Capítulo 11

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Los días siguientes fueron muy extraños para mí, de todas maneras me sentía feliz de verlo a él tan feliz; Volvimos a Francia, conocí su departamento; su departamento era justo como él, olía a él, su departamento era una mezcla de sobriedad y arte, luego fuimos a Italia, fue muy diferente a cuando llegué a París. Italia verdaderamente se convirtió como una especia de luna de miel para Alexandré, estuvimos en la costa Amalfitana, un lugar precioso en toda la extensión de la palabra, me sentí como si estuviese en una película de fantasía romántica.

Los días pasaron, visité muchos lugares que creía que nunca en la vida los vería con mis propios ojos, pero la parte más triste del viaje llegó, tenía que volver a mi país; Por un lado quería quedarme, quería seguir viajando y descubriendo nuevos lugares para mí, pero por el otro lado agradecía volver a mi casa y tener un respiro de Alexandré, quien era una persona extremadamente demandante con mi tiempo, pocas veces me dejaba sola.

Estaba genuinamente agradecida con Alexandré por todo lo que ha hecho para que yo esté aquí cumpliendo mis sueños, pero él era el factor que no tenía previsto; no tenía previsto tener una relación formal con quién yo creía mí amigo, en cambio Alexandré tenía todo planeado en su cabeza, según él ya teníamos una relación a distancia, al menos él lo creía así, pero como nunca me pidió ser su novia formalmente, para mí se trababa de un amigo nada más, fue un choque cultural luego de enterarme de esto, aunque nunca se lo dije a Alexandré, nunca le dije que no tenía ni idea de que yo le gustara y que nunca lo vi con otros ojos que no sean de una amistad, nunca se lo dije y creo que nunca se lo diré.

- No quiero que te vayas, quédate conmigo por favor. - Ambos estábamos en su habitación, acostados en la cama desnudos, mi cabeza descansaba en su pecho, y agradecía no tener que verle a los ojos.

- Sabes que debo volver, no puedo quedarme ilegalmente en Europa, después no podría volver, además, extraño a mi familia, a mi mamá, mi tía, mis primos y mi mejor amiga, hace más de un mes que no los veo. - Trataba de ser comprensiva con Alexandré pero aveces se comportaba como un niño pequeño.

- Ya te dije, te puedes quedar y realizarían todo el proceso legal desde aquí, podrías quedarte sin problemas, yo me haré cargo de ti.

- Si, lo sé, pero haremos eso cuando vuelva ¿si?, además tengo que explicarle muchas cosas a mi mamá. - Miraba el anillo de compromiso que tenía en mi mano, realmente hermoso, nunca creí que me casaría, nunca imaginé casarme ni tener hijos, nunca estuvo en mis planes, me imaginaba a mi misma en el futuro de mochilero por el mundo, era lo único que tenía planeado hacer.

- Si le hubieses hablado de mí a tu madre, no tendríamos que separarnos ahora.

- No vivíamos juntas en ese entonces, estuvimos un año separadas mientras yo aprendía inglés y vivía con mi tía en otra ciudad, mi tía si sabe sobre ti.

- Uhm... está bien. Tengo una sorpresa para ti, esta noche, ya que será tu última noche conmigo. - ¿Una sorpresa para mí? ¿Con qué más quería sorprenderme este hombre? Alexandré no dejaba de hacerme regalos y darme detalles, esperaba que fuese así por el resto del tiempo que nos toque estar juntos.

- Si es una sorpresa, no preguntaré de qué trata, ni pediré pistas. ¿Qué harás mientras yo no esté? Tengo curiosidad.

- Trabajar, volveré a mi aburrida y exhaustiva vida, esperando a tu regreso. Te extrañaré demasiado. - Yo contaba las horas para volver a mi casa, contarle todo a detalle a mi amiga Marí, y esperando a que me diera buenos consejos.

Alexandré, con su cabello todo alborotado, y sus ojos más brillantes de lo normal, lo veía más guapo de esta manera, se que si fuese por él no saldríamos de esta habitación nunca; le miraba y le acariciaba el rostro, me caía mejor cuando no decía nada y solo estábamos en silencio.

- No me mires de esa manera, me pones nervioso.. - Me hacía reír con sus ocurrencias, la siempre es un manojo de nervios era yo, pero en estos momentos me sentía tan en paz.

- Solo me quedo viendo tus ojos, están preciosos, los envidio... - Alexandré me besó, era justo lo que él estaba buscando desde momentos atrás, siempre me robaba los besos, nunca pedía permiso; ambos así en la que ahora era nuestra cama, sin tener vergüenza el uno del otro, y esta era la nueva faceta que descubría de Alexandré y de mí, nuestra faceta de amantes; Alexandré era un fuego muy intenso, y me tocaba lidiar con eso todo el tiempo desde aquella noche en Mónaco, todo era nuevo para mí, pero decidí que sólo me dejaría ser y actuaría como me sintiera en esos momentos, sin tener pena ni vergüenza de nada.

Cuando mi madre me contó la historia de cómo conoció a mi padre, apenas era una niña, pero recuerdo muy bien cuando dijo "Aveces tenemos que decidir, entre amar o ser amados", en esos momentos no la entendía, y por dentro tenía rencor, rencor hacia ella y hacia mi padre, rencor porque por culpa de ellos nunca tuve la vida que me hubiese gustado tener, todas mis amistades a lo largo de mi vida siempre han tenido a sus padres juntos, padres amorosos que los apoyan, cuando el papá llegaba del trabajo, le daba un beso a su hija, y luego me saludaba a mí porque yo era la amiga de su hija, ese siempre fue mi papel, nunca tuve eso.

No sé cómo describir todo lo que pasaba por mi cabeza en esos momentos, desde Mónaco todo cambió para mí; había echado un solo vistazo a lo que podría llegar a ser mi vida al lado de Alexandré, y desde Mónaco decidí que haría todo lo posible para que eso fuera permanente.

Desde que Alexandré me pidió matrimonio en Italia supe que no podía dejarlo ir, que debería aferrarme a él y a todo lo que él podía darme, y quién sabe si en un futuro llegara a corresponderle de la misma manera, pero lo intentaría, sé que a su lado yo podría ser muy feliz,y por muchas dudas que tenga sobre él, nada cambiaría el hecho de que me casaré con Alexandré Belmont.

Como era nuestra última noche juntos antes de yo partir a mi país, Alexandré había organizado una "sorpresa" para mí, como invitados sorpresa estuvieron sus hermanos menores, François, Pierre y la novia de este; Pierre se veía muy gracioso al lado de su novia, su novia era seis años mayor que él y era una mujer hermosa, rubia de ojos cafés, con un aura muy bonita, y luego estaba Pierre a su lado que aún parecía adolescente.

Esa noche fue muy divertida, incluso yo estaba impresionada de que me estuviera divirtiendo tanto con ellos, el ambiente estaba agradable; disfrutamos de François tocando el piano para nosotros, y de como Pierre alegaba de que tenía más talento que su hermano pero que no le gustaba practicar; La novia de Pierre, Geraldine, era muy graciosa, algo tímida pero siempre sacaba sonrisas al hacerle burlas a su novio; esa noche me la pasé bien, creí que esa sería mi sorpresa o mi despedida, pero los sorprendidos serían ellos cuando Alexandré anunció nuestro compromiso, tanto Pierre como su novia estaban descolocados; ellos empezaron a hablar francés, pero Alexandré les pidió que solo hablaran en inglés para que yo pudiese entender lo que decían, François era el único que no parecía impresionado, y fue el primero en felicitarnos, creí que sería incómodo pero no, No fue así, Pierre y su novia al segundo pusieron su mejor cara y nos felicitaron, luego continuaron tomando vino y charlando.

Luego al llegar a casa había un ramo de rosas blancas en la mesa, según Alexandré eran 100 rosas, una rosa por cada día que pasaremos separados, ¿Porqué tenía que ser tan intenso? De todos modos el detalle era muy bonito, me gustaban las rosas.

Esa noche fue nuestra despedida; quería irme, ver a mi familia, a mi mejor amiga, quería la comida típica de mi país, el clima tropical y sobre todo, quería despedirme de mi antigua vida allá, un viaje de despedida, porque mi nueva yo pertenecía a donde estuviera Alexandré.

The million dollar manWhere stories live. Discover now