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Llegar todos los días, encontrar el mismo sitio desordenado y sucio, vacío y frio. Era deprimente. Se lanzaba en el sofá, tomaba una lata de cerveza y se dedicaba a mirar el techo blanco, tratando de no pensar en nada pero la brillante mirada verde del omega no paraba de aparecer en su cabeza. 

Era un sufrimiento constante y no porque realmente lo quisiera, todo era culpa de su lazo. ¿Por qué había aceptado enlazarlo así de fácil? si tan solo Jigoro no se hubiera encaprichado con que su nieto mayor encontrara el "amor perfecto", igual de imbécil que Zenitsu. Pero sabia muy en en fondo que también era su culpa por querer enorgullecer a su "abuelo", ¿y de que le sirvió? se estaba muriendo por culpa de alguien que no amaba

¿Cómo es que ese omega no estaba igual? 

Aquel día que lo encontró solo, se veía igual a como lo recordaba, o tal vez solo era el estúpido de su lobo necesitado por la atención de su omega. Estuvo a punto de llevárselo, los dedos de las manos le hormigueaban ansiosos por tocarlo, ¿tenia derecho no? era suyo, la cicatriz en su cuello era mas que suficiente para que supieran que ya tenia dueño.

Entonces...¿Cómo es que ese pelirrojo se atrevía a acercarse tanto? era suyo, su propiedad, tenia su firma prácticamente ¿Cuántas veces mas tendría que repetirlo? Inosuke lo necesitaba tanto como él lo necesitaba, si seguían mas tiempo separados, uno de los dos moriría. Y el se negaba, preferiría vivir infeliz junto a alguien que odiaba a morir por algo tan...patético.

Cubrio sus ojos con su antebrazo y pensó en el tiempo que vivió junto al omega luego de se casaran, se sintió estúpido por haberse casado tan joven. Dejar de lado sus sueños, todo por culpa de un mundano instinto 

- malditos omegas, como los odio... - 

Ese era el día a día de Kaigaku, hundirse en el sofá mientras pensaba una y otra vez en Inosuke, en lo mucho que lo odiaba y culpando a él resto del mundo por lo que él consideraba "era el mayor de sus desgracias" ese omega era la desgracia hecha persona. Su aroma era débil, tenia problemas con las feromonas, su desarrollo era lento, un cuerpo débil y a pesar de todo eso, no podía sacárselo de la cabeza. Lo tenia bien clavado dentro de su cerebro, día y noche, no había momento en que no pensara en él. No sabia si era obsesión, resultado de su soledad o culpa del lazo, o los tres juntos.

Lo único que tenia claro era que ya no lo soportaba.

Se levanto mareado, no le importaba si Hashibira ya tenia a alguien mas, si le aterraba su presencia o si lo haría llorar todos los días. Pero que tenia que volver...eso era algo que si o si iba a conseguir.

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El fin de semana había pasado volando y de nuevo acompañaba al trabajo a Tanjiro. No fue nada fácil tener que soportar al alfa y menos si estaba en pleno celo, pero de que lo disfruto, lo disfruto, era innegable. Estaba cansado, pero satisfecho. 

- ¿seguro que aun quieres ir? debiste quedarte en casa, me preocupa que tropieces... -

- no me subestimes Kamaboko, mis piernas están bien -

- ajá... - 

Lo decía tan seguro, como si no le temblaran a cada mínimo balanceo y sus manos se agarraran tan fuerte de su brazo que sentía como le enterraba las uñas. Terminaría de llenarlo de rasguños. Las mejillas se le pintaron al recordar que también tenia la espalda repleta de líneas rojas, las vio nada mas terminar de bañarse en la mañana. No podía recordar muy bien lo que había pasado, tenia la cabeza llena de lagunas mentales, pero las sensaciones no desaparecían de su cuerpo. Y claro, tenia por todos lados el aroma del omega mezclándose con el propio. 

Lazos [TanIno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora