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El destino es un odioso,  ¿no es cierto?. Justo cuando se lleno de la suficiente determinación para dejar de lado su tonto enamoramiento, preocuparse mas por su propia felicidad y sentimientos...¡todo se comienza a cuadrar de la forma perfecta para dejarle paso libre hacia el pelirrojo! Chistoso, muy chistoso...

No quería subir, se negaba. Abrazaba sus rodillas aun en las escaleras del edificio. Gritando dentro de su cabeza, pues no estaba dispuesto a volver a recibir miradas extrañas de desconocidos y vecinos. "Si tan solo hubiera sido un poco antes..." pensó, todo seria prefecto si todo aquello le estuviera pasando unos meses antes, cuando aun dejaba que el pelirrojo pisoteara sus sentimientos con su indiferencia, cegado por el cariño que le tenia (y seguía teniendo).

- ash, ¿por qué no existe un botón para dejar de estar enamorado? - dijo en voz alta. Dejar de amar alguien era incluso mas difícil que amarlo en si. Era mas doloroso, con mucha mas impotencia y sentía que en cualquier momento, volvería a caer. Caer a los pies de ese bronceado pelirrojo - si no fuera tan guapo, a lo mejor y seria hasta mas fácil - hizo un puchero.

El frio de la noche le estaba empezando a afectar, poniéndole la piel de gallina. No tenia ni idea de que hora era, pero a lo mejor y ya era hora de entrar a casa...

- pero miren lo que encontré...¡un cerdito sin hogar! -

Esa voz, sintió todo su cuerpo frio de repente, los músculos se le endurecieron impidiéndole moverse de su posición. Tampoco es como que se animara a encarar al tipo frente a él...

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Ya pasaban de las diez y nada que llegaba, ¿cómo es que salía sin llevar su celular?. Tal vez se había escapado de nuevo...¿pero a donde? ya llamo a todos sus conocidos y nadie sabia de su paradero. No aguantaba mas con la angustia, tomo su chaqueta y salió corriendo sin preocuparse por tener mal atadas las agujetas de sus zapatos. Bajaba corriendo las escaleras y entre mas cerca llegaba del final, escuchaba una risa familiar, un tono de voz que recordaba haber escuchado hace mucho tiempo atrás. Bajo el ritmo de sus pisadas y presto mas atención a la voz.

- ¿qué? ¿te comió la lengua el ratón? - podía oír como se movían de un lado al otro - ¿me extrañaste? estos largos años sin verte... Tal parece que el destino nos quiere juntos ¡jaja! -

- Kaigaku... - 

Ese maldito nombre. Bajo corriendo lo que le quedaba de camino, esquivando el cuerpo tembloroso del omega y posicionándose delante de él para que evitara seguir haciendo contacto visual con el otro. 

- vaya, pero si es Kamado... - le mirada de arriba a abajo con una sonrisa - has crecido bien, todo un hombrecito... - dio una calada al cigarro entre sus dedos. El silencio que había era pesado, demasiado tenso para el pobre omega en shock - mira, no quiero hacerla larga. Solo necesito que me entregues lo que me pertene -

A Kamado Tanjiro le encantaba interrumpir a las personas de formas extrañas. Ese hombre le daba tanto asco que el solo respirar el mismo aire que el encendía sus instintos mas asesinos, se suponía iba a acercarse a estamparle unos buenos golpes en el rostro por atreverse a aparecerse por ahi. Pero olvido sus zapatos desatados, tropezando cerca a su objetivo y chocando si querer su frente con la contraria.

- ¡dios mío! ¡lo mato! - 

Grito una seño se sacaba a su perro. Había causado una contusión en el azabache, quien cayo al suelo como pollo muerto, echando espuma por la boca. No era lo que esperaba, pero era mejor que nada, lo arrastro hasta dejarlo en un callejón lleno de basura y volvió por el omega quien no se había movido ni un poco de su lugar. Se lo echo encima del hombro y subió por el ascensor hasta su piso.

Lazos [TanIno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora