𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟯𝟬.

2.1K 104 40
                                    

⏝ ꦿ

⏝ ꦿ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⏝ ꦿ

𝐂𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐦𝐢 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐟𝐮𝐞 𝐜𝐚𝐩𝐚𝐳 𝐝𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐜𝐞𝐬𝐚𝐫 𝐞𝐬𝐚𝐬 𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨 𝐩𝐚𝐥𝐚𝐛𝐫𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 Charles pronunció con tanta seguridad, me quedé muda, y no del asombro, si no de lo mucho que calaron en mí. Mi mirada se quedó fija en él, en sus ojos verdes que no hacían más que observarme con detención, analizando cada gesto de mi rostro.

Sorpresa, agrado, felicidad y euforia, esos fueron los cuatro sentimientos que tanto y tan bien podían definirme en esos instantes, el tercero el mayor de todos.

Mi impulsividad, esta vez, había tenido una recompensa grata.

Sonreí genuinamente, mis mejillas tiñéndose de un rojo ligero.

Tenía tantas preguntas que hacerle, tanta curiosidad por saber cómo lo había descubierto, por conocer la razón de su seguridad, que no sabía ni por dónde empezar. Me costó ordenar mis ideas, dar el paso a ello, pero, para cuando fui a hablar, Charles se me adelantó.

Su mano se movió para quedar en mi mejilla, dejándome una pequeña caricia que, tras lo que habíamos compartido minutos antes, mostraba el contraste de lo que ambos podíamos llegar a ser.

Entrecerré los ojos brevemente, apoyándome ligeramente sobre esta y disfrutando de su contacto.

— ¿Te lo esperabas? — Preguntó con voz suave. Asentí.

— Las acciones valen más que mil palabras, Charles, así que sí. — Le confirmé. — ¿Y tú?

— Eres un libro abierto para mí, Eli, así que sí. — Me respondió de la misma manera en la que yo lo hice.

— No esperaba verbalizarlo ahora, la verdad es que pensaba decírtelo en otro momento. — Confesé. — Pero no me arrepiento.

— Yo tampoco.

— Aunque tengo curiosidad, y también preguntas.

— Y me las quieres hacer ahora, entiendo. — Dijo con una sonrisa.

— No pueden esperar, no.

— ¿Y qué hacemos con los demás?

— No notaran nuestra ausencia por el momento, y si lo hacen que les den. — Respondí sin mayor importancia.

— En ese caso, ¿qué quieres saber?

— Pues... ¿desde cuándo sabes que te gusto?

— Que pregunta más simple. — Se burló un poquito, a lo que yo me encogí de hombros.

— Bueno, yo soy simple. —Debatí. Bajó su mano para apoyarla en mi cintura. No se lo impedí.

— Desde el día de la llamada con tu padre.

HEARTBREAK GIRL ; charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora