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Inosuke lloraba como magdalena mientras terminaba su tazón de arroz con tempura. Kanroji acariciaba con delicadeza su espalda sin tener mas palabras de ánimos para decirle, Iguro esta vez no podía sentirse celoso de que su esposa tocara a alguien mas, no si parecía que iba a deshacerse en lagrimas.

- odio sentirme así, porque es tan malo conmigo ahora? - gotas saladas caían en su tazón vacío, dolido por culpa de ese tonto pelirrojo - ya no me deja salir, ni siquiera me deja ver a Monitsu - 

La pelirosa no sabia que pensar, que hacer o que decir. Estuvo a punto de preguntarle si quería mas arroz hasta que la campanita de la puerta la distrajo.

- buenas noches señorita Mitsuri, vengo por el pedido del señor Rengoku - era un muchacho, alto y de ojos grises, con el cabello negro profundo. Llevaba en su espalda un enorme maletín.

Cuando Inosuke lo vio, su cerebro comenzó a procesar a la persona que veía teniendo el deja vú de haberlo visto antes. Inmediatamente saco su celular y abrió la galería, comparando entre lo que había en su pantalla y lo que veía en la realidad. 

- ...¿Yuu? - Sus ojos brillaron de emoción aun con lagrimas bajando por sus mejillas, apretó entre sus manos su celular, esperando la respuesta.

El hombre de ojos grises le miraba casi de la misma forma, entrecerrando los ojos y analizando bien el rostro del omega frente a él. Mitsuri aprovecho y se llevo los platos sucios a la cocina, no tenia ni idea de que aquellos dos se conocían.

- ¿Inosuke? - 

- ¡¡Yuu!! ¿también vienes a comer? ¿Me quieres acompañar? La comida no sabe tan bien cuando uno come solo - se había levantado, olvidado por quien lloraba hace unos segundo, limpiando con rapidez sus mejillas y ojos irritados. Tal vez estaba siendo muy confianzudo, pero no tenia el cerebro en ese momento como para pensar bien en lo que hacia.

El muchacho alto le sonrió, aguantando una carcajada por la actitud la linda y chistosa del pelinegro. Le pidió que esperara unos segundos para que pudiera llamar con su jefe.

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Tanjiro se agarraba la cabeza, sintiendo que se iba a volver loco de la frustración. Inosuke no estaba en ningún lado que él conociera. Ni con Zenitsu, ni con su madre, ni con su abuela...incluso había llamado a su propia casa, pero nadie parecía haberlo visto. Es mas, alegaban no hablar hace tiempo con él ¿Y como no?  si le había puesto miles de restricciones estúpidas.

Había hecho muy mal, mal en haberle mentido con el propósito de dejarlo encerrado mas tiempo de lo que realmente era, incluso comenzando a prohibirle cosas que antes hacia con normalidad. ¿Por que se le ocurrió tal estupidez? ¡era prácticamente un secuestro! le dejaba solo durante horas, lo celaba por cualquier mínima cosa y cuando por fin tenia atención del ojiverde le ignoraba. No podía ignorar mas sus actitudes de mierda, llevaba asi mucho tiempo, incluso mucho antes de aquel día en él que Inosuke dejo una de las bolsas en el supermercado. 

¿Qué le pasaba? 

Se recostó en el sillón, intentando soportar esta vez las ganas de lanzarse por la ventana.

- esas son las consecuencias de no ser sincero contigo mismo. Deja de ser tan autocritico, siempre lo haces en los momentos menos indicados -

El escuchar eso le hizo reírse de si mismo, definitivamente estaba perdiendo la cabeza que ya hasta estaba escuchando cosas, no sabia si por el cansancio o la frustración. Solo sabia que necesitaba ver a Inosuke y suplicarle que le perdonara.

- sabes que es el indicado, desde hace tiempo, y aun así te sigues esforzando en creer que no -

Cubrió su rostro con el antebrazo, intentando ignorar aquellas tontas palabras que le caían como lluvia, cuando quito el brazo, sus ojos se cerraron por la molestia de ver aquel cielo tan azul de aquel lugar tan luminoso y azul. Estaba soñando de nuevo

Lazos [TanIno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora