están felices de que haya llegado, sobre todo mi hija.
Su boca se cierra.
Cojo la leña y la coloco sobre el tronco, le arrebato el hacha y doy el golpe, la madera de parte en dos y me giro hacia él.
—Es así como se hace.
—No he venido para incomodarlo, ni para que pase un mal cumpleaños en mi presencia, pero no puede prohibirme que aproveche el tiempo libre y vea a Brownnynn, lo mío con Sarah se acabó, pero no me rendiré con mi hija. Estaré en su vida.
—Ojalá sea así. —Le aclaro. —Y no se repita lo fácil que te rendiste con mi hija.
—Los tiempos ya no son como antes, Edmund. —Me corrige. —Usted y Lorena tuvieron la suerte de encontrar un amor para siempre. Las cosas entre Sarah y yo funcionaron diferente y daría todo para cambiarlo, pero ella no quiere saber nada de mí.
—Es lo que sucede cuando le ocultas la verdad a la mujer que juraste amar.
—¿Jamás le ha ocultado una verdad a Lorena?
No respondo.
—No nos compares.
—No lo hago, quiero que entienda que soy humano. Me equivoqué y quise enmendarlo, pero ella no quiere escuchar.
—¿Y la culpas?
No responde y agarro otro trozo de madera, partiéndolo a la mitad con el hacha.
—¿Puedo preguntar algo? —No contesto y el continua.
ESTÁS LEYENDO
Hasta la Eternidad
RomanceLorena y Edmund son la prueba viviente de que el amor lo sobrepasa todo. Sin embargo, su amor necesitaba una última prueba.