1970:
Edmund:
Recibo la invitación en mis manos, de la misma Lorena y también le da uno a Raul.
—¿Gracias? —Pregunta preocupado mi amigo.
—Es para que veas que no hay rencores.
Sonrio y Raúl rueda los ojos.
—Espero que puedas ir, hablo en serio. —Ella le asegura y luego me mira a mí, con las mejillas sonrojadas. —Y tú, sobre todo tu.
Raúl me golpea el brazo con el codo.
—Los sábados también trabajamos, así que dudo que pueda ir. —Raúl le devuelve la invitación. —Pero gracias y no hay rencores.
—Quédatela, tal vez si te desocupas. —Me mira otra vez a mí. —¿También estarás ocupado?
Observo a Raúl, quien niega con la cabeza.
—Te prometí que iría... —Hago una pausa y miro a Raúl. —Si estamos ocu..
—Si ira. —Le asegura mi amigo y mueve la invitación en la mano, agradeciendo.
Lorena me sonríe y no puedo ocultar la mía.
(***)
—¿Realmente no puedes ir?
Raúl deja de limpiar las mesas y pone los ojos sobre mí.
—Si puedo. —Enjuaga el pedazo de tela en la tina y sigue limpiando. —Pero creí que necesitas tiempo a solas con tu chica sin que yo interrumpa.
—No es.
—Te gusta, no soy idiota.
No respondo y el suspira.
—Aunque si por creer que tendría una oportunidad con Mary cuando siempre le has gustado tú.
—Raúl.
—No, está bien. —Me detiene. —En el amor habrán muchas decepciones, no sientas lastima y ve a esa cita.
Continúa limpiando, esta vez dándome la espalda y saco la invitación que llevo guardada todo el día en el bolsillo trasero.
Observándolo, digo.—Lo hare.
Actualidad:
—¡Sorpresa!
¿Sorpresa?
Hay arreglos en la sala de mi cabaña y un pastel. Mi esposa, mi nieta, Eli y Jack se encuentras debajo de un cartel que tiene mi nombre y las dos palabras "Feliz cumpleaños"
—Al menos finge sorpresa, abuelo. —Brownyn se pone ambas manos a la cintura.
—¿Wooh?
—Vaya sorpresa.—Mi nieta rueda los ojos.
Lorena ríe y es la primera en venir hacia mí, me rodea con los brazos muy despacio y la atraigo contra mi pecho.
—Feliz cumpleaños, amor mío.
Seguido, Brownyn lo hace también y cuando tanto como Jack y Eli vienen a saludarme, los detengo.
—Sopla las velas. —Pide Brownyn y mantengo a Lorena en mis brazos, mi esposa se aparte y también insiste.
—Sopla las velas, Ed.
Jack trae el pastel.
—Y un deseo, no lo olvides. —Insiste mi nieta, Lorena se ríe.
Observo a mi esposa y pido lo único que me anhela en este segundo, soplo las velas dejándonos en una oscuridad, hasta que Brownyn se acerca a encender las luces.
Golpean la puerta.
—¡Yo voy! —Contesta mi nieta, mientras su abuela intenta cortar el pastel y Eli la ayuda, Jack se va a la cocina por algunos platillos.
La puerta se abre y no le prestó atención hasta que los platos se resbalan de las manos de Lorena, la porcelana se hace añicos y giro mi cabeza observando en la dirección en las que se dirigen sus ojos.
Los míos se abren llenos de sorpresa y puedo escuchar otro plato caer, de los que trae Jack.
Sarah...
—¿Llego tarde para la fiesta?—Pregunta mi hija quitándose los lentes oscuros, sin embargo lo que más me sorprende es la maleta corrediza que lleva en las manos.
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Hasta la Eternidad
عاطفيةLorena y Edmund son la prueba viviente de que el amor lo sobrepasa todo. Sin embargo, su amor necesitaba una última prueba.