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Después de hacer la cena y sentarse a comer, Inosuke no dejaba de molestarlo con comentarios, comentarios normales que para él eran como una explosión en sus neuronas. Esa noche se fue a dormir tan tenso que sentía los músculos adoloridos, estaba tan incomodo que tampoco pego ojo en toda la noche y cuando sentía que por fin su cerebro se estaba relajando, su alarma sonó, tenia que ir a trabajar. 

Y en su trabajo la tortura no termino, empeoro, ahora con ese sueño tan horrible encima, no sabia que estaba haciendo, no hasta que dio su hora de salida y ya iba en el metro. Cuando llego a casa, se lanzo en el sillón, ignorando que casi aplastaba al omega.

Llevaba largos días así, días en los que dormía poco y cuando llegaba a casa del trabajo no dejaba de sentirse tenso por culpa del débil aroma a frutas que emanaba el ojiverde. 

- ¡Monjiro! te buscan en la puerta - escuchaba decir a Inosuke, pero no podía abrir los ojos. Estaba demasiado cansado - oyee...¡no me ignores! - 

Nada, no iba a abrir los ojos. 

Rodo los ojos enfadado, dejando de jalar la chaqueta del  pelirrojo. Fue hasta la puerta y la abrió, del otro lado, una chica de ojos violetas le miraba curiosa. 

- no se quiere levantar, no se que le pasa -

- oh... - hubo un pequeño silencio incomodo, la chica parecía querer decir algo y le costaba soltarlo.

- ¿quieres pasar? - no le gustaba la idea de convivir con la chica, su presencia se le hacia incomoda y sabia que para ella era igual, pero si Tanjiro no le dejaba salir, entonces no le quedaba de otra. Estaba demasiado aburrido.

La joven alfa sonrió inclinando un poco su cabeza hacia un lado como respuesta.

- por favor -

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Mientras ella se quitaba sus zapatillas en la entrada, Inosuke fue a buscar unas sandalias para la invitada. Y en el tiempo que fue y volvió, la pelinegra ya no estaba. Esa mujer si que era demasiado silenciosa, ni siquiera la había escuchado sus pisadas y eso que tampoco se había ido muy lejos a buscar. Camino por el pasillo confundido, mirando a su alrededor a ver si se la encontraba en alguna esquina.

- ¡Kanao! - escucho gritar desde la sala.

Asomo la cabeza para mirar hacia la sala, ahí estaba Kanao, sentada en el suelo frente al pelirrojo que se había levantado demasiado rápido al sentir el dedo frio de la mayor sobre su mejilla.

- oh dios, me mareé... - toco su frente, cerrando los ojos para quitarse la molesta sensación, sintiendo el corazón agitado por pensar en que había sido el omega.

- heey, mariposita. Olvidaste las sandalias - se acerco para pasárselas, recibiendo una sonrisa de la chica - ¿sabes? Monjiro se... - 

- ¿a que horas llegaste? debiste haberme llamado - 

- Y como te iba a llamar si...-

- agh, perdona por no haber hablado contigo estos días, estaba tan ocupado - se levanto del asiento, rodeando a la chica por los hombros.

-¿de que hablas? ¿si todo el tiempo te la pasas durmien... - cuando volteo a mirar, el pelirrojo ya ni siquiera estaba en la sala. 

Le dieron ganas de lanzársele encima y ahorcarlo, lo estaba ignorando de nuevo. No era la primera vez, siempre pasaba que la alfa iba a la casa, no entendía porque a veces insistía en querer interactuar con  la parejita si el pelirrojo parecía hacer todo lo posible por irse corriendo cada vez que estaban los tres juntos.  Hizo un puchero enojado, y muy en el fondo dolido también por la actitud de Tanjiro.  Camino hasta el pasillo apoyándose en la pared con los brazos cruzados, desde ahí podía ver al pelirrojo poniéndose los zapatos en la entrada y tomando sus llaves. No dijo nada, ¿para que si lo iban a volver a interrumpir? 

Lazos [TanIno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora