𝘁𝘄𝗲𝗹𝘃𝗲﹔𝟏𝟐

400 58 49
                                    

La forma en la que ese aprendiz no se soltaba de Yeonjun hacía que su bilis subiera por su garganta y la conciencia comenzara a traicionarlo mientras una sensación de pesadez invadía el área que rodeaba a su corazón. ¿Lo peor? El pelirosa parecía no notarlo.

Recordaba haber visto a ese sinvergüenza pasar de largo los temas como si no los conociera, o la vez que escuchó cómo fingía no haber entendido algo para señalarlo en el libro que estaba leyendo y así tener el rostro de su novio cerca, juraba que podría sentir la respiración de Yeonjun en su mejilla.

Pero la vez que quiso preguntarle a Yeonjun qué ocurría, este sólo rió negando y le dijo:

—Te preocupas por nada, Soobin-ah.

¿Cómo? ¡Era el único en no darse cuenta!

Aunque también recordó cómo el pelirosa se encargó de abrazarlo por la espalda y susurrarle un:

—No necesito a nadie más cuando ya tengo al chico más hermoso del mundo como mi novio.

La cosa era que Yeonjun le decía que no debía preocuparse, lo hacía de formas diversas cada que había tenido esa duda en su mente y lo citaba para conversarlo, pero la mente del pelinegro era traicionera y se encargaba de hacerle pasar malos ratos cada que veía cómo ese chico pasaba por la sala donde estuviese buscando a Yeonjun de una forma tan niñata que realmente lo desesperaba.

Habían pasado ya dos semanas desde que se comenzaron a llevar a cabo esas pasantías que comenzaba a odiar con su alma porque, bueno, él nunca había hecho una y además ahora las consideraba mucho más innecesarias de lo que las creía cuando recién había graduado de la universidad. También había pasado un tiempo desde que supo que aquel chico de mechas rubias que vió salir del departamento de Yeonjun esa mañana que lo invitó a desayunar ahí mismo era nada más y nada menos que ese familiar —su primo— por el cual había rechazado acompañarlo en ese vuelo tan estresante que había tenido hacía Estados Unidos, con el cual llevaba platicando bastantes mañanas, como esa en donde volvía a descargar sus penas emocionales referentes a ese chico de sonrisa bonita que era lo suficientemente despierto pero por alguna razón parecía más inocente cuando alguien coqueteaba con él.

—¿Estás sugiriendo que mi primo es igual de coqueto cuando está soltero a cuando está en una relación?

El ahora rubio lo miraba con una ceja alzada y algo de acusación en sus ojos a la vez que cruzaba sus brazos frente a su pecho. Beomgyu era más parecido a Yeonjun de lo que creía algunas veces.

—¡No! —se apresuró en negar—. No digo que Yeonjun sea el problema, pero... a veces me gustaría que se diera cuenta que ese maldito Kim está coqueteando con él y-... Ahhh, qué difícil es la vida.

El rostro expectante de Beomgyu y sus cejas fruncidas hacia dentro no desaparecieron, era como si estuviera analizando cada cosa que salía de su boca para recriminarle después e ir con Yeonjun a decirle que tenía un novio muy idiota y que mejor terminara con él y buscara a otro. Su mente a veces se pasaba de creativa.

—¿Y? —suspiró—. Han tenido esa plática un millón de veces, Soobin, ¿y qué te ha dicho en todas?

Soobin se quedó mirando al piso.

—Que no tengo de qué preocuparme.

Vamos, se sentía ridículo en ese momento, como si fuera un perro regañado solamente por existir (más o menos). Desde ahora en adelante les tendría más empatía.

—¿Entonces? —el tono de Beomgyu comenzaba a relajarse, sus palabras sonando ahora más serenas—. Realmente no deberías de hacerlo; confía en él, confía en él tanto como él confía en ti.

𝐇𝐈𝐆𝐇𝐄𝐑﹔soobjun (숩준)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora