𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟭𝟳.

1.7K 97 41
                                    

⏝ ꦿ

⏝ ꦿ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⏝ ꦿ

》𝟏𝟐 𝐃𝐄 𝐎𝐂𝐓𝐔𝐁𝐑𝐄 𝐃𝐄 𝟐𝟎𝟐𝟐, 𝐌𝐎́𝐍𝐀𝐂𝐎

───── ❁ ❁ ─────

— 𝐌𝐢 𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚 𝐄𝐥𝐢, 𝐲 𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐭𝐞 𝐥𝐨 𝐝𝐢𝐠𝐨 𝐭𝐨𝐭𝐚𝐥𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐧𝐬𝐞𝐫𝐢𝐨 𝐞𝐬, ¿de verdad que no te gustan las tías?

— NO. — Lloriqueé. — Y es una pena porque las mujeres somos unas reinas todas. Además, me ahorraría mil problemas, aunque siempre me han dicho que ligar con tías es mucho más complicado que con los tíos.

Nos encontrábamos en la habitación de Sabrina. Era el día siguiente. Estábamos tumbadas en su cama, comiendo helado, hablando y viendo el Grand Prix de Japón por petición de ella misma. Debido a varias entregas que había tenido que hacer de la uni no había tenido tiempo de verlo. Y claro, teniendo en cuenta que ahora, gran parte de su vida, giraba entorno a la Fórmula 1, no me extrañó lo más mínimo que me lo propusiera. Aunque he de confesar que, esta nueva realidad, era algo a lo que aún no estaba acostumbrada.

Cuando la llamé nada más salir disparada del puerto la noche anterior, no me contestó. Insistí un par de veces hasta que me di por vencida y recordé que, ese mismo día, lo había pasado con Lando. Pese a que sentía que hablar con alguien era una urgencia, comprendí que Brina tendría también sus cosas que hacer, como descansar, por ejemplo, por lo que me fui directa a la residencia sin cruzar palabra con nadie.

Y por si os lo preguntáis, no. No dormí casi nada, así que no me había dignado si quiera a levantarme esa mañana de la cama para la universidad. Sabrina fue la encargada de ello. No tenía azúcar, así que me aporreó la puerta a las nueve de la mañana para gorroneármelo. Fue entonces cuando vio mi cara y me preguntó que qué coño había pasado.

Se lo conté todo. Desde la travesura del ascensor, hasta la conversación que había mantenido con Charles y el mental breakdown que me había dado en el peor de los escenarios posibles. Palabra a palabra. Y, como no, me echó la bronca. Pero no por mi reacción, conociéndome tan bien fue algo que comprendió al instante, sino por el echo de que no le hubiera despertado nada más llegar a la residencia.

Después comenzó con su speach motivador que me animó un poquito y me hizo entrever que, efectivamente, solo estaba siendo una dramática. Pero que me entendía. Y que si necesitaba callar bocas lo haría. Había mencionado a Charlotte de por medio por si a esta se le ocurría venir a buscarme o se generaba algún malentendido con las fotos que, a esas alturas, seguro había visto y esperaba hubieran desaparecido de la faz de la tierra.

Pero no la veía capaz. Charlotte parecía buena chica, así que mi conclusión fue que estaba siendo demasiado agresiva. La suya, en cambio, que yo estaba chiquita y que debía cuidarme y protegerme. Irónico cuando yo era un tanto más alta que ella, más mayor y con mucho más carácter en general. Pero claro, Sabrina no tenía los complejos y los pensamientos que yo tenía, por lo que sí, debía darle la razón en eso. Pero eh, secreto. No quiero que me llame chiquita siempre que tenga la oportunidad.

HEARTBREAK GIRL ; charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora