El pelinegro quedó sólo en ese departamento que no era suyo, había usado esa excusa de ayudarlo a limpiar el desastre que ambos habían hecho para sentir un poco más el aroma de Yeonjun y que ese mismo se impregnara en él. En verdad no era mucho lo que estaba regado o lo que pudiese acomodarse, pero por la prisa de llegar temprano a su horario laboral el pelirosa lo dejó estar con la promesa de que el pelinegro cerraría adecuadamente al salir.
Pasó unas tres veces por toda la casa, ya que no era muy fiado de sus propias capacidades de poner atención de la forma adecuada; más le valía pasar por el lugar hasta el cansancio, que después darse cuenta de que había dejado algo tirado por ahí.
Salió del lugar, cerrando de manera correcta como prometió. Tomó su abrigo, se lo colocó y al ingresar a su propio espacio lo único que hizo fue tirarse a la cama y acurrucarse para dormir antes de su turno. Colocó una alarma a dos horas antes de partir al aeropuerto para poder estar listo y prepararse con calma, y luego ya podría salir sin esa presión de llegar tarde y no arruinar ese perfecto registro de asistencia que llevaba durante esos casi dos meses que llevaba trabajando ahí.
Quizás estaba comenzando a fastidiarse sólo un poco de ser ese empleado perfecto con el cual todos podrían compararse para ser un poquito como él, quizás se estaba cansando de cumplir adecuadamente el código de conducta que le presentaron en la cláusula el primer día que pisó ese lugar, y quizás se estaba escudando en ese argumento al no haber invitado a Yeonjun para salir con él aún. Aunque tampoco podría arriesgarse de una forma tan descarada, ya que en el reglamento especificaba justamente ese punto para que nadie fuera capaz de romperlo o tratar de evadirlo:
“Cualquiera que se encuentre distraído por cuestiones que surjan dentro del trabajo será amonestado y en casos mayores procederá su baja del cuerpo aeroportuario”.
Claro, con "cuestiones" se referían a sentimientos dentro del trabajo. Hasta la redundancia era innecesaria.
Aunque, bueno, el ver que su bonito sobrecargo había roto una de las reglas más importantes en cuanto a presentación —como el hecho de que traía más de dos perforaciones y que su tono de cabello no era el más discreto— fue lo que lo tentó en primer lugar, desde que lo vió la primera vez.
No debería pensarlo demasiado, no sería la primera vez que lograra salirse con la suya. Ya había comprobado que Yeonjun le seguiría cualquier cosa, lo sabía demasiado bien.
La alarma sonó muy pronto para su gusto, y con pesar se levantó de la cama. Tomó un pequeño snack de su alacena para que el estómago no le estuviese demandando alimento e inmediatamente se introdujo a la ducha para estar un poco más despierto. Salido, secó bien su cabello, se aplicó un poco de perfume antes de vestirse, y luego comenzó a colocarse la camisa blanca casi perfectamente planchada. Puso el pantalón de vestir azul marino casi tan oscuro que podría confundirse con el color negro, se ató el cinturón y finalmente colocó su saco.
Todo lo hizo frente al espejo, revisando cada detalle. Abotonando y soltando botones, acomodando el cinturón un poco más arriba o zafando el agarre de su corbata en su cuello por el cual pasó sus manos casi tres veces. Procedió a peinar su cabello, echándolo hacia atrás como siempre hacía para ir a trabajar.
«¿Qué tan malo sería mentir sólo un poco para poder darme algunas libertades?».
Se sentó en una de las sillas del comedor mientras revisaba su celular, pasando por sitios que no le eran relevantes para llegar a los avisos del aeropuerto, porque ese día los iba a necesitar. Ya que una idea se coló en su mente, iba a probar qué tan bueno era evadiendo sus problemas. Ahora en un buen sentido.
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𝐇𝐈𝐆𝐇𝐄𝐑﹔soobjun (숩준)
FanfictionEl joven Choi era relativamente nuevo en su trabajo como piloto, pero esos dos años de experiencia le fueron suficientes para ser promovido a trabajar en el Aeropuerto Nacional de Seúl. Aquello, el seguir su sueño, le costó algunas cosas, lugares, p...