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Desde pequeño de gustaba ir mucho a casa de sus abuelos. Su abuela hacia un delicioso pastel del fresa y su abuelo siempre le contaba historias increíbles sobre batallas legendarias en las que sus antepasados tuvieron que participar para traer la paz a japón. Y a pesar de que era un niño que siempre rechazaba las cosas cursis y amorosas por ser "de niñas"

Había una historia que nunca se cansaba de escuchar

Cuando su abuelito conoció a su abuela, todo parecía sacado de un cuento de hadas, desde el principio supieron que estaban destinados el uno al otro y así un fuerte y eterno amor nació entre ambos. Él no podía comprobarlo, pero confiaba en las palabras de su adorado abuelo además de que siempre podía notar lo mucho que ambos adultos se querían

Desde que supo el "cuento de los destinados" quiso que a él le sucediera lo mismo, encontrar a su pareja de toda la vida y amarla incondicionalmente, pero siendo apenas un niño era muy tonto y entre mas grande se hacia todo era mas difícil, se desesperaba cada vez mas hasta que llego su adultez y tuvo que reprimir su deseo para seguir avanzando como ser humano

Así fue hasta que conoció a Hashibira Inosuke. Al principio...todo fue un estúpido reto que sus compañeros de trabajo le habían obligado a hacer en medio de una borrachera, tenia pensando bloquearlo al instante pero resulto que hablar con un desconocido era mucho mas entretenido de lo que parecía. Sabia que perfectamente y podría estar hablando con un estafador, un viejo verde o quien sabe que persona, pero eso poco le importaba porque al menos podía desahogarse en linea con alguien que nunca vería en persona. 

Pero la vida es chistosa, una noche se encontró con un pequeño omega demasiado parecido a un par de fotos que había recibido de ese desconocido con el que tanto hablaba por una app de citas, pensó que era alguna foto de una modelo sacada de internet, pero no.

¿Podría ser eso considerarse un golpe de suerte?

Era un chico agradable, aunque lo encontró en un momento delicado, pudo incluso acompañarlo a casa. En ese corto tiempo con el peliazul sintió cosas que hace mucho no podía por su exceso de trabajo, además de que era tan bonito que parecía irreal. Y esa sensación en su pecho creció entre mas se veían o hablaba, y aunque no fuera mucho, sentía que se había vuelto alguien especial para él.

No podía dejar de pensar en él, se moría por verlo. Sentía su corazón tan agitado, le gustaba mucho

Y si a lo mejor...¿era esa un señal de que era su destinado?

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Se reían a todo volumen en frente de un parque porque uno de los niños se había caído de cabeza por el tobogán. O al menos Inosuke lo hacia, porque Tanjiro se moría de la vergüenza porque la madre del niño los veía indignada desde unas bancas mas lejos, aunque por dentro quisiera reírse también. Luego de una discusión con la madre del niño y que los echaran casi que a patadas del parque por parte de todos los padres, el pelirrojo decidió ir por un par de helados por el calor que hacia, dejando solo por unos minutos al omega quien aprovecho para sentarse en un muro cercano.

- ¡Hashibira saaaan! -

Un grito se escucho a los lejos. El peliazul volteo con el seño fruncido, Yuu venia a toda velocidad con una sonrisa y un sonrojo tonto en las mejillas.

- ¡Cuánto tiempo! siento que han pasado días desde que no nos vemos - dijo al llegar a su lado, pudo notar como los ojos grises lo inspeccionaban de arriba a abajo - ¿e-esta aquí solo? se ve muy bien con esa ropa... - aprovecho para apoyarse en el muro y estar un poco mas cerca del omega.

- espero a Gompanchiro - aunque odiaba que lo miraran así, decidió no decir nada porque Yuu le caía bien

- gompa...¿quien? - sacudió la cabeza e ignoro aquello, no era momento de pensar en cosas sin importancia. Aprovecho su tiempo a solar y se puso al día con él mayor, hablando por lo que creyeron fueron unos largos minutos.

Lazos [TanIno]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora