𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟮𝟵.

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𝐄𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚 𝐧𝐞𝐫𝐯𝐢𝐨𝐬𝐚, 𝐧𝐞𝐫𝐯𝐢𝐨𝐬𝐚 𝐩𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐢́𝐚 𝐜𝐨́𝐦𝐨 𝐢𝐛𝐚 𝐚 𝐬𝐚𝐥𝐢𝐫 𝐞𝐬𝐚 conversación ni tampoco por como mi padre reaccionaría ahora que sabía la verdad que tanto Charles como yo habíamos vendido tan fácilmente.

No os voy a mentir. En otro momento me hubiera emocionado por sus palabras, pero en mi mente aún resonaban las que mi padre me había dedicado. Era complicado pensar o sentir otra cosa que no fuera tristeza y dolor.

Porque, nuevamente, ahí estaba, haciéndome daño.

Era tal el bucle que estaba harta.

Por si eso fuera poco, la situación era tan surrealista y tan tensa a la vez que ninguno de los presentes era capaz de articular una sola palabra. Ambos Sargeant se encontraban mirando fijamente a mi padre, el padre con rabia y Logan con impotencia. Charles, al igual que ellos, tampoco apartaba sus ojos de él. Yo, sin embargo, me vi en la obligación de entrecerrarlos momentáneamente.

Tragué con fuerza, mi mano apretando con fuerza la de Charles.

Quería irme de allí, meterme en la cama y desaparecer, pero, desgraciadamente, era una adulta que debía resolver sus propios problemas, aunque ese se me quedara grande por mucho que intentara minimizarlo. Por ello, decidí hablar, cortar de raíz esa conversación que no iba a llegar a ningún lado.

— Espero, papá, que con esto te quede claro lo poco que me conoces como persona.

— Jennifer has... ¿has salido con...? — Miró de arriba abajo a Logan. Me hubiera gustado interponerme entre él y su campo de visión, pero no me veía capaz de mover mis piernas, además de que Charles no me dejaba. Sentía la necesidad de tenerme cerca por si se me ocurría soltarle alguna burrada o hacer alguna locura, lo cual, no es que fuera poco probable.

— Para empezar, no le mires como si fuera una cosa. — Exigí con voz neutra y apática. — Y lo segundo, sí, estuvimos saliendo un año entero, pero la cosa no funcionó por la distancia y lo dejamos. Y sí, le quise y le sigo queriendo, y no, su padre no lo sabía, esto era algo entre él y yo, así que, antes de que se te vaya la puta cabeza y arremetas toda tu ira contra él, asimila lo que te acabo de decir.

Se quedó en silencio tan solo unos segundos. Me hubiera gustado que fuera más, pero no pensaba concedérselos.

— Me da absolutamente igual que no lo supiera. ¿Estuviste saliendo con un piloto de... Fórmula 1? ¿Con él? — Parpadeó, soltando un chasquido de incredulidad. — No me lo puedo creer.

— ¿A no? — Cuestioné. — Porque mira que fuimos obvios varias veces. — Sería mala, si se iba a espantar por ese dato le daría otro que, tal vez, le gustaría aún menos. — Como por ejemplo la vez que las dos familias nos fuimos desde Austria a Suiza a esquiar. ¿Qué crees que estuvimos haciendo tanto tiempo en el coche los dos solos? ¿Jugar a las adivinanzas? — Rodé los ojos. — Hago con mi vida lo quiero, salgo y me relaciono con quien quiero, y ni tú, ni nadie, va a impedírmelo.

HEARTBREAK GIRL ; charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora