𝗲𝗹𝗲𝘃𝗲𝗻﹔𝟏𝟏

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—Bienvenido al Aeropuerto Nacional de Seúl, joven... —lo saludó un hombre frente a él, aparentemente siendo el que daba la bienvenida a los pobres aspirantes a la pasantía de traslados.

—Choi —completó—. Mi nombre es Choi Beomgyu y vengo de terminar mis prácticas como TCP en Daegu.

—Increíble, usted es uno de los pocos que logró ser admitido desde Daegu —le reconoció el extraño, el castaño solo pudo sonreír y continuar avanzando.

El aeropuerto capitalino era realmente grande y curioso, con personas moviéndose en todas direcciones, yendo y viniendo cada tanto, aunque también debía reconocer que era gente muy amable, saludándolo cortésmente cada que encontraba algún rostro. Acreditó todo a que sabían que ese día llegarían las personas a prueba.

Buscó por todos lados (a los que tenía acceso) a su primo, queriendo encontrar su inconfundible cabellera rosada entre toda la gente que por ahí transitaba, aunque pronto se dió cuenta de que era realmente difícil buscarlo así, y abandonó temporalmente su búsqueda para concentrarse en encontrar la explanada trasera de ese auditorio que quedaba al lado del complejo aeroportuario. Mucha gente con trajes y placas en los sacos estaba yendo de arriba a abajo en la preparación del lugar, al cual debían hacerle unos ajustes hospitalarios al notar que llegó mucha más gente de la que creían haber previsto cuando tuvieron las listas en sus manos.

—Pasen por aquí, por favor —pidió un rubio que tenía tres barras doradas en su charretera, el cual reconoció inmediatamente como un copiloto y, bueno, estaba sorprendido de que el chico parecía ser un par de años más joven que él. De nuevo le restó importancia y lo dejó a su conclusión sobre los beneficios que tenía vivir en la capital.

Él y el resto de aspirantes obedecieron a la voz amigable que les indicó aquello, y luego todos buscaron su lugar que tenían asignado para escuchar los discursos que seguramente el ANS tenía para darles como plática motivacional sobre que no se rindiesen y ese tipo de cosas que Beomgyu ya había escuchado antes de dejar su lugar natal para arriesgarse en conseguir esa pasantía que finalmente lo dejaría trabajar en el aeropuerto de Incheon, el más reconocido de Corea.

Aún no lograba entender por qué los mandaban ahí a cumplir sus pruebas si el aeropuerto era relativamente nuevo aún, pero tampoco es como si quisiera meterse a reformar todos y cada uno de los movimientos que el gobierno les daba por orden, volvió a restarle relevancia al asunto y se acomodó adecuadamente en su asiento.

Todos estuvieron acomodados en sus asientos correspondientes y después de unos ajustes técnicos —como les habían explicado en su motivo de tardanza—, la ceremonia se dió por iniciada.

—Buen día —saludó un pelinegro de traje azul marino el cual inmediatamente captó su atención por la autoridad en su voz—. Bienvenidos al Aeropuerto Nacional de Seúl. Me presento con ustedes, mi nombre es Kang Taehyun y estoy a cargo de supervisar el desempeño de algunos de ustedes junto con otros colegas que posteriormente se presentarán.

Cuando Beomgyu escuchó a su primo hablar de cómo se había flechado por ese piloto casi inmediatamente que lo vió, se rió si era sincero (lo hizo en su mente para no ofender a su ilusionado mejor amigo familiar), pero ahora, después de conocer de vista a ese chico que se encontraba hablando arriba de la plataforma luciendo tan radiante al explicar, fue que se comenzó a preguntar si el sentirse atraído visualmente de primeras no era alguna clase de maldición en su linaje familiar de la cual no estaba enterado.

Algunas veces era un experto en ser melodramático.

—...y nos encargaremos de cualquier inconveniente, aunque deben saber que, como en cada aeropuerto, tenemos un código para todo: conducta, vestimenta, etiqueta, incluso tenemos instrucciones para algunos tipos de relaciones interpersonales que pudiesen afectar su desempeño laboral —el pelinegro continuaba hablando y Beomgyu seguía perdido siguiendo el movimiento de sus labios—. Por favor, asegúrense de no romperlo ni violar ninguna pauta impresa.

𝐇𝐈𝐆𝐇𝐄𝐑﹔soobjun (숩준)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora