1970:
Edmund:
Estoy detrás de la puerta, escuchando los resultados mientras imagino a Lorena dentro sentada junto a sus compañeras, esperando que le digan si obtendrá el papel principal o no, trato de que no me vean y mi corazón late fuerte, durante la semana ha sido lo único de lo que ha hablado así que espero que...
—El papel de Swanilda, nuestro personaje principal...
Es posible que me vea más nervioso que ella.
—Lorena.
Escucho los gritos de las demás felicitándola, pero lo primero que oigo es su emoción y basta para volver a hacer mis cosas, tranquilo.
(***)
—¿De qué va Coppelia? —Le pregunto a Lorena, ambos estamos acostados en la terraza.
Lorena mantiene los ojos en el cielo. —De un hombre que se enamora de una muñeca.
—Tan turbio.
Se ríe.
—Es arte.
Suspira y sigue contando más sobre su papel y cuando menciona que habrá un romance, me volteo a observarla.
—Es actuado, Ed, no tienes por qué ponerte celoso.
—No lo estaba.
—Como digas.
Se incorpora sentándose y también lo hago, antes de darme cuenta, sus labios han tocado los míos y estoy devolviéndole el beso, con mi mano sobre su rostro, los labios de Lorena se entreabren dándome acceso a su boca y mi mano se desliza por sus hombros, bajando hasta que... ella rompe el beso agitada.
Lorena baja la mirada, pero vuelve a subirla y me sonríe.
—Tal vez nos podamos salir todos los días ahora que...
—Lo sé.
Ella me besa a mí y el timbre del descanso nos interrumpe, baja la cabeza decepcionada y suelta un suspiro.
—Tengo que regresar a la clase.
Me besa rápido y se levanta.
—Lorena. —La detengo con mi voz cuando me da la espalda.
Ella se gira hacia mí, parpadeando.
—Felicidades.
Pasa de la sorpresa a sonreír.
—Tienes una cita conmigo el día del recital, separa esa fecha.
Le aseguro que así es.—Ya lo hice.
Actualidad:
Estoy de pie en la entrada de la sala mientras veo a mi nieta y Brownnynn decorar el lugar, Lorena dándole ordenes al inútil de Jack.
—Más a tu izquierda...—Indica señalando desde la silla.
—¿Mejor?
—Esta chueco, papá. —Le corrige mi nieta.
Brownnynn suelta el globo que iba inflando y este comienza su recorrido sobre el aire hasta caer sobre mis pies.
—¡No, Edmun! —Me grita Lorena. —¡Es una sorpresa!
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Hasta la Eternidad
RomanceLorena y Edmund son la prueba viviente de que el amor lo sobrepasa todo. Sin embargo, su amor necesitaba una última prueba.