Capítulo 11.

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Desperté enredada en los brazos del pelinegro que todavía dormía profundamente. Levanté la cabeza de su hombro para verle, estaba tumbado de lado con el polo revuelto mientras su pecho subía y bajaba rítmicamente. Era demasiado perfecto para ser real. Observé sus tatuajes, nunca me había parado a verlos. Tenía un escorpión debajo de la oreja, por el pecho tenía cruces y una serpiente cubriéndole el hombro, en el centro tenía una frase en lo que parecían letras griegas. Por el abdomen tenía pistolas y dagas clavándose en una rosa y algún que otro tatuaje aleatorio. En los brazos tenía cartas de póker, cuchillos, rosas, calaveras, números, ... Me daba curiosidad saber el significado de algunos.

Retiré con cuidado su brazo que estaba sobre mi cintura y me estiré hacia la mesilla para alcanzar mi móvil, no tenía ningún mensaje y todavía era pronto para levantarme. Me volví a tumbar acurrucándome contra su pecho. Nunca había sido de la chicas que se quedaban a la mañana siguiente pero estaba realmente agusto entre las sábanas y sus brazos, tenía ganas de pasar mis manos por sus brazos y acariciarle pero sentía que eso iba a ser demasiado cariñoso, al final no éramos nada ni íbamos a serlo. Tuve que repetirme varias veces mentalmente que no estaba en una situación como para tener pareja, eso sería como cargarle todos mis problemas a la espalda, los dos sufriríamos y no quería eso. Luego me di cuenta de que realmente me estaba replanteando el tener una relación con él. No. Aquella no era buena señal ¿Qué me pasaba?

Agobiada con mis nuevos sentimiento volví a quitar sus manos de mi cintura en lo que salía de la cama, me senté al borde estirando la espalda mientras la luz que venía de los ventanales me cegaba. Escuché un gruñido detrás mía, me giré a mirar a Jayden, este abrió un ojo mirándome con seriedad, pero esta vez me parecía adorable.

—Buenos días. — Dije con una voz ronca. Jayden gruñó y se dio la vuelta dándome la espalda y volviéndose a dormir. Era un chico realmente encantador.

Me levanté y bajé las escaleras. Sam seguía dormido en el sofá en la misma posición que le dejé por la noche. Pasé de largo y entré en el baño, a comparación con la casa este era muy pequeño. Usé el servicio y me peiné un poco en el espejo, el maquillaje del día anterior se había borrado.

Salí del baño y me encontré a Jayden preparándose un bol de cereales en la isla de su cocina. Era una situación algo incómoda. Me senté en uno de los taburetes de la cocina, tenía la encimera adornada con flores blancas, no le pegaba para nada. Jayden levantó la cabeza al sentarme.

— ¿Quieres algo de desayunar? — Preguntó al ver como miraba fijamente el gran tazón de cereales que estaba sobre la encimera.

— Si por favor.

Suspiró y abrió los armarios de la pared para agarrar otro bol y servirme la leche. No quería parecer una loca que le observaba así que me hice la indiferente mientras miraba el móvil. Me metí en Twitter, Olivia había publicado un nuevo Tweet insultándome.

— ¿Tu ex está un poco loca, no? — Dije mientras volvía a leer la publicación.

— Pensaba que ya te habrías dado cuenta. — Respondió mientras sacaba los cereales de la caja. Me miró y vio que estaba leyendo mi móvil. — ¿Ha vuelto a publicar algo?

— ¿Ósea que tú si que habías leído lo que puso sobre mi y mi hermano?

— Claro que lo leí, lo leyó todo el mundo. — Rio dándolo como obvio.

Tumbé la cabeza a un lado tocándome el pelo y colocándomelo a un costado. — Este instituto es un asco.

Jayden dejó el bol con cereales y una cuchara delante mía, se fue a la encimera de en frente apoyándose en ella y comiendo lo suyo. El ambiente ya no era tan incómodo pero igualmente no estaba muy segura sobre todo esto, no entendía por qué nos había acogido en su casa después de haberme dicho como treinta veces que no me hiciese ilusiones. O alomejor la que me hacía ilusiones era yo y para él era algo normal invitar chicas a su casa a dormir...

COMERTE ENTERA © +18  (Aún En Desarrollo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora