¿Y si os dijera que todo empezó por una simple y absurda pizza? Sí, sí, tal y como lo leéis, por una simple y absurda pizza. ¿Fascinante verdad? Pues lo cierto es que a mi no me lo pareció tanto, al menos en su momento no me lo pareció... Oh, a quie...
— Yo también, no puedo más. — Charles se dejó caer en la cama una vez se hubo asegurado que la segunda bolsa de basura que habíamos sacado de la habitación del barco estaba cerrada.
— Pienso pedirle a Arthur una compensación por esto.
— ¿A que ahora te arrepientes de haber sido tan buena?
— Oh, no sabes tu cuánto.
A diferencia de él yo me senté en el suelo. Sí, podría haberme tumbado con él en la cama, pero el suelo estaba más cerca y mis piernas ya no daban más. Si bien el camarote era más pequeño de lo esperado, eso no quitó que nos costara un par de horas dejarlo limpio.
Dos bolsas habíamos sacado, DOS, repletas de mierda hasta arriba. Teníamos una razón de peso para no poder con nuestra vida.
— ¿Qué le vas a pedir?
— Pues no lo sé, me lo pensaré. De momento solo sé que en que llegue a mi casa voy a caer rendida. Y eso va a ser todo un logro porque yo no me duermo al instante casi nunca.
— ¿Te cuesta mucho dormir?
— Desgraciadamente. Soy una overthinker de mierda. — Le dije con una leve sonrisa. — Cuando algo me preocupa no paro de darle vueltas, pienso en mil escenarios que podrían pasar para que luego, al final, no ocurran.
— Creo que eso tiene que ver también con...
— ¿La ansiedad?
— Iba a decir con la forma de cada uno, pero sí, con la ansiedad también. — Hizo una pequeña pausa y se cambió de postura para, ahora, estar tumbado boca arriba mirando en mi dirección. — ¿Padeces de ansiedad?
— No la tengo diagnosticada como tal, pero sí, sé que la tengo. Hace un par de años me dieron unos ataques muy fuertes. En la cuarentena. — Agregué siendo más explícita. — La universidad y la situación global pudo conmigo. Desde entonces bueno, manejarla me ha costado un poco.
— Es que no es fácil.
— ¿Tú también tienes?
— Tampoco me la han diagnosticado nunca, pero sí, sé que también la tengo.
— ¿Tu detonante qué fue?
— No creo que haga falta que responda a esa pregunta.
Claro. Ferrari. Que iba a ser si no.
— Se que siempre ha sido tu sueño, ¿pero de verdad te renta vestir de rojo y correr para ellos después de todo lo que te están haciendo?
