—Seguiré en Deluxeflies.
Su decisión había sido firme. Es decir, recién acababa de aprobar su pasantía, pero la aerolínea había sido demasiado bondadosa con él y se había generado una especie de cariño y apego por la mayoría del personal ahí que lo trató tan cálidamente que se sintió casi en familia; aunque la llamada con su padre no estaba saliendo tan bien, ya que desde un principio le había dicho que «ser sobrecargo era un trabajo incapaz de ser realizado por un hombre» y, bueno, estaba llegando al límite de su paciencia ese dicho al punto que colgó la llamada cuando escuchó al hombre empezar a replicar.
Aproximadamente once meses después recibió su tan ansiada primer condecoración: una placa dorada de tamaño regular como reconocimiento por su tan buen servicio, y claro que se sintió orgulloso porque ahí supo que realmente era un tesoro para ese aeropuerto y que su nombramiento como The Face of Deluxeflies no había sido casualidad o, como algunos ahí decían, comprado por dinero. Sabía que no le terminaba de agradar a varias personas, pero bueno, era el precio a pagar por ser tan eficiente que lo único que podrían hacer sería mirarlo desde abajo.
Poco le podría importar las miradas que recibía de algunos pasajeros, al final esa gente era la que estaba en su zona -la cual había tenido que crearse a causa de la discriminación racial-, por lo que no podían quejarse sobre cosas como la forma de sus labios, el tamaño de su cintura o el hecho de que comenzaba a andar por ahí con las orejas perforadas; por algún tiempo todo fue de maravilla, hasta que también tuvo que salir a atender vuelos internacionales.
Era la época de la nevada cuando se encontraba en su base, observando cómo los aviones subían y bajaban uno a uno. Se había detenido a tomar un descanso cuando un piloto reportó fallas en la estructura del edificio a lo que él se encogió de hombros, esa era la onceava vez que un reporte se levantaba ese mismo día y él no era nadie en el cuerpo administrativo para alzar su voz y voto, y aunque pudiera obviamente no lo haría; se dedicó a sacar su celular para matar el tiempo y distraerse del protocolo que se había seguido ya bastantes veces que lo tenía harto, después de todo no era fan de la repetición en ninguna de sus presentaciones.
Cuando terminó de hablar con su novia sobre los preparativos para su segundo mes, el cual ocurriría en menos de una semana, tuvo la suerte de prestar atención en el momento exacto en el que un piloto abandonaba el vehículo, y su curiosidad se encendió a mil. Es decir, sabía que seguro le habían mandado buscar la zona segura para verificar que no hubiese nada tan peligroso como para obligar a todo el aeropuerto a suspender actividades, lo que lo mantenía en estado de intriga era el porqué un tipo tan lindo como él estaba trabajando ahí en lugar de ser un actor o un cantante famoso; así que después de vencer su lucha interna sobre ir o no a hablarle, se dirigió a su ubicación de manera tranquila.
—¿...hola? —le dijo.
Lo observó brincar pequeño en su sitio y se regañó en sus pensamientos por tener un aura tan impactante en las personas que casi la mayoria de las veces había estado en escenas así, pero no era como si ahora pudiera huir e ignorar la mirada del chico que lo veía a través de ese flequillo oscuro que cubría la mitad de sus ojos.
Y, por cierto, el chico tenía ojos muy bonitos.
—Hola —le respondió cohibido, aunque a Yeonjun le sorprendió el tono de su voz que, evidentemente, era mucho más diferente de lo que había imaginado—. Disculpa, ¿tú trabajas de base aquí?
Le sonrió como un intento de brindarle confianza mientras hablaba, enterneciéndole el hecho de que no era algún tipo de chico que encajaba vilmente con los estereotipos de cómo se veía —o simplemente le parecía lindo el cómo ese chico tan alto podía ser tan tímido—, asintiendo levemente cuando la pregunta terminó de ser formulada.
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𝐇𝐈𝐆𝐇𝐄𝐑﹔soobjun (숩준)
FanfictionEl joven Choi era relativamente nuevo en su trabajo como piloto, pero esos dos años de experiencia le fueron suficientes para ser promovido a trabajar en el Aeropuerto Nacional de Seúl. Aquello, el seguir su sueño, le costó algunas cosas, lugares, p...