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Ese era el ultimo trozo de pastel que quedaba, habían pasado ya seis días desde que se encontró con la hermana menor de Kamado y no se dignaba a hacer algo por terminar su desgracia. El efecto de las feromonas dulces de Inosuke ya había acabado y su lobo volvía a comportarse molesto e irritante.

Era ese su único día libre en la semana y nunca de atrevería a pedir muchos mas porque su jefe era un tirano que no dudaría en acabarlo. Se levanto del sofá cansado, su vida era una completa mierda, ¿entonces porque dudaba en arriesgarse? no tenia nada mas por perder. Incluso ya de había atrevido a acercarse unas cuantas veces al omega cuando lo veía en la calle.

¿Tal vez en en fondo sabia que estaba mal?

Estuvo por recostarse de nuevo, pero un fuerte dolor en el pecho y una picazón insoportable en el lo altero, siempre le pasaba unas cuantas veces y todo ers culpa de su lobo, quien se la pasaba sufriendo y en las noches se sentía un poco esquizofrénico al escucharlo aullar en su mente por la desesperación de no estar con su omega.

Pensar en eso le hizo dejar echar para un lado aquella pequeña parte que le decía que era mejor alejarse y seguir adelante con una nueva vida. Y una mierda, no pretendía seguir aguantando ese dolor y menos sabiendo que el lazo era irrompible.

Tomo su chamarra, de cubrio bien el rostro y salió de su casa. Ya era tarde pero le daba igual, estaba en un momento impulsivo y de sentía lleno de desesperación, aun no estaba lo suficientemente loco así que solo lo miraría de lejos...

Solo eso necesitaba

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- mira, le gustas a esa chica - la ojirosa golpeo el costado del omega y le señalo a una bonita muchacha que lo miraba desde la mesa mas alejada - no para de hacerte ojitos -

- no gracias, a mi me gusta el pit -

- ¡oye! No digas eso enfrente de mi mamá - 

El pelirrojo giro veliz y cubrio la boca del mas pequeño antes de que siguiera con sus cosas indecentes frente a su bella madre. Nezuko solo reía a todo pulmón aplaudiendo como foca.

- dejalo~ igual deberías estar orgulloso de que sea el tuyo el único que le gusta - decía la chica sin poder parar de reír, las lagrimas se le escapaban.

- dejen de hacer eso, siento que se burlan de mi - 

- ay Tontaro, te has vuelto muy débil. Me gustaba mas cuando me ignorabas - aparto al otro y limpio su boca 

- uuh, eso es muy de pareja toxic- 

- dejen de decir tonterías y pónganse a trabajar, todavía no acaba la jornada y aun hay mucha gente y poco pan - la  mujer salía con las manos llenas, poniéndose a organizar los panes al mismo tiempo que terminaba de atender a una viejita que apenas y terminaba de elegir del menú.

Kie sonaba aterradoramente seria, pero su rostro seguía siendo tan amable y sonriente como siempre.

- Nezuko, necesito que vayas a comprar, ya no quedan muchos ingredientes. Y tú - señalo al pelirrojo que seguía avergonzado por los comentarios sentado en el suelo - eres el encargado de entregar los domicilios hoy - dejo en sus manos un casco y le dio la espalda. No podía quejarse o lo matarían.

Con los hermanos fuera, la mujer se encargo de hacer el pan en la parte trasera y el omega tuvo que quedarse solo en la caja, atendiendo el teléfono para las personas que pedían domicilio y haciendo de mesero. Era algo caótico, pero se las ingeniaba para que la atención a los clientes no decayera. Se sentía muy orgulloso y a cada persona que se retiraba feliz, suspiraba satisfecho.

Lazos [TanIno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora