- ¡Ya idiotas! -
"¡parecen gatos!"
Pensó el peliazul, pálido al ver como ambos alfas armaban tremenda escenita en la sala. Ni siquiera parpadeaban, caminaban en círculos a paso de tortuga, un paso en falso de cualquiera de los dos y el contrario se lanzaría a atacar...
Claro, eso si Inosuke no estuviera ahí.
- ¡Tanjiro! sabes que la casera odia cuando los alfas no controlan sus feromonas - salió del baño, aguantando la respiración. Dio duros pasos, pesados y largos hasta llegar al alfa mas grande, lo tomo de la camisa y lo aventó al sillón. Giro a ver al ojigris, que se sintió amenazado por aquella cosita con cara de ángel, retrocedió hasta pegarse a la pared - ¡y tu también! - tomo otra bocanada de aire y se acerco corriendo al menor de los tres, lo levanto como un costal de papas y corrio al baño, encerrándolo dentro - ¡deja de seguirle el juego a Tangoro! ¡no seas igual de imbécil! -
Volteo, el alfa apenas se reponía de su dura caída que tuvo del sillón al suelo. Miro de reojo al mas bajo, sonrojándose con libertad ahora. Sobo su espalda y se sentó, quedando frente al pequeño omega con las manos en la cintura. No necesitaba decir nada, Tanjiro ya sabia que debía muchas explicaciones.
- ya, perdona, me deje llevar - rebusco en su bolsillo, ignorando las pésimas explicaciones que había dado y saco una pequeña flor aplastada junto con un dulce sabor sandia - si esto te hace sentir mejor, toma, te lo regalo - le extendió el pequeño regalo, esperando con una sonrisa nerviosa y tonta a que el de ojos verdes lo aceptara.
Inosuke vio el regalo mal hecho y luego los ojos rojos y ojerosos del alfa. Sentía un deja vú, ¿eso ya lo había vivido antes? ¿verdad?. Acerco las manos dudoso, tomando con delicadeza el tallo partido de la flor amarilla y el dulce con el paquete todo arrugado. Miro extrañado al pelirrojo, con la ceja alzada sin entender aun la razón del regalo.
- ¿gracias...? -
El pelirrojo bajo la mira, apretando los ojos super avergonzado.
- ¡la próxima vez hare algo mejor! ¡lo prometo! - se levanto corriendo, antes de irse a encerrar en su cueva hizo una pequeña reverencia.
Miro extraño el lugar por donde corrio el alfa, incluso Yuu se había asomado por la puerta, habiendo escuchado todo desde dentro.
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Respiraba agitado, apoyado en la puerta. ¿Cómo es posible que estar un par de minutos cerca al omega lo pusiera así? Todo sudado y nervioso, incluso las rodillas le temblaban. Se golpeo la frente, ¿una flor? ¿un dulce? que regalos tan patéticos, pensó en su cabeza llena de pensamientos revueltos. Se tiro de cabeza a su cama desecha, llevando disimuladamente sus manos a su entrepierna.
"soy de lo peor, ¿en serio yo...?"
Agradecía que el aroma de Inosuke no fuera fuerte, si no estaria como un desquiciado en ese momento. Se escondió bajo las sabanas, tenia un problemita que solucionar.
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Inosuke recogía el desorden del la sala, habiendo dejado en una esquina lejos de que alguien dañara mas su regalo, Yuu aprovecho para salir del baño y limpiarse incomodo la camisa a pesar de que esta no tenia ni un pelo. Miraba nervioso a todos lados, buscando algo que decir, algo con lo que excusarse, muy en el fondo sabia que no serviría de nada, así que se rindió dejando caer los hombros. Tomo una bocanada de aire y se acerco al omega.
- te ayudo - el omega no contesto nada.
Mientras el ojiverde se encargaba de limpiar con un trapo y tirar la basura, le había mandado a lavar los platos, obediente le hizo caso y allá estaba, tomando con miedo de dejar caer la vajilla y meterse en mas problemas. De cierto modo se sentía mal, avergonzado de haber armado una escenita en casa de alguien que recién conocía en persona. No encontraba razón alguna del porque actuaba así de descerebrado con Inosuke, apenas dos días de verse en persona y al recordar sus grandes ojos verdes sentía el latir rápido de su corazón.