Yeonjun no era para nada el tipo de novio arrogante que se pasaba cuestionando todas y cada una de las decisiones de su pareja, su límite era solo una advertencia y ya, pero había veces en las que realmente necesitaba intervenir. El ejemplo más claro que tenía era al azabache yendo de aquí para allá en su departamento mientras asignaba firmas y hacía apuntes encerrado en su habitación, y había rechazado todas y cada una de las comidas que le preparó bajo la excusa de que estaba ocupado revisando sus propias estadísticas. Y bueno, no era la primera vez, pero en esa ocasión estaba sobrepasando la línea de la exageración.
Por eso decidió entrar a la habitación, ya había esperado mucho.
—Soleil —le habló—, ¿no crees que te estás exigiendo demasiado? Es decir, sólo es un exámen médico el de mañana.
Soobin emitió un sonido de negación mientras seguía escribiendo, aparentemente muy absorbido en sus propios mecanismos de autoestudio, según él, los que Yeonjun añadiría un "verdaderamente nocivos". Habían hablado mil veces en esos seis meses sobre el cómo la forma en la que el chico había suspendido alimentos podría ser una razón para que no lograra pasar ese testeo y lo mandaran a suspender hasta alcanzar de nueva cuenta las condiciones óptimas, pero parecía que a Soobin no se le daba muy bien el retener información por más de unos días.
—No has comido bien desde ayer, pastelito —se sentó junto a él—. Eso me preocupa, muy por encima de que no vayas a trabajar; si resulta que no cuentas con las condiciones de salud óptimas van a mandar tu baja temporal, pero podría quedarme a cuidarte. Lo que no quiero es que en todo el tiempo que no comiste bien te-...
—Estoy bien, Jjunie —le cortó.
—No —le sujetó la mano que sostenía el bolígrafo—, no lo estás. Además, las estadísticas se entregan a finales de mes. Deja esto y vamos a comer algo rico, ¿si?
—Pero el reporte mecánico...
—Puede esperar a mañana.
El pelinegro suspiró rendido ante esos dedos delgados que se metían en su nuca hasta enterrarse en su cabello, masajeando el área y el dueño de tal acción mirándolo con sus ojos centelleando en comprensión y preocupación por él.
—Aún me sorprende que después de seis meses teniéndome que cuidar no me hayas dejado —dijo, cerrando la carpeta como su evidencia al encontrarse rendido al chico al lado suyo.
—Faltan muchísimos más, no pienso dejarte ir nunca, mon amour~.
Y ojalá que así fuese.
Salieron del cuarto, Soobin por detrás de Yeonjun, y luego el mayor lo hizo sentarse en el comedor a esperarlo. Por mucho que Soobin quiso ayudarle con algo, el rubio se negó, dándole el argumento de que probablemente ya se encontraba bastante cansado con todo lo que hizo sin alimentarse bien. No pudo negar aquello, así que de esa forma fue que terminó detrás de la mesa con una mano sosteniendo su propio rostro mientras veía hacia la cocina y admiraba lo bonito que se veía Yeonjun de espaldas con ese delantal —porque era un maniático de la ropa limpia— que estrechaba lindamente su cintura.
Estaba enamorado sin duda.
Hace un mes que Yeonjun se había teñido en rubio y, bueno, eso solamente provocó un asalto al corazón de Soobin. Definitivamente su novio era bonito sin importar lo que usase o el tinte que ostentara, al final todo le quedaba genuinamente bien.
Lo vió acercarse a él con precaución y un plato humeante, dejándolo frente a él y luego entregándole sus palillos, porque si algo era suficiente para contentar o animar al azabache era el ramen, especialmente el que no contenía chile pero sí ese sabor ácido. Le agradeció y probó el platillo solamente para confirmar lo que ya sabía: estaba delicioso, y sabía que a Yeonjun le gustaba demasiado el que le reconocieran cuando hacía algo bien, así que le agradeció en voz alta mientras le dijo que era el mejor cocinero hogareño del mundo. Lo vió reír avergonzado, y río bajito con él mientras pensaba en lo realmente bonito que era escuchar esa melodía.
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𝐇𝐈𝐆𝐇𝐄𝐑﹔soobjun (숩준)
FanfictionEl joven Choi era relativamente nuevo en su trabajo como piloto, pero esos dos años de experiencia le fueron suficientes para ser promovido a trabajar en el Aeropuerto Nacional de Seúl. Aquello, el seguir su sueño, le costó algunas cosas, lugares, p...