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Edmund:
—¡Papá!
Escucho los gritos de Sarah y no respondo, bajo del asiento de copiloto donde he ido junto a mi esposa en la camioneta, mientras Eli conducía, hay un espacio para tres al ser un solo mueble y me asegure que Lorena fuera cómoda, aunque más me preocupaba su manera de aferrarse a mi durante el trayecto.
—Lorena, cariño. —Muevo a mi esposa, Eli apaga el motor. —Necesito que te muevas.
Me observa con la mirada caída y extiendo mis brazos para recibirla, quiero cargarla, pero Lorena opta por poner los pies fuera del vehículo, Jack llega a mi lado y cierra la puerta de la camioneta.
Mi mirada encuentra la suya y agradezco, mientras llevo a Lorena al interior.
—¡Papá! —Sarah vuelve a llamar y me sigue hasta que su ex esposo la hace parar sujetándole de los hombros.
—¡Suéltame! —Escucho que grita a mis espaldas. —¡No me toques, Jack!
Por el griterío entiendo que Jack intenta detenerla de nuevo, mientras ella parece luchar para que la suelte.
La voz de mi nieta se une. —Mamá, ya basta.
Ambas voces paran y cruzo la puerta con Lorena, me concentro en ella y le pido que camine hacia la habitación.
—Ya casi llegamos, cariño. —Le digo. —Unos pasos más.
—Me siento cansada, Ed.
—Lo sé.
Me trago el nudo en la garganta y la hago sentar en la cama, luego echarse, Lorena toma la posición de costado y le cubro con las sabanas, ella no tarda en quedarse dormida.
Salgo de la habitación y me encuentro con Brownyn dando paso hacia el interior, ella retrocede al verme.
—¿Cómo está la abuela?
Me giro a observar a mi esposa. —Ya está mejor.
—Abuelo..
—Lo mejor es dejarla descansar. —No estoy para dar explicaciones ahora.
—Si. —Responde. —También deberías descansar... papá hará la cena y yo le ayudare.
Alzo las cejas.
—Si quieres.
Respiro profundo.
—Eso estaría bien, Brownyn. —Respondo y ella asiente, saliendo de la habitación.
(***)
Intento no encontrarme con Sarah ni nadie una vez que salgo de la habitación y afortunadamente solo esta Brownyn en la cocina con Eli, la situación ni siquiera me molesta ya que la atención de ambos parece estar en la "criatura mágica entre sus manos"
—Eso
—Es para la abuela. —Responde mi nieta y me muestra el nomo de jardín. —Mamá no quería que lo comprara, pero la abuela quería uno y lo compre, se rayó una mano en el camino y—Mira a Eli. —Eli me estaba ayudando a repararlo... ¿Cómo quedo?
—No lo notara.
—Creo que le gustara. —Opina Eli.
Brownyn sonríe.
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Hasta la Eternidad
RomanceLorena y Edmund son la prueba viviente de que el amor lo sobrepasa todo. Sin embargo, su amor necesitaba una última prueba.