𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟮𝟮.

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》𝟏𝟐 𝐃𝐄 𝐍𝐎𝐕𝐈𝐄𝐌𝐁𝐑𝐄 𝐃𝐄 𝟐𝟎𝟐𝟐, 𝐁𝐑𝐀𝐒𝐈𝐋

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𝐓𝐮𝐯𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐚𝐠𝐚𝐫𝐫𝐚𝐫 𝐝𝐞𝐥 𝐛𝐫𝐚𝐳𝐨 𝐚 𝐋𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐟𝐫𝐞𝐧𝐚𝐬𝐞 𝐮𝐧 𝐩𝐨𝐜𝐨 y me dejara tiempo para recomponerme. Estábamos en Brasil, sí, tal y como lo habéis oído, en Brasil, a ser más concretos en el circuito donde se iba a albergar el premio ese fin de semana, corriendo. Seguramente os estaréis preguntando que qué cojones hacía yo en Brasil, y para entenderlo tenemos que rebobinar a unas tres semanas atrás.

Después del bajonazo que había tenido el día de las galletas, vamos a llamarlo así, lo que quedó el resto de semana lo empleé en ir a la universidad, trabajar y encerrarme en casa. Y no, no me quedé a cenar. Una vez me recuperé lo suficiente como para que no se notara que había sido una catarata andante me despedí de la familia Leclerc y me fui a la residencia. Me negué rotundamente a que Charles me llevara, así que fui andando. Lo agradecí, pude ordenar un tanto mis ideas antes de contarles lo ocurrido a Aaron y Sabrina. Aunque tal vez debería puntualizar que no les conté exactamente las palabras que había intercambiado con mi padre. Omitir detalles no era un crimen, ¿verdad?

El caso fue que se lo tomaron como algo personal, tanto que en las siguientes dos semanas no me dejaron estar en casa ni un solo minuto, que decir de estar sola. Cada día uno se quedaba a dormir conmigo. Y, como era de esperar, la noticia de que había estado deprimida había llegado a oídos de otros amigos que teníamos en común, como, por ejemplo, de Lando. Me sorprendió verlo un jueves por la noche en la residencia, era la segunda vez que lo veía allí.

Fue agradable hablar con él, me subió el ánimo bastante y, además, nos hizo de dj a Brina y a mí. Esa noche la recordaba como una de los mejores del mes, y mira que existía la del casino. Fue ahí cuando, por la cara, me regaló una gorra de Mclaren. No entendí a que venía ese gesto hasta que me dijo que iba a viajar con su escudería a Brasil.

Mi cara fue todo un poema, como podéis comprender, pero entonces Sabrina se encargó de decirme que en mi trabajo ya estaban avisados y que, porque faltara a la universidad tres días, no iba a pasar nada. Me negué, al principio me negué, no me apetecía ganarme otra bronca por parte de mis padres, pero entonces recordé las palabras de Charles. Tenía unos padres de mierda que intentaban controlar mi vida teniendo ya veinticinco años. Y entonces mi cabeza hizo click.

Pensaba ir a ese Grand Prix, y además con otro pensamiento. Iba a tener mi Reputation era tal y como Taylor la tuvo hace unos cuantos años. Si mis padres se creían que, por esa llamada, iba a achantarme y besarles el culo, estaban muy equivocados.

HEARTBREAK GIRL ; charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora