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Luego de aquella cena, todo iba normal a su parecer. Inosuke luego de cenar se fue a encerrar en su habitación y él junto con Kanao estuvieron un rato bebiendo. Sabia que no había sido algo muy ético sabiendo que había una persona extra en la casa...pero su chica ese día se veía muy motivada a querer a hacer algo mas que solo besarse esa noche.

Y así fue, se encerraron en su habitación hasta que ella tuvo que irse en la mañana.

Cuando salió de su habitación el sol entraba apenas por un pequeño espacio que le daba la cortina, se extraño al ver la cortina aun cerrada, Inosuke siempre que se levantaba, lo hacia bastante temprano por el hambre y lo primero que hacia era abrir la ventana para que entrara aire fresco.

Tal vez es porque durmió ayer en la tarde, pensó.

Con eso en mente se fue a hacer el desayuno, pero primero tenia que irse a lavar los dientes, paso por la puerta de su compañero y se quedo estático junto a ella. Olía fuerte, como a frutas dulces, pero el olor que mas resaltaba era el de la cereza. Se fue a ver el calendario apresurado y lo pensó por un rato.

Estaban en fechas de su celo, era normal ya para Tanjirou ser quien llevaba controlado los días pues a el pelinegro no parecía importarle mucho. Llevaban años conviviendo con él, estuvo incluso en su primer celo, por eso notaba la diferencia entre este y los otros que llego a tener en su presencia.

Era dulce, muy fuerte para ser Inosuke.

Fue hasta el botiquín donde busco desesperado unos supresores y también fue por un vaso de agua, se paro frente a la puerta y antes de entrar toco. Silencio, no escuchaba nada, su oído a diferencia de su nariz no era muy bueno. Apoyo la oreja sobre la madera de la puerta y escucho desde el otro lado, alcanzaba a escuchar una respiración entre cortada y unos murmullos inentendibles para el. Se estaba preocupando, no esperaría a que el omega atendiera la puerta, entraría si o si. 

Inosuke desde que se fue a dormir se sentía mal, no solo por la visita de la chica o por esos momentos de cercanía que tenia con el alfa, sino también porque desde que se acostó en su cama sentía su cuerpo mas caliente de lo normal, como una fiebre que en vez de darle escalofríos hacia que su vientre se contrajera de dolor y algo mas. Ya sabia lo que le pasaba y  con el fuerte olor que estaba desprendiendo ambos alfas a su lado lo tenían peor, mucho mas el olor a madera y canela de él. 

Si tan solo hubiera comprado sus supresores, pero no, el berrinche que había hecho ese día por no querer salir le había salido caro y había tenido que pasar toda la noche sufriendo los síntomas del celo mas fuerte que había tenido en toda su vida.

No sabia que hacer, su mente no estaba muy bien organizada, o bueno, nunca lo estaba, pero esta vez era mucho peor. No sabia si el sol ya había salido, no le interesaba en ese momento, apretaba su almohada, tapado hasta arriba con la cobija aun si sudaba bajo a esta, no supo en que momento lo hizo, en sus dolores comenzó a llamar a su amigo. Su omega pedía a gritos atención.

Bajo su mano lentamente, deslizándola por su cadera hasta tocar su ingle por encima del pantalón. Solo falto unos segundos para que se atreviera a meter la mano dentro de la tela. La puerta se abrió y la madera rechino, haciendo que el pelinegro acalorado saltara del susto y su mano se retirara de esa zona de golpe. Miro con los ojos bien abiertos el rostro serio de Tanjirou que había entrado sin avisar, o eso creía.

- Inosuke, ¿por qué no me dijiste que tu celo estaba por llegar? - le pregunto mientras se sentaba en el borde de la cama sin dejar de mirar los ojos verdes - hubiera comprado mas supresores - 

No entendía porque siempre lo hacia, ya no sabia si le gustaba o le enfadaba, pero siempre que pudiera el pelirrojo tocaba su mejilla, ya fuera para limpiarla o para retirar mechones de su cabello. Su toque le gustaba al tiempo que le hacia sentir terrible.
No respondió nada, solo se dejo hacer y se apoyo en sus brazos que poco a poco temblaban, entre cerro los ojos y se dejo llevar, apoyando mas el rostro el la palma dura del alfa.

Al alfa no le afecto, Inosuke siempre hacia lo mismo desde hace años, ya le era normal. Acaricio con el pulgar la mejilla roja y el omega termino de cerrar los ojos. Debía de darle la pastilla, pero no podía dejar de mirar ahora sus largas pestañas. Desde que entro a la habitación su aroma lo tenia extraño, no era el aroma de siempre, esta vez era muy fuerte, dulce, pero no empalagoso. Era como oler una canastilla de frutas maduras, ese olor natural y tan delicioso.
Sin darse cuenta, su pulgar había pasado de la suave mejilla a estar cerca de la comisura de los labios rosas.

Cerro los ojos y agacho la cabeza, ¿qué estaba haciendo?. Aparto la mano y los iris verdes volvieron a dejarse ver. 

- Ven Ino, siéntate - se recompuso y levanto la cabeza. Tomo al omega por la espalda y lo ayudo a sentarse, poniendo de apoyo en su espalda la almohada - toma, te voy a dar dos - 

- ¿Dos? - las recibió de todos modos, tomándolas sin siquiera escuchar la respuesta.

- Tu aroma esta mas fuerte de lo normal, podría molestar a los vecinos - podría ser, pero muy en el fondo sabia que solo era excusa vaga de la verdadera razón por la que le daba dos supresores - duerme un rato, cuando este el desayuno te llamo -

El otro asintió y se recostó mejor en la cama. Cerrando los ojos y sintiendo el sueño recaer encima de el después de no haber dormido en toda la noche y madrugada. Tanjirou se levanto y antes de salir volteo, el rostro del mas pequeño se veía mas tranquilo, igual de rojo, pero sin esa expresión de dolor. Se fijo de nuevo en sus pestañas, tan largas, y sus mejillas rojas...

¿Qué tanto le miraba? 

Apretó los labios y salió cerrando con cuidado la puerta, se apoyo despaldas a ella y sintió que respiraba por fin aire fresco. Aun no entendía porque el aroma de siempre de su amigo ahora lo estaba haciendo sentirse extraño, no es como si se hubiera enamorado de golpe, no. Era mas como un instinto, el instinto natural de un alfa a un omega, pero no podía dejarse llevar por ese tipo de cosas tan animales, el ya tenia una novia y ese chico era su amigo.

Suspiro pesado, esperaba que esos dos supresores hicieran efecto y el aroma parara de esparcirse por todo el piso. 

Sentía que se le hacia agua la boca y no sabia si era por el desayuno.

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Hola amigos, feliz primero de enerooo

Ya se que es tarde, de nuevo. Pero voy a tratar de actualizar lo que mas pueda.

¿A ustedes no se les hace agua la boca cuando huelen un mango bien madurito? 

Ah, de solo pensarlo me da hambre...

Bueno, me despido 


Lazos [TanIno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora