Al parecer todo fue una falsa alarma, aun así el susto nadie se los iba a quitar. Su madre ya mas calmada se sentó a descasar en la sala de espera al igual que el y su hermana, esperaban pacientes a que los exámenes de su padre terminaran para recibirlos y poder irse a casa tranquilos.
Podía irse de una vez, pero no le parecía justo dejar a las dos mujeres solas aun si las cosas ya se habían calmado. También se sentía cansado pero debía aguantar hasta poder volver a la panadería e irse con Inosuke a casa. Recordó entonces que el chico se había quedado completamente solo, miro la hora en su celular, mierda, ¿era tan tarde ya? pasaba ya de la media noche y tenia llena la barrita de notificaciones con mensajes y llamadas del peliazul.
Contesto rápidamente todos los mensajes, espero unos segundos y le pareció extraño que la palomita se pusiera en azul. ¿Había vuelto solo a casa? se sintió mal por no haber ni siquiera avisado que demoraría mas de lo previsto. Espero y espero, pero no recibía respuesta. ¿Estaría enojado? esperaba que no y llamo...
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Esa llamada fue extraña, mucho mas cuando antes de colgar del otro lado un "te quiero" tan débil y suave que por poco y no escucha. De verdad que quería volver cuanto antes a casa, los exámenes tardaron demasiado, la motocicleta de Nezuko no encendía y tuvo que acompañarla a pie hasta su casa. Kie se había quedado lo que restaba de madrugada para cuidar a su padre.
Llego tan cansado que ni siquiera se cambio los zapatos, lanzo su mochila y suéter a cualquier lado. Entro a la habitación que compartía con Inosuke y se encontró con una bola de sabanas y ropa suya, sonrió enternecido, ya se imaginaba al omega haciendo pucheros enojado por haberlo dejado solo la noche anterior...
Pero en cuanto comenzó a desenvolver todo aquello, un aroma tan fuerte y picoso le hizo pellizcarse la nariz adolorido. ¿Qué era ese aroma tan horrible? era como si le hubieran vaciado encima cientos de frascos de perfume encima, tan fuerte y penetrante que tuvo que salir por unos segundo o iba a vomitar.
A los minutos volvió a entrar con un cubrebocas, se llevo todas las sabanas y ropa impregnada con ese aroma y las metió a lavar. Al regresar el omega se estaba retorciendo, se veía angustiado y buscaba con la mano desperado algo que el pelirrojo no lograba entender. Se agacho para mirar mas de cerca, estaba sudando y las lagrimas se deslizaban por sus mejillas, la situación combinada con el cansancio lo asustaron a tal punto que comenzó a sacudir al omega para que despertara
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Lo tenia bien abrazado, ambos acostados sobre el sillón, pasaba sus dedos con cuidado entre su cabello. Esperando a que el mayor calmara su respiración y pudiera hablar mejor.
- tuve un sueño...no, una pesadilla - le contaba oculto entre su cuello y hombro, apretando la tela de su camisa entre sus dedos - y se sintió tan real, tengo miedo...¿por qué nunca llegaste? -
Sentía la fuerza con la que apretaba aumentar, tanto que paso incluso a clavarle las uñas en la piel, su piel se mojaba cada vez mas con lagrimas y los sollozos iban en aumento. Creía que era mejor que se desahogara antes de seguir indagando, pero el sueño termino por ganarle y se durmió con el omega encima.
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Despertó y se sentía igual o incluso mas cansado que cuando se durmió. Su pecho lo sentía extrañamente caliente y al bajar la mirada encontró el rostro triste y adormilado de Inosuke. Pensó en lo estúpido que era por haberse dormido en una situación así, se llevo una mano a la frente cansado y con la otra acaricio la espalda del peliazul.
Extraño, estaba demasiado caliente incluso si tocaba por encima de la ropa. Subió y con el dorso de la mano toco sus mejillas y frente. Estaba ardiendo en fiebre, se inmediato se enderezo y acomodo el cuerpo del omega sobre el sofá, corrio por un trapo y un poco de agua.