𝐇𝐈𝐆𝐇𝐄𝐑﹔soobjun (숩준)

𝗻𝗶𝗻𝗲﹔𝟎𝟗

¿Por qué Soobin había tomado esa decisión?

—Soobin —lo llamó Yeonjun con los brazos cruzados. Su tono siendo demasiado directo para lo que estaba acostumbrado a oír del chico.

—¿Si?

—¿Siempre vas por ahí dándote besos con la gente sin ser nada?

Ladeó la cabeza.

—¿Cómo dices?

—Lo que escuchaste.

Siguió sin entender, quizás porque estaba en horario laboral y no en su apartamento o en el del mayor, quizás porque no estaba pensando en esos asuntos y quizás porque en ese momento se encontraba en su reducido descanso ingiriendo un sándwich.

—No te estoy entendiendo, Yeonjun.

El mencionado se levantó de la silla que estaba a su lado, ya cansado de que el otro no entendiera su punto y también quizás sintiéndose estúpido por pedir una explicación de ese tipo en primer lugar, aunque ya estaba en aquella situación y no iba a retractarse como si fuera un cobarde, después de todo él también tenía sentimientos como cualquier persona.

—Me refiero a... —suspiró— que no me gusta estar siendo usado como un medio para satisfacer necesidades ajenas cuando yo también tengo las mías.

—¿Por qué crees eso? —su cerebro aún se negaba a darle pistas, más porque no entendía por qué el mayor quería enterrar el dedo en su pecho—, ¿y yo qué tengo que ver?

El pelirosa se tomó la tarea de llevárselo con una excusa barata para ir a hablar con él en algún otro sitio, claro que no iba a admitir delante de sus compañeros de trabajo el hecho de que había estado frecuentando a Soobin muchas veces en esa semana que acababa de concluir y no precisamente por aspectos que involucraran su desempeño laboral o algún otro aspecto que involucrara trabajo como muchos podrían creer. Claro que no iba a decir en voz alta la forma en la que se habían estado besando mucho últimamente.

Entraron a una oficina (como el mayor quería llamarle a donde dejaba algunas cosas suyas para cualquier emergencia que se presentara), la que Yeonjun había adquirido una vez se comprobó su excelencia y eficacia, y luego el mayor cerró detrás para evitar a alguna persona que quisiera espiar su conversación. Indicó al menor que se sentara en una de las sillas, y luego tomó otra para usarla él mismo, colocándola justo enfrente de la del pelinegro, casi a propósito porque conocía que el chico no era un experto ni un aficionado a enfrentar sus problemas.

—Lo que quiero decir —comenzó— es que no entiendo tu punto, tu afición, tu fetiche o lo que sea del porqué besarnos sin ser nada, porque te estás llevando parte de mí en eso.

—Ah, te referías a eso.

Observó cómo el piloto parecía querer reír, y se cruzó de brazos, ¡lo que le estaba diciendo era serio, por un demonio!

—Y ahora te ríes  —entrecerró los ojos.

—Lo siento, jjun, no es mi intención —se incorporó nuevamente, lo que creyó que acreditaría su sinceridad—. Es sólo que no entiendo por qué asumes que para mí sólo es un pasatiempo.

Ahora Yeonjun era el confundido.

—¿Cómo?

—Creí que era obvio que nadie besa a otra persona sin sentimientos de por medio —se acomodó en su asiento, la postura del pelirosa ahora relajada, dispuesto a escuchar a su menor—. ¿Has visto a las personas de algunos programas pareciendo que se conocen de toda la vida al besarse? —observó un asentimiento—, bien. Esas personas sienten algo por besar, por mucho que no padezcan basorexia, puede ser deseo o simple atracción, pero siempre hay algo.