𝗖𝗔𝗣𝗜́𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟯𝟮.

1.6K 105 47
                                    

⏝ ꦿ

⏝ ꦿ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

⏝ ꦿ

𝐂𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐭𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐞́ 𝐝𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐧𝐮𝐧𝐜𝐢𝐚𝐫 𝐞𝐬𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐥𝐚𝐛𝐫𝐚𝐬 𝐟𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐚 𝐙𝐨𝐞, 𝐞𝐥 𝐬𝐢𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨 reinó en el pasillo. A diferencia de lo esperado, ninguno se movió de su lugar. Y lo agradecí, tanto como que la modelo se encontrara frente a mí, dándome el espacio y tiempo suficiente para ordenar las ideas de mi mente.

Estaba cabreada y asqueada, sobre todo lo último. Nunca llegaría a comprender como las personas eran capaces de poner los cuernos con tanta facilidad, ni tampoco a entender como podían quedarse tan tranquilas después de ello. Porque sí, solo había que mirar a Cloe para saber que lo ocurrido no le carcomía por dentro ni lo más mínimo.

Y, en parte, no podía culparla. Ella no sabía que Charles era mi novio.

Podría haberlo soltado, andar enfurecida hacia ella, pegarle una hostia con toda la mano abierta y gritar a los cuatros vientos que qué coño se creía que estaba haciendo.

Pero ese no era mi estilo.

Mis venganzas, con el tiempo, se habían vuelto más elaboradas. También más duras. Cuando me jodían de forma tan íntima, nadie podía escaparse de mí. La culpa la tenía mi ascendente en escorpio, descubierto por Sabrina, por cierto, fanática de la carta astral y de los signos del zodiaco.

Era vengativa. Siempre lo había sido y siempre lo sería. Y no era bueno, porque eso traía, mayoritariamente, consecuencias negativas a mí vida. Sin embargo, ya era muy tarde para cambiarlo. Esa era mi forma de ser, gustara o no. 

Y por ello, esa vez, no iba a serlo menos.

Desde el momento en el que Zoe había abierto la boca para calmarme, mi mente ya había empezado a maquinar una forma de arruinarle lo que restaba de la velada a la zorra de los Piquet. Y había dado con ella.

Sonreí. Una de mis comisuras se alzó con maldad.

Aquello pilló desprevenida a Zoe, que me miró frunciendo el ceño, sus cejas juntas.

— Eliane, escúchame, no hagas ninguna locura. No sabes de lo que Cloe es capaz. — Me advirtió, yo ignorando su aviso, por supuesto. — Ha hecho que mi reputación se vaya al pique, no dejes que te ocurra lo mis...

— Tranquila. — Contesté con serenidad, apoyando una de mis manos sobre su hombro. — Se lo que me hago.

Me agaché para recoger el bolso del suelo. Lo sacudí un tanto y me lo coloqué en el hombro, comenzando a andar altivamente. En un par de pasos acabé frente a Charles y Cloe.

Primero la miré a ella, la cual alzó una ceja, después a él, mi rostro mostrando una expresión de pura indiferencia, contrastando con la preocupación que surcaba el suyo.

HEARTBREAK GIRL ; charles leclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora