𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟭𝟬.

2K 117 13
                                    

⏝ ꦿ

⏝ ꦿ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⏝ ꦿ

— ¡𝐄𝐬𝐨 𝐞𝐬 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐭𝐫𝐚𝐦𝐩𝐚𝐬! — 𝐄𝐱𝐜𝐥𝐚𝐦𝐞́ 𝐡𝐢𝐩𝐞𝐫 𝐩𝐢𝐥𝐥𝐚𝐝𝐚.

— Tú has dicho que eligiera sitio, quiero pizza.

— Se supone que tenías que averiguarlo por tu cuenta.

— Mucho trabajo.

— Serás vago.

— ¿Ahora mismo? Sí. Necesito vacaciones cuanto antes.

Le miré con los brazos cruzados sobre mi pecho, sabiendo de sobra que Arthur nos miraba sin comprender nada. Otra explicación que tendría que dar.

— Está bien. Iremos a por pizza.

— Gracias. — Dijo con una sonrisa que quise borrar de un plumazo. ¡Había jugado sucio! Eso no era justo.

— Me he perdido, pero vale. Pizza. Tú guías. — Comentó el menor de los tres mientras seguían mi paso.

— Tu hermano y yo tuvimos una conversación en Monza que derivó en que averiguara en que pizzería trabajo. — Omití lo del número de teléfono porque no quería que la imagen de Charles se viera afectada. Podía parecer una tontería, pero tenía novia, y no quería que su hermano se pensara que le estaba tirando la caña o algo por estilo. Lo que me faltaba.

— Hostia pues te ha salido mal la jugada.

— Ya ves. — Bufé. — No esperaba tener que llevarle yo. Es injusto.

— A veces la vida no es como queremos. — Canturreó Charles.

— I vicis li vidi ni is cimi qiiriimis. — Me burlé parándome frente a un paso de cebra. Agradecí que no comentaran mi contestación. Había sido de niña pequeña en toda regla. — Trabajo en la Rue Basse, así que aún tendremos que andar un poco.

— ¿Tan lejos? — Asentí bajándome las gafas de sol para poder mejor el rostro de Arthur.

— Desgraciadamente. Para cuando quise buscar algo más cercano a mi residencia ya era tarde. Muchos de los trabajos que tenía pensado pillar ya estaban ocupados por otras personas.

— ¿No querías trabajar en una pizzeria?

— No. — Negué. — Era la última de mis opciones. Bueno, trabajar de cara al público en un local de comida más bien. No es que sea de mi agrado. Tienes que meter muchas horas y tener una paciencia enorme. La gente es exasperante.

— ¿Entonces por qué aceptaste? — Preguntó Charles.

— Porque quería tener una vida normal y corriente. — Expliqué. — A lo mejor no lo entendéis, o sí, no sé, pero cuando has vivido la mitad de tu vida entre lujos y el único mundo que conoces no encaja contigo, quieres buscar algo más "normal". Típico. Por eso decidí aceptar trabajar en la pizzería, porque era lo que más me acercaba a ser una estudiante universitaria más, ocupada que intenta ganarse la vida por su cuenta.

HEARTBREAK GIRL ; charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora