𝗼𝗻𝗲﹔𝟎𝟏

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El aeropuerto estaba, como siempre, abarrotado de gente. Pero había algo extra, por alguna razón todos parecían moverse mucho más rápido de lo normal esa mañana.

Por ahí escuchó a unas chicas decir que un nuevo empleado llegaría, y se le hizo extraño porque no habían solicitado ningún puesto en las últimas semanas, incluso meses. Pero bueno, eran asuntos administrativos en los que él no estaba involucrado.

El pelirosa terminó de ponerse su uniforme para empezar con su turno vespertino, algo fastidiado porque ese día le tocaba doblar turno. Realmente esperaba que ese rumor fuera falso, o que al menos a él no lo involucraran de ninguna manera.

—Yeonjun —escuchó detrás de él, encontrándose con una rubia—. El señor kim me ha dicho que en quince minutos vayas a su oficina.

—Gracias, Yeji —le sonrió en cortesía, no podía culparla de que su supervisor la usara de mensajera—. Iré.

Bufó, yendo en dirección de la oficina de su autoridad. ojalá el gerente de aeropuerto lo despidiera por ser tan mandón. Aunque, bueno, quizás se lo merecía por aparecer con el cabello tinturado así sin haber avisado antes.

—¿Quería verme, señor? —preguntó una vez en el marco de la puerta que daba hacia la oficina.

—Choi —lo saludó—. Sí, necesito que coordines con el gestor de vuelos para que reciban uno que llega en poco tiempo.

—¿Qué? —soltó, sorprendido y confundido. era muy poco tiempo para hacer ambas cosas.

—Ya avisé al gestor, solo te decía para que los recibieras.

—Ah —soltó aire—. Bien, lo haré.

Gran hijo de... Yeonjun salió tragándose sus pensamientos. Debía mejorar su estado de ánimo, ya que los clientes no tenían la culpa de su molestia.

Debía ser profesional, así que eso procuró.

Fue hasta la zona de abordaje número tres para esperar el avión que alcanzaba a divisar, el cual era un avión inglés. Sacó su celular para checar la hora, y al ver que había llegado a tiempo no pudo evitar sonreír con un deje de superioridad en su mirada. No por nada era la cara de la aerolínea. Bueno, su pasado como modelo ayudaba mucho, ocasionalmente algunos pasajeros lo habían reconocido como “el chico lindo de los comerciales de perfume” o “el bonito sobrecargo que siempre huele muy bien”, ambas versiones le gustaban.

El avión estuvo en el suelo cinco minutos después de la hora indicada, y Yeonjun se acercó a la escotilla cuando vió que ésta comenzó a bajar. Recibió un par de niños con los ojos llorosos que probablemente habían tenido miedo, así que hizo su trabajo.

—Hey, bonitos, no lloren. ya estamos abajo, ¿ven? —les mostró—. Eso es... Ya está todo bien.

Los niños poco a poco dejaron de llorar y el pelirosa les extendió una paleta.

—Se las regalo por lo buenos que han sido —la recibieron con una sonrisa un poco deforme por la reciente conmoción—, pero que sea nuestro secreto.

Los niños rieron cuando el mayor les guiñó de una manera muy graciosa el ojo, ya que no contaba con esa magnífica capacidad aún. Yeonjun se levantó y los entregó con una joven que probablemente tenía unos 26 años.

—Son unos niños muy lindos —le dijo, y luego los vio para despedirse—. ¡Hasta luego, pórtense bien!

Cuando alzó la mirada para seguir recibiendo gente, entre pláticas que no duraban más allá de un “de nada” y palabras de aliento para pasajeros asustados, se congeló un momento.

𝐇𝐈𝐆𝐇𝐄𝐑﹔soobjun (숩준)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora