Se conocieron, se volvieron amigos, se enamoraron, lucharon por su amor.
Si pensaron que ya habían pasado lo peor, estaban muy equivocados. Eso... fue solo el inicio.
Con estos dos, la ficción será más normal que la realidad.
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— Esta visita es tan inesperada como la primera. Pero, adelante. Pasa. —papá me dejó pasar a su oficina.
— ¿Y mamá? —pregunté al notar que no estaba.
— Tuvimos que dividirnos el trabajo. Ella está en una reunión, y yo termino con estos contratos. —se sentó en su escritorio, y señaló la silla frente a este, para que también me sentara.— Déjame terminar con este y podremos hablar.
No contesté y solo me dediqué a mirar por encima los contratos. Agh... no eran parecidos a los míos. Mis contratos solían ser términos y condiciones, por ambas partes, de como se realizaría todo. Aquí... aquí iban involucrados términos que claramente no entendía. Además... Alex era quien se encargaba de mis contratos. Confiaba ciegamente en él, con respecto a eso. En otras cosas... no tanto. Lo quería, pero era... igual que mi hermano.
— Siento que se refiere a publicidad compartida, pero sé que no es eso. —susurré al leer lo que decía uno de esos contratos.
— Definitivamente, esto no era para ti. —dijo él con una pequeña risa. Firmó algunas cosas más, antes de mirarme.— Y bien... ¿Qué te trajo aquí? Creo recordar que dijiste que estabas bastante ocupada.
— Sí, lo estoy. Pero... —no podía dar marcha atrás. Si quería mi vida de regreso, tenía que hacerlo.— Mamá dijo que querían... acercarse a mí, así que...
— Entiendo. —en ese momento todo se puso incómodo. Claro que no esperaba una disculpa. En ellos era casi imposible, pero no sabía que decir.— Eh... Feli... felicitaciones por tu... trabajo con... Marvel. Fue... muy bueno. Emocionante.
— Gracias.
— Dime algo. ¿Tú en serio...? —apenas movió su brazo, pero entendía el gesto de... fingir tomar una flecha imaginaria, de un carcaj... imaginario.
— Eh, sí. No usábamos flechas reales en la grabación, pero... necesitaba tener el entrenamiento para hacer los movimientos correctos. Fue... divertido.
— Se veía peligroso...
— Nada lo fue, en realidad. Fue muy divertido. Bueno, tal vez todas las veces que tenían que dejarme caer... —y los malos recuerdos vinieron a mí de pronto. Esa experiencia lo... había arruinado todo para mí. Desde ese momento mi vida era... horrible, con pequeños, muy pequeños, descansos de felicidad.
— ¿Kira? ¿Estás bien? ¿Pasó algo? ¿Dejarte caer de dónde?
— Sí, solo... no importa. Las... persecuciones en auto me gustan. —cambié rápidamente de opinión.
— Ah... —él se veía poco convencido, pero aún así siguió la conversación.— No... no puedo esperar a la segunda temporada. Faltan unas semanas, ¿no?
— Tres semanas... —no podía creer que había pasado tanto tiempo desde... todo eso.
— Tengo el presentimiento de que algo pasó, y... entiendo si no quisieras contarme. Sé que nuestra relación padre-hija a sido... complicada, por no decir nula, pero...
