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Kira estaba actuando raro

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Kira estaba actuando raro.

Yo... terminé saliendo del departamento, para darle espacio para calmarse, mientras yo conseguía helado... para mí. Por reaccionar así, no le iba a llevar. Pero mi corazón era demasiado débil, cuando a ella se refería. Terminé comprando el mío, y dos grandes, que no durarían ni tres días. Teníamos un grave problema con nuestras comidas favoritas.

Como sea, luego de rendirme al recuerdo de su rostro emocionado, por el helado de menta, volví al departamento. Pero ella no estaba.

No entendía a donde rayos se había ido. Dijo que estaba "cansada". En Kira, eso significaba: me voy a quedar aquí, hasta que se me pase. Y tienes suerte si te dejo entrar a dormir.
Ya hasta me había previsto durmiendo en la sala.

Inconscientemente comencé a comer mi helado grande. Tal vez... ¿Matt sabía algo?

Padre adoptivo, ¿qué pasó? —dijo tranquilamente desde le otro lado.

— ¿Sabes algo de Kira?

Pues que llego hoy, y que iba a acompañarte a recogerla, pero al final no pude. ¿Por qué? ¿Pasó algo?

— Digamos que... no tuvimos una platica agradable.

¿Pelearon? Somos una familia disfuncional... —murmuró lo último.

— No peleamos. Simplemente me... echó de la habitación, de una forma poco disimulada.

Suena a pelea. A ver, papá adoptivo, soy grande, puedes decirme la verdad.

— Estás bromeando, así que sabes que digo la verdad.

Ya, perdón. No la he visto. Seguro salió a buscarte.

— Ella... Agh, lo peor es que puede ser verdad. —me quejé en un suspiro.— Gracias. Hablamos después, hijo adoptivo.

Adiós, Pearce. Saluda a mi mamá adoptiva, y dile que pronto tenemos que hacer algo. —dijo antes de colgar.

— Pero primero tiene que llegar. —murmuré mientras avanzaba mi helado.

Ni tres días... Fui muy optimista al pensar en eso. Las pizzas y el helado no duraban en nuestro departamento. Del helado me encargaba yo, y de las pizzas Kira.

— Que bien que llegas. Porque estoy por liquidar este... —Kira entró con mi... ¿sudadera? Ay... esa mala costumbre de las chicas.— Eso es mío, pero... ¿Qué sucede? —estaba casi inmóvil en la puerta.— ¿Kira? —no contestó.— No quiero hacer esto. Pero si no me dices que pasa, vamos a tener problemas. —dejé momentáneamente mi helado, para acercarme a ella. Solo en ese instante trató de salir corriendo a la habitación.— Pero... ¡Kira! ¡Ya basta de esto! —sujeté su brazo y al instante lo retiró. Algo había pasado.— Deja... déjame... déjame ver... —tuve que usar la fuerza para quitarle mi sudadera, y...— Ok. Dime lo que pasó. Ahora. Y no hay forma de que evites.

Para ti - Pearce Joza y tú - (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora